Rodolfo Walsh y Gardel


Crónica de una espera

Con la libertad que da la ficción, la obra de David Viñas construye una abstracción de una personalidad sobre la que siempre se han buscado certezas.

Aunque refleje una situación límite, no es ésta una crónica tibia ni compasiva. Esto es ya una rareza, como lo es el hecho de que se intente una abstracción de una personalidad sobre la cual se han buscado empeñosamente certezas. Estas libertades responden al campo de la ficción y es sabido que no todos se pliegan a fantasear con lo documentado. En principio, para el espectador de esta pieza de David Viñas es complejo prescindir de la figura del escritor, periodista y militante Rodolfo Walsh, aun cuando el director de este montaje haya manifestado que no se trata de teatro-documento. Si es o no en lo esencial el verdadero Walsh será materia de controversia. Lo que tal vez genere acuerdo es aquello que se va dibujando en el transcurso de la obra: el retrato de un hombre que decide elegirse a cada instante. Adherir a esto no acabará con el escepticismo respecto de la “universalidad” del personaje, pero tal vez ayude a aceptarlo como figura de una ficción. En este aspecto la puesta en el Salón Dorado del Cervantes sigue fiel al original del autor que, entre otras invenciones, enclaustra al protagonista en un único ámbito y con una única comunicación con el afuera a través de un teléfono. Es en ese interior –bien diferente del montaje de 1993, el primero de esta obra– donde Viñas imaginó una espera. Los amigos de este Walsh le habían dicho que se cuidara y la anónima voz que le llega a través del teléfono, que lo tienen cercado.

La espera –siempre tan teatral– le pone marco al contrapunto entre opresión y rebeldía, acoso e ilusoria salvación en un tiempo dominado por la ceguera de la sociedad ante su propia historia. Los desajustes del texto –que no se desarrolla precisamente sobre un modelo, poética o género, sino sobre varios y superpuestos– permiten de todas formas ver estados que si bien no conforman una historia traen a un primer plano definiciones respecto de lo que emociona al personaje y lo que quiere, párrafos rebeldes en los que multiplica voces y diatribas en contra de una sociedad que ha tomado como única realidad a la dictadura.

Más en Página/12

RODOLFO WALSH Y GARDEL

De David Viñas

Intérprete: Alejo García Pintos

Música: Malena Graciosi

Diseño de iluminación: Lautaro

Asistencia de dirección: Marcelo Méndez

Dirección: Jorge Graciosi

Lugar: Sala Luisa Vehil (Salón Dorado) del Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815. Funciones: jueves, viernes y sábado a las 19, domingo a las 18:30. Tel. 4816-4224. Localidades: 25 pesos

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