Vedettísima

Mucho lujo y pocas luces

La revista de Santiago Bal y Carmen Barbieri tiene una gran producción, pero flaquea en el contenido. Se destaca Matías Alé.

El matrimonio de Carmen Barbieri y Santiago Bal inauguró esta temporada de verano su propia compañía teatral de revista, con el propósito de que se prolongue en el tiempo y presente, año tras año, nuevos espectáculos. Vedettísima debutó en Mar del Plata en el teatro Atlas y sorprendió por el costosísimo despliegue que ofrece sobre el escenario. Ellos lo advirtieron: querían hacer el show más lujoso; "nada de plástico, todo strass", había declarado Carmen en Clarín. Y allí están los imponentes trajes (el vestuario es auténticamente majestuoso), las enormes plumas, las altas escaleras: una verdadera superproducción. Pero ante tanta pompa, el contenido no resulta proporcional, ni es parejo. Se espera más de lo que se encuentra.

Por otra parte, Vedettísima dura más de dos horas: los sketches y algunos números coreográficos son demasiado extensos. Un ajuste en los tiempos haría ganar agilidad al show y sostener la atención de los espectadores.

Esta revista que se propone evocar a los que brillaron en la época de oro del género -está dedicada, dice la voz en off al comienzo, a Carlos A. Petit-, tiene como figura central a la hija de Alfredo Barbieri: Carmen le brinda un homenaje a su padre en un segmento del show.

El espectáculo permite el lucimiento de Matías Alé. Como cortinero, actor en los sketches y bailarín en los cuadros coreográficos se desenvuelve con gracia y naturalidad. El cuadro mejor realizado es el que recrea un casamiento judío -el marido en cuestión es Alé-: la danza típica que cierra el número es el momento más logrado de la puesta.

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