Guillermo Bredeston: La jaula de las locas

"No me alegra volver a actuar"

Regresa al teatro después de 15 años con "La jaula de las locas". Y dice, un poco en broma, que ya está arrepentido.

Está arrepentido de volver a actuar?", se le pregunta, después de tanto lamento. "Sí, por supuesto", dice, y se queda en silencio.

Aunque él lo afirma, no resulta demasiado creíble. "No sé por qué no me creen que no me alegra volver a actuar. Ni los amigos, ni mi familia me creen", dice Guillermo Bredeston, con una sonrisa que delata algo de mentira. Lo dice en el departamento que comparte con su mujer, Nora Cárpena. Y conversa en el living -una auténtica exposición de fotos familiares- sobre La jaula de las locas y otras cuestiones.

Su aspecto circunspecto, su gesto serio, las frases cortas suponen un hombre más bien parco. Pero apenas avanzada la conversación, es fácil advertir que se trata de un hombre amable, que usa la ironía con una sutileza grandiosa y que accede al contrapunto con inteligencia y buen humor.

Hace aproximadamente quince años decidió abandonar la profesión de actor. Pero en un par de ocasiones fue tentado para reincidir. La última vez que subió a un escenario fue en 2002, en el teatro Real del hotel Costa Galana, de Mar del Plata, pero ahí sólo ofició de presentador de un espectáculo humorístico-musical con Chico Novarro, Emilio Disi y otros. Antes, en 2001, "hice una transgresión a mí mismo, porque ya había dejado de actuar. Pero me surgió la idea de hacer una obra, Los galanes peinan canas, con Satur y Bebán, un espectáculo soberbio", repasa y se interna en el recuerdo de esa pieza que disfrutó enormemente y en la que los tres galanes de antaño, con sus nombres reales,subían a escena para jugar a ser ellos mismos.

¿Por qué había dejado de actuar?

Porque estaba fatigado. Dejé de actuar, pero seguí como productor y sigo. Como actor, dije: "Basta, no quiero subir más a un escenario". La decisión la tomé después de hacer Soufflé, en el Atlas de Mar del Plata.

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