El barbero de Sevilla


Los chicos llenaron el hall del Colón

Ayer a la mañana, cientos de niños y adultos disfrutaron de la función gratuita de la ópera de Rossini, con la que se celebró el centenario del teatro.

Ni los desprolijos andamios que envuelven y ocultan la fachada señorial del Teatro Colón ni la melancolía a la que predisponía la luz grisácea del día consiguieron desalentar a los muchos padres que, respondiendo a la invitación de la Fundación Konex, vistieron ayer a la mañana a sus niños con ropa de festejo para celebrar el centenario del teatro.

Adultos que combatían el frío golpeando acompasadamente sus pies contra las baldosas de la calle Tucumán y esperaban con paciencia que se habilitara la entrada, apostando a que ese gran templo de la ópera encendiera el amor por la música en esos chicos risueños que, ajenos al mundo, incrementaban su excitación con cada velocísimo giro impulsado por sus livianos cuerpos alrededor de los omnipresentes caños de hierro.

La larga y serpenteante fila indicaba que la convocatoria libre y gratuita -sin entrega previa de localidades- había superado las expectativas de la organización y, ya desde el Pasaje de los Carruajes, no era difícil anticipar el desborde que sufriría el majestuoso foyer, uno de los pocos espacios todavía transitables dentro del teatro, cuando esa multitud intentara encontrar un sitio para disfrutar de El barbero de Sevilla, la ópera de Rossini traducida al castellano, reducida y adaptada para pequeño conjunto de cámara.

En Clarín

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