Nazareno Casero, Brenda Gandini y Nicolás Pauls: El secreto de la vida


Una familia extraña y fallada (como todas)

Los actores comparten elenco en El secreto de la vida, de Muscari.

En la superficie, la apariencia de una familia como muchas otras. En el interior, un pack de excesos, conflictos y rispideces emocionales que todo lo abordan. Esa podría ser una pequeña descripción sobre El secreto de la vida, la nueva obra de José María Muscari (de miércoles a domingo en el Metropolitan Citi) donde un grupo familiar estalla contra el modelo clásico esperable. Y en ese contexto son nueve los eslabones parentales encabezados por Cecilia Rossetto, Gustavo Garzón, Manuel Callau, Andrea Politti, Emilia Mazer, María Socas, Nicolás Pauls, Brenda Gandini y Nazareno Casero, que le dan vida a la disfuncionalidad hecha clan.
Los últimos tres son los que, a días del estreno formal de la obra, destilan tranquilidad, y dicen haber dejado de lado el factor tensionante ligado a toda primera función. "Los estrenos son complicados porque uno quiere hacer las cosas bien pero se sufre mucho, y hasta hay nervios que juegan malas pasadas", dice Gandini. A su lado, Pauls comienza a develar lentamente parte del proceso de construcción de la nueva obra de Muscari: "El estreno de esta obra fue el comienzo de una nueva etapa, de más de dos meses de ensayos profundos, arduos y cansadores que revuelven todo. El mundo de Muscari pasa por esa construcción, algo que no se detiene nunca ni hasta en la última función. Tengo una experiencia anterior con José María y comprobé esto, con cambios. Lo que significa que no podés sentarte sobre lo que ya construiste como actor. Hay que estar atento siempre", aclara Nicolás.
Antes de ser parte viva de El secreto de la vida, tanto Pauls como Gandini y Casero estaban inmersos en proyectos muy disímiles. "Yo estaba volviendo de San Luis porque acompañé a mi padre para alambrar unos campos para poner unas vacas. Cuando volvía, veo un mensaje de texto con la posibilidad de participar de la obra, así que pedí que me manden el texto. Yo tenía referencias de Muscari muy buenas, y el elenco me pareció interesante", cuenta Casero.

