Tercer cuerpo


Nota del 11 de octubre

Calidad escénica

Historias mínimas, lúcido uso del espacio y un elenco muy afilado en la última producción de Timbre 4.

Tercer cuerpo es el edificio olvidado de un organismo público donde permanecen y confluyen, circunstancialmente, los personajes de la última obra escrita y dirigida por Claudio Tolcachir. Si en La omisión de la familia Coleman la tragedia era evidente y los personajes elaboraban todo tipo de ardides para ignorarla, en Tercer cuerpo, Sandra, Manuel, Héctor, Sofía y Moni toman la decisión de maniobrar sus destinos. Y el resultado de ese intento, por parte de los protagonistas, produce gestos afectivos tan magros como dolientes.

Esta obra atraviesa la frustrante necesidad de tener un hijo en mujeres que rozan los cuarenta, la soledad, el abandono, la imposibilidad no sólo de dar sino de recibir amor en una pareja, el desconocimiento entre quienes comparten a diario la vida laboral. Y en el tratamiento de este recorrido, Tolcachir y su elenco alcanzan una profunda sensibilidad y calidad escénica.

Sandra, Héctor y Moni quedaron rezagados de la mudanza de una oficina pública. Los tres trabajan anclados en un tiempo de papeles amarillos, máquinas Olivetti y tareas innecesarias de empleados públicos. Paralelamente, se desarrolla la trama de Manu y Sofía, una pareja devorada por el desamor. Esos dos mundos, aparentemente distanciados, se estrechan en un desarrollo inesperado.

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