Azul y la Navidad
Todos los colores del azul
Por Hernán Salcedo
Checha vuelve al pueblo a celebrar la Navidad a la casa de su hermana Virginia. A la particularidad de vivir en dos lugares alejados se suma la distancia del vínculo porque Checha y Virginia hace seis años que no se hablan.
Pero todas las miradas apuntan en otro sentido: la última vez que Azul, la hija de Checha, vio a sus tíos y primos, se llamaba Juan Cruz.
“Azul y la Navidad” es una comedia dramática inteligente y divertida. Con escenas breves tejidas a un ritmo inmejorable, llevadas con actuaciones excelentes y diálogos dinámicos, la última creación de Lorena Romanin es un nuevo ejemplo de que en el teatro realista se pueden contar historias de calidad, entretenidas, sensibles, que van de lo superficial y lo cotidiano a lo profundo de los sentimientos y de las relaciones humanas. Todo con un lenguaje al alcance de la mano, al alcance de nuestras vidas. Con una mirada fina y respetuosa sobre la sociedad actual, esta vez con el foco puesto en la transición de género.
Las preguntas que se hacen los primos de Azul, los esfuerzos de los tíos por acompañar y comprender, el choque entre las ideas progresistas y las conservadoras que atraviesan a cualquier familia del país, flotan en el aire y son el material principal con el que van creciendo los personajes.
Tanto en la escritura como en la dirección, se ve el amor y el respeto que Romanin tiene por sus personajes, con sus características, sus contradicciones, sus fortalezas y sus debilidades. Los reúne para que junto a ellos nos hagamos preguntas, dudemos de nuestras certezas y nos enfrentemos a la fragilidad de los vínculos y al misterio de conocer a otros. El teatro como espejo donde mirarnos y reflexionar.
El universo de esta obra, así como sus logros, conversan de algún modo con espectáculos anteriores de Romanin, como “Todo lo posible” o la premiada “Como si pasara un tren”, que tuvo versiones en otros países. “Azul y la Navidad” continúa la línea de acercar vidas comunes en situaciones conmovedoras.
¿Quiénes somos a la hora de mirarnos a los ojos? ¿Sabemos escuchar? ¿Cómo son nuestros hermanos, qué piensan? ¿A quiénes queremos? ¿Nuestros afectos nos conocen realmente? ¿Qué cambia cuando alguien cambia? ¿Somos prejuiciosos? ¿Entendemos a los demás?
Con un abrazo se puede iniciar un encuentro o una despedida. Y a veces nos sentimos más cerca de alguien que está lejos que de quienes tenemos al lado.
Las funciones son los lunes, a las 20, en El Galpón de Guevara, ubicado en Guevara 326, CABA (Chacarita).
Azul y la Navidad
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