La disputa

Sobre la infidelidad y los géneros

Una obra del siglo XVIII, que vuelve con aires frescos e ímpetu juvenil

Despojado de los firuletes rococó con que se lo ha representado tradicionalmente, el teatro de Pierre Carlet de Chamblain de Marivaux (1688-1763) muestra hoy su vigorosa musculatura y su sólido esqueleto. Fue el dramaturgo francés más resonante en la primera mitad del siglo XVIII, junto con Voltaire. Los enciclopedistas lo consideraron un autor menor, y ese calificativo -que relegó a Marivaux al limitado ejercicio de una galantería ingeniosa, pródiga en mohines y reverencias- perduró hasta que, desde 1950, comenzó a ser rehabilitado por los grandes directores de su país: Vitez, Vilar, Planchon, Chéreau. En su Historia de la literatura francesa , Emile Faguet lo define como "el pintor del amor naciente, que se ignora aún, o que se descubre y se interroga, y que se desarrolla al interrogarse y crece al definirse".

La trama de La disputa (estrenada en 1744) se anticipa en casi medio siglo a Così Fan Tutte (1790), la ópera de Mozart sobre libreto de Da Ponte, desde la visión de la inconstancia femenina. Ambos libretos coinciden en el género: el cuento moral, tan caro a Voltaire y cuyos ecos alcanzarían, a fines del XVIII, a Laclos ( Las relaciones peligrosas ) y al marqués de Sade. Aquí se trata de una pareja noble que asiste, desde un escondite, al encuentro de dos pares de adolescentes que, por capricho de un déspota ilustrado, fueron criados cada uno en total aislamiento de sus congéneres y del mundo todo, salvo el matrimonio de criados que los atiende.

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En el Teatro del Sur, Venezuela 2255, los domingos a las 20.

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