Sombras en la mente
Nota del 29 de noviembre
Radiografía de un neuropsiquiátrico
Luis Agustoni escribió un texto sobre la salud mental
Si hay algo que resulta difícil de llevar a escena es el tema de la locura, y hacia allí apunta la iniciativa de Luis Agustoni al escribir esta obra, que le permite, además de plantear la situación de los personajes, también hablar de otra realidad: la de la aparente "salud mental" de la gente común, de los problemas personales, de los profesionales, de la corrupción de los funcionarios, de la ineptitud de los políticos.
Como se ve, es una propuesta bastante ambiciosa de la que el autor sale airoso, aunque algunos temas están tratados superficialmente. A pesar de esto, el texto se sostiene por valores propios.
Las causas que llevan a una persona a un neuropsiquiátrico son tantas como los pacientes mismos, pero en esta ocasión el autor presenta tres casos de enfermos: el paranoico, el esquizofrénico y la bipolar. Frente a ellos, un profesional que decidió optar por trabajar en una institución oficial antes que en la actividad privada, que le redituaría mayores beneficios económicos y de prestigio.
Claro que esta decisión que toma le trae aparejado un conflicto matrimonial, y no es el único problema que se le presenta. Además, se suma su afán de mantener una línea de conducta en un recinto donde la corrupción es moneda corriente. En consecuencia, no resulta fácil para el nuevo psiquiatra mantener sus ideales y su trabajo, conflicto que se verá resuelto en el desenlace.
Integran el elenco actores noveles que se distinguen por la entrega y el compromiso que vuelcan sobre el escenario. Pero cuando en él participa un actor de la trayectoria de Luis Agustoni, es su propio trabajo el que establece el desnivel, ya que se hace evidente la gran diferencia que marca la experiencia escénica.
Claro que en este reparo también tiene que ver Miguel Kot, en la dirección de actores, que no supo corregir algunas composiciones que, por ser exteriores, resultan poco convincentes.
Fuente: La Nación
En El Ojo, Perón 2115. Duración: 80 minutos.
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