Rose


Una actriz notable

La muerte, superada por un impulso vital, según Sherman

En apenas 80 minutos toda la vida de Rose tomará cuerpo. Una mujer octogenaria, judía, polaca, que tuvo muchos sueños, pero que se convirtieron en alucinaciones al no poder superar la realidad histórica que le tocó vivir, reñida con los conceptos más elementales de humanidad.

Desde la pobreza de su niñez, en un pueblito sin futuro; la invasión y devastación de los cosacos; la humillación por el hacinamiento humano y el hambre en el gueto de Varsovia que imponían los nazis; su tan anhelado viaje a la tierra prometida; la expulsión de una Palestina que prometía el bálsamo de la seguridad; la llegada a los indiferentes puertos europeos, apáticos frente al dolor de los despojados peregrinos; hasta la llegada a aquella América (Estados Unidos) que parecía tan lejana y tan ajena; todo estará en escena. Muchas cosas le pasaron a Rose y otras le dejaron de pasar, las suficientes como para pensar que, a pesar de su condición de judía, tenía un ángel custodio. En este largo trajinar por una vida cuyo mañana parecía no llegar nunca para cumplir con sus deseos, Rose tuvo muchas pérdidas afectivas, padre, madre, hermanos, hija, tres maridos, pero pudo seguir adelante, esquivando la adversidad. Ahora sólo le queda esperar su propia muerte, a la que quiere encontrar sin sobresaltos y plácidamente. Porque es en la muerte donde ella se va a encontrar con un pasado que parece no tener lugar en el presente que le ofrecen sus hijos y nietos en Israel. Vivió y sufrió lo suficiente como para no querer que se repitan los odios del ayer frente a la discriminación e intolerancia que imponen los protagonistas de la historia política y religiosa contemporánea.

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