Como si pasara un tren


Un bello viaje entre sonrisas y emociones

Por Hernán Salcedo

El campo frente a la ciudad. Los padres frente a los hijos. El condicionamiento social frente a la libertad individual. De esto y de mucho más habla Lorena Romanin en “Como si pasara un tren”, una obra que ya va por su sexta temporada, fue montada por compañías teatrales de otros países, y ahora puede verse en el Teatro Picadero, en pleno circuito comercial de la calle Corrientes.

Una historia emotiva, actuaciones maravillosas y una dirección cuidada dan forma a esta comedia dramática bella de la que no se sale indiferente.

La obra transcurre en una casa en un pueblo en algún lugar del país. Un joven (Guido Botto Fiora) vive al abrigo extremo de una madre (Silvia Villazur) sobreprotectora. Llega desde la ciudad una prima (Luciana Grasso), enviada como castigo a pasar unos días a la casa de su tía. La irrupción de este personaje dibuja el triángulo teatral que desordena la supuesta normalidad de esa familia de dos, acompañando las preguntas de su primo y haciéndole frente a las formas de su tía.

La madre, autoritaria y temerosa, cree que la manera de cuidar a su hijo es tratar esa casa donde viven como un refugio a salvo del peligro del exterior. El joven tiene a la vez su propio refugio: un tren eléctrico de juguete en el que permanentemente se sumerge a pasar el tiempo. Y ese tren, ese juego, es metáfora de su sueño de viajar, abrirse al mundo, ser, mientras revisa su pasado y trata de encontrar la respuesta a un vacío que protagonizó su infancia.

Romanin, como escritora y directora, no crea personajes en su mente desde una distancia intelectual. No los ve desde lejos. Se sienta al lado de ellos, los acompaña en la intimidad, los escucha respirar, los huele. Y, sobre todo, como guiada por un instinto maternal, los reta cuando se equivocan, los contiene cuando la sensibilidad los desborda. Los abraza. Todo esto se percibe con claridad en la manera en que los personajes de la obra viven lo cotidiano, atraviesan el espacio, eligen las palabras al hablar.

Párrafo aparte merece la hermosa actuación de Botto Fiora. Hipnotiza con sus movimientos, su cara, su forma de hablar. Su cuerpo expresa todo aquello que no es posible decir. Con sus manos, en un gesto infantil, pasa de atraer, pedir amor, a expulsar, alejar, quitarse de encima la realidad que rechaza. Y cada uno de esos gestos hace que el espectador entre y salga de la cabeza y el corazón de ese personaje.

El hallazgo de esta puesta está en hacer convivir lo simple y lo profundo, en desarrollar una historia que llega a todos los públicos y que al mismo tiempo reflexiona sobre la autoridad de los padres, el camino personal de los hijos