Carlos Rivas y Gabriela Toscano: Cómo aprendí a manejar


Un matrimonio muy teatral

El director y la actriz se caracterizan por hacer obras de teatro comerciales de muy buena calidad; tienen su grupo y un productor fiel que confía en ellos

Empecemos por el principio. ¿De qué se trata Cómo aprendí a manejar , la elogiada obra de Paula Voguel, a cargo del mismo equipo de La prueba y La duda ?

"Se trata de la historia de una niña que vive dentro de una familia que, indirectamente, hace que crezca más rápido de lo que tiene que crecer. La familia la erotiza, pero ella es sólo el emergente de un entorno más allá de todo lo que le pasa", cuenta Gabriela Toscano, protagonista de la pieza junto con Gustavo Garzón, María José Gabin, Abián Vainstein y Mariana Melinc. "Se trata de qué hace uno, como adulto, para ayudar a los chicos a entrar a este mundo cruel en el que nosotros ya aprendimos las reglas pero ellos, no", apunta a su turno Carlos Rivas, el director del trabajo que se estrena el viernes, en el Lorange. Y que, además, es su esposo.

Desde otra óptica, cuando Checho, técnico de sonido del montaje, terminó de ver una pasada, fue mucho más directo: "Cuando empezó, me dije: «¡Huy, Rivas se fue al carajo..! ¿Esto es un grotesco? ¿Es una comedia?». Ahora, ¿ves?, mirá cómo tengo la piel...". Y la piel de gallina de Checho, como todos sabemos, es un tester infalible. Así es la obra en la que a la tal Lil y a su tío Peck les tocó vivir en medio de un clima en el que los límites de las pautas sexuales están en duda, están a prueba.

Hay otra cosa cierta: después del éxito de críticas, premios, repercusión de público que merecidamente tuvieron los dos trabajos anteriores, Rivas y su gente se han transformado en exponentes de un teatro comercial de calidad. Un tipo de teatro que cualquiera, yo mismo, podría llamar como "teatro serio" (y las comillas son fundamentales en esta afirmación tan dudosa). ¿Qué ingredientes formarían parte de ese combo? Ni ellos lo saben. Por lo pronto, se dibujan algunas coordenadas en este tríptico en el cual, por ejemplo, tienen en común elencos no muy numerosos y el apelar a textos fuertes de lengua inglesa.

"Tengo una tendencia a reparar en el teatro de lengua inglesa porque siempre me ha interesado mucho. Por otra parte, la cantidad de personajes es una cuestión de producción. Ya casi los autores no escriben obras para más de cinco o seis personajes, cosa que viene desde hace mucho tiempo y que es verdaderamente lamentable -apunta el talentoso director-. Podría sumar otra coordenada, como vos decías antes: creo en el teatro de los autores. En los últimos años, se ha valorizado mucho la figura del director, del director-autor... Sin embargo, para mí, la palabra es muy importante. Y quiero que esa palabra tenga algún eco en la comunidad, aunque lo que te estoy diciendo te suene un poco setentista."

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