Brenda Gandini: –Yo estaba haciendo una negociación para realizar una tira en octubre, pero a la vez estaba en un proyecto con mi hermana vinculado a la decoración con materiales reciclados, pero en un momento me llamó José para decirme que Vera Fogwill se desvinculaba de la obra por un problema personal y quería saber si yo me quería sumar a los ensayos que habían comenzado hace un mes. Eso, como actriz, me dio un poco de vértigo, pero a la vez pensé que era una apuesta. A mí todo lo que está menos resuelto me atrae, es como un signo de pregunta que quiero resolver. Además, fue una buena oportunidad para trabajar con José.
Nicolás Pauls: –En mi caso, estaba a punto de volver de Montevideo porque había ido a ver a Paul McCartney. Pero miré el celular y encontré un mensaje de Muscari donde me decía que quería ofrecerme algo. Como había trabajado con él, te diría que en ese entonces tenía decidido un 70% de conformidad, y sin haber leído el libro.
–Los tres parecen haber dado el sí casi de manera automática…
NP: –En algún punto, el libro no era lo más importante. Yo conocía su dinámica y aprendí mucho trabajando juntos. Por eso casi me sumé sin pensarlo, porque su dinámica es importante, es algo imperdible. Me gusta mucho entregarme a su mirada porque nadie sabe mejor que un director/escritor cómo tiene que ser su personaje. Entregarme a eso es lo más valiente que puedo hacer. Lo más importante es su mundo, así que volver a meterme a trabajar en una obra con él era lo interesante. Igual, esto es algo distinto a lo que hicimos porque es un teatro más grande, el elenco también lo es, es algo comercial como propuesta.
Nazareno Casero: –A mí me pasaba que siempre fui muy reacio al teatro porque no es a lo que estoy acostumbrado a laburar, ni con lo que sueño, porque me da un poco de miedo. Entiendo que es un lugar que te da training en el que debés estar seguro de tu letra, tu voz y no hay postproducción. Pero el vértigo es interesante y trabajar con Muscari me parecía un buen momento para también entrenar un poco, porque si no, hay un aburguesamiento, por lo menos en mi caso. En un programa grabado realmente estás una hora actuando de las muchas que estás ahí. Me pareció interesante lo de Muscari porque también es un fenómeno teatral de los últimos años, que creció muchísimo y con sustento, no con marketing. Recuerdo que me escribió un domingo y ya el miércoles estaba diciéndole que sí.
BG: –A mí me llamó un martes y el viernes ya estaba ensayando. La historia me gustó mucho porque había un combo interesante entre libro, personaje y director. Además, estaban mis ganas de trabajar con José. Quería conocerlo, ver cómo trabajaba y cómo era como persona.
–Muchos actores coinciden en ese plano. ¿Es tan difícil no sentirse atraído por el "mundo Muscari"?
BG: –Su teatro tiene un sello. Hay algo de sus obras que el algún punto están unidas y que te hacen decir: "Esto es Muscari."
NC: –Yo creo que genera curiosidad. Pero más allá de eso, los temas que toca la obra son como una cachetada que te da risa. Y el público da cuenta de eso porque, por más de que se trate de un drama, la gente se ríe.
–Como parte de esa familia tan particular, ¿observan que los gestos que interpretan tal vez los vieron en otra familia?
BG: –¡Sí, totalmente! Soy muy observadora de todo y no puedo evitar verlo.
NP: –Yo comienzo a ver gestos y actitudes de gente que conocí. Me gusta hacer ese juego.
NC: –En el caso de mi personaje, Robert, es un pibe que salió de rehabilitación pero no lo veo como si hubiera tenido problemas con las drogas, sino como alguien que tuvo que llamar la atención de esa manera. Y conozco personajes así, entonces entiendo por dónde viene el conflicto. Robert es frágil emocionalmente.
–De alguna manera, lo que propone Muscari y su mundo pasa por desacralizar a la familia…
NP: –A él le gusta ver todo eso en su propia familia. Él escribe a partir de su historia personal. No hay duda de que después de compartir tiempo con él en otros proyectos, lo que relata esta obra viene de sus vivencias. Él está presente en cada uno de sus personajes porque tiene una necesidad de exhibirlos porque son muy ricos y porque en un punto todos estamos falladísimos. La obra muestra personajes que son muy sinceros en un momento.
–¿Tal vez en todos esos sinceramientos está el secreto de la vida?
NP: –Absolutamente. La obra llega a momentos donde se ve con claridad cuando las cosas explotan familiarmente hablando.
BG: –Igual creo que nuestra generación es la que rompió con cosas. José toca estos temas que traen controversias porque es parte de otra manera de ver lo que nos rodea. Él trae las cosas de manera natural y por eso me gusta su teatro.
NC: –Nunca tuve una imagen de familia esperable. Por suerte, me caen bien muchos integrantes de mi familia, pero si no, no tendría mucho contacto. Con mi madre a veces no nos vemos por meses y con mi padre nos vemos pero tal vez por cosas que van más allá de la familia. Hace años que no nos juntamos a comer como familia. Me encanta que se le toque un poco el culo a este canon de cómo tiene que ser la familia, y por suerte he sido criado en una anarquía bastante benévola.  Me parece interesante tocar temas sensibles y que venga la gente y se cague de la risa, deje conceptos de lado y se rían de una madre borracha, de las hijas lesbianas que van a tener un hijo, del pibe drogadicto, del gigoló. Me parece fantástico que se pueda transgredir de esa manera en un teatro comercial. «


