Cariño Yacaré


La isla de las ilusiones

Noralih Gago y Gimena Riestra son, en escena, una madre y una hija glamorosas. En el fondo, están a la espera, ansiosas, de que alguien las rescate.

El glamour de la época dorada de Hollywood se estrella contra la triste realidad de la supervivencia. En el micromundo de un pantano, madre e hija se enfrentan con sus miedos, fantasmas y rencores y hacen lo que pueden para sostener sus ilusiones. Con esa materia prima, Gimena Riestra escribió Cariño Yacaré, una parodia -entre otras cosas- a los estereotipos hollywoodenses como Bette Davis o Joan Crawford. Y ubica a Casandra Lange, diva de la época y a su hija Lizzy, caprichosa y sufrida, en un islote al que llegan escapando de un inexplicable bombardeo a los grandes estudios de cine.

Noralih Gago compone a Casandra y la propia Riestra, a Lizzy, dirigidas por Juan Parodi, formando un equipo que, como ya demostró otras veces (entre ellas con la genial 3340. Con humos de cabaret) que sabe cómo manejarse con soltura en este género que mezcla, sobre todo, humor y música. Casandra y Lizzy, solas y desoladas, esperan ansiosamente que alguien las rescate. Pero el fango en el que se hunden no es sólo el del pantano donde se cobijan.

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