Mujeres en el baño


Mujeres en el baño

El detrás de escena de un detrás de escena. Cómo se preparan las seis mujeres que cuentan lo que sucede, puertas adentro, en los baños femeninos. La obra pasó del off a la avenida Corrientes.

La respuesta al gran interrogante masculino acerca de qué hacen las mujeres (tanto tiempo) en el baño, brota -en parte- en este detrás de escena. En dos alborotados camarines del Picadilly se reparten seis mujeres, que entran y salen hablando a los gritos, en un paisaje que comprende desde siliconas apiladas de a media docena a ropa interior de diseño extravagante.

Apenas hay que pedir permiso para que las seis actrices de Mujeres en el baño (Josefina Lamarre, Cecilia Rainero, Leticia Torres, Raquel Ameri, Melina Milone y Eugenia Iturbe) y la directora (Mariela Asensio) abran su mundo privado sin pudores. El fotógrafo las persigue y parece que no hay inhibiciones corporales a la vista. Adelante, invitan en paños menores, y en las escenas de backstage el grupo se transforma en una suerte de adolescentes en pleno viaje de egresados.

Faltan más de dos horas para salir a escena y los mensajes de texto con buenos augurios para el reestreno (pasaron del off al Picadilly) reemplazan a las clásicas flores. Conviven hacinados cajas de cien chicles frutales con tules de todos los colores, depiladoras, charango, lencería erótica y deportiva (cada una utiliza cuatro conjuntos distintos en el escenario) y barras de rubor que podrían contarse de a kilos.

¿Los temas recurrentes antes de la función? "Sexo, hombres, trabajo y familia en ese orden", dispara en velocidad una de las actrices, mientras otra relata su odisea como madre para lograr dormir al niño al menos tres horas por noche.

En segundos nomás, se asoma Héctor, el productor, y por lo bajo se escucha un Bendito tú eres entre tanta hembra. El hombre acerca pícaro varias botellas y las chicas agradecen el "combustible" obsequiado, licor de melón y vodka para brindar.

Retrasada llega ahora una de las mujeres del equipo, al grito de Perdón, por haber sido víctima de un piquete. Cada cual elige su silicona para "aumentar la delantera". Faltan minutos nomás para que el telón se abra. Un ritual budista copa los pasillos del teatro. Primero el team grita "Somos las Chicas Superpoderosas". Después, repiten la frase Nam myoho renge kio, "un dicho sagrado proveniente de la ley mística del sutra del loto", explica Asensio. La sala está repleta. Mujeres al borde de un ataque de nervios.

En Clarín - 18/06/08

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