Sus experiencias y miradas de hijos

Tanto Nazareno como Nicolás y Brenda son hijos de familias notorias o con nombres afines al mundo del espectáculo. ¿Pero qué feedback tienen los tres de su familia? Gandini ofrece pistas al respecto. “Tengo padres muy diferentes. Un padre con una cabeza muy cerrada que se crió en un ambiente muy difícil. Es estricto con lo que está bien y está mal, con llegar virgen al matrimonio”, aclara la hija de Daniela Cardone.
– Nazareno Casero: ¿Y cómo andás vos con ese tema?
BG: Imaginate que a los tres meses de novia ya quedé embarazada (risas).
Nicolás Pauls: En mi caso no se habla de trabajo. Mi viejo murió antes de hacer mi rol en Shangay (el otro trabajo con Muscari) pero siento que le hubiese encantando esa obra, hasta me lo imagino riéndose. A mis hermanos les gustó mucho lo anterior que hice. Con ellos sí a veces hablamos y nos contamos qué estamos haciendo.
NC: Mirá, si me estaciono una bicicleta en el culo, mi madre lo va a celebrar (risas generales). Ella es un poco así porque le encanta lo que hago, y su mirada me tiene mucho cariño. Ella celebra que haga lo que yo elijo y es muy cariñosa a su estilo. Mi padre me pregunta: "¿Cómo te está yendo? ¿Cómo es Muscari?", y también me hace preguntas con cosas técnicas de la obra, muchas. Yo me crié de una manera libre, así que a los cinco o seis años mi viejo me llevaba al Parakultural, y como vivíamos en Moreno la familia iba a ese lugar toda junta. Mi hermana juntaba botellas de cerveza en el lugar o se quedaba por ahí, mientras que cuando yo me iba a dormir lo hacía en un ataúd de utilería, me tapaban Batato Barea, Mosquito Sancineto y todos esos personajes a los que habrás escuchado nombrar. Todos esos tipos del under me adoraban, y ahí mi viejo era La Casero y yo La Caserito (más risas). Entonces, que venga un drag queen a taparme arriba de un ataúd... a partir de eso no me asombra nada. Así que si vienen y me dicen que tenemos que hacer una historia basada en un Hitler travesti yo la hago. Me criaron sin tabúes.


Un director que sabe lo que quiere

Trabajar con José María Muscari es algo que muchos actores quieren en la actualidad, en especial tras conocer las experiencias de sus colegas. Nicolás Pauls fue dirigido por él en Shangay años atrás, cuando interpretaba a un personaje gay. Hoy es el único de El sentido de la vida que vuelve a incursionar bajo sus órdenes. "Me agrada mucho trabajar con él. Su dinámica te permite crecer y celebro que eso vuelva a suceder. Pero este personaje, a diferencia del anterior que era absolutamente homosexual, va a ir hacia el lado que le proponga una mejor vida porque es un oportunista total. Y si mañana aparece una oferta rara pero conveniente, el tipo no lo duda. Por eso es una persona que va para donde el viento le diga. Sobre el trabajo, le pregunté mucho fue en Shangay, sin embargo ahora me entrego a sus directivas", dice Nicolás.
Brenda Gandini: "Para mí era la primera vez. Me di cuenta que es una persona muy exigente y obsesiva con lo que quiere. En el primer ensayo me pidió cosas que eran terribles, así que me preguntaba seguido a mí misma qué me estaba pidiendo. En ese primer ensayo me di cuenta que era algo de verdad lo que estábamos haciendo y que teníamos que laburar mucho. Estoy personalmente muy contento porque sabe lo que quiere y te lleva ahí. Dicen que no hay malos actores sino que existen malos directores (risas). Es un laburo de a dos, y mucho más si ese director escribe. "Confiá, confiá en lo que estás haciendo", me decía, y eso es muy alentador.
Nazareno Casero: "Yo fui con incertidumbre y quería ver con qué me encontraba. En los primeros cinco minutos de su habla se ganó mi respeto. 'No me interesan sus egos y todo lo que tengan que poner de eso lo ponen arriba del escenario. No me interesan sus anécdotas. Eso lo hablan después', nos dijo ese primer día. Así que todo lo que pensaba que me iba a encontrar no estaba, entonces eso me predispuso de una manera interesante. Y que un tipo vaya ajustando la actuación como él lo hace, te ayuda.


Funciones

El secreto de la vida se presenta miércoles y jueves a las 20, viernes y sábados a las 22 y domingos a las 21 en el Teatro Metropolitan Citi. Av. Corrientes 1343. Completan el elenco Manuel Callau, Cecilia Rossetto, Gustavo Garzón, Andrea Politti, Emilia Mazer y María Socas.

Fuente: Tiempo Argentino

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