Diego Gentile

Con la vocación marcada

En cuanto pudo viajar en colectivo, se anotó para estudiar teatro con Agustín Alezzo. Actualmente, está en tres obras de teatro y ya hizo varios papeles en televisión.

A los trece años, Diego Gentile aprendió el recorrido en colectivo desde la casa de sus padres en Floresta hasta el estudio de Agustín Alezzo. Así comenzó el tránsito de su formación como actor. Sin embargo, de niño despuntaba el deseo de alcanzar el oficio. "De chico siempre le pedía a mi mamá que me llevé a la tele —dice Gentile— y ella me contestaba que me dejara de joder. Creo que mi insistencia tiene que ver con la vocación, algo me hacía querer ser actor desde siempre y apenas aprendí a andar en colectivo me mandé a estudiar teatro. Llegué a lo de Alezzo porque mi viejo me dijo tengo un compañero de trabajo que estudió con un tipo y te conseguí el teléfono. Tuve una entrevista con con él, pedí media beca y arranqué el taller. Estuve cinco años."

El primer trabajo de Gentile fue una versión, que realizó con siete compañeros del taller de Alezzo, de Cuentos de la hora de acostarse de Sean O' Casey. Sin embargo, luego de la función, el maestro les brindó a sus alumnos una devolución lapidaria. "Fue muy generoso con la devolución, pero nos liquidó —explica Gentile—. Dijo lo que pensaba realmente del trabajo, nos comparó con una forma de entender el teatro y el humor a lo Francella. Igual, nosotros la pasamos muy bien".

De ese modo arma la memoria de su oficio el actor de 32 años, que actualmente trabaja en tres destacadas obras del circuito alternativo porteño: La noche canta sus canciones, Teatro para pájaros, ambas dirigidas por Daniel Veronese; y Revolución de un mundo, de Inés Saavedra y Damián Dreizik. Además, esta temporada participó en Antes, de Pablo Messiez y en Cuentos putos, que se presentó en el Rojas con dirección de Inés Saavedra. En total, hizo cinco obras en el año.

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