Darío Grandinetti: Baraka


La amistad y sus límites

El actor volvió a juntarse arriba de un escenario con Juan Leyrado, Jorge Marrale y Hugo Arana. La obra elegida, bajo la dirección de Javier Daulte, propone una reflexión sobre los vínculos afectivos, en tono de comedia dramática.

Escrita en 2002 por la dramaturga holandesa María Goos, Baraka propone una reflexión sobre la amistad en tono de comedia dramática. Presentada en el prestigioso teatro londinense Old Vic y ganadora de varios premios, la pieza se está presentando en el Metropolitan bajo la dirección de Javier Daulte (autor de Criminal y La felicidad, entre otras) y la interpretación de Darío Grandinetti, Juan Leyrado, Jorge Marrale y Hugo Arana. Baraka es una de esas obras de las cuales no es posible adelantar demasiado las situaciones que plantea para no dejar al descubierto sus costados sorpresivos. Basta con saber que sus cuatro personajes –un político en ascenso, un artista frustrado que comete un ilícito, un director de teatro inescrupuloso y un abogado que retoma su profesión después de pasar una temporada en un neuropsiquiátrico– permiten elaborar una reflexión sobre la amistad y sus límites, sobre el poder transformador del tiempo sobre las personas y sus vínculos. Seguramente que, para no revelar el derrotero de la historia ya desde el vamos, la versión española cambió el título original, Cloaca, por el de Baraka, palabra que en la obra funciona a modo de saludo entre los amigos: “Baraka es un grito de guerra, un modo de encontrarse de estos personajes –aclara Grandinetti en una entrevista con PáginaI12–, pero nosotros supimos que en árabe esa palabra significa fortuna o aliento de vida”, completa.

Del elenco, del que también participa Paula Kohan, sólo Grandinetti y Leyrado habían trabajado con Daulte, cuando el dramaturgo, junto a Alejandro Tantanian, era el guionista del unitario Fiscales. “Los cuatro conocemos su trabajo y nos parece muy creativo –señala el actor–. Pero cuando pensamos llamarlo para que dirigiera este proyecto pensamos que no iba a aceptar porque además de dirigir y escribir sabemos que viaja mucho, porque dirige un teatro (la sala Villarroel) en Barcelona.” Grandinetti considera que, si hay algo distintivo del teatro del autor es el dinamismo que les imprime a todas sus puestas, un rasgo sin dudas definitorio de Baraka.

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La reflexión de Daulte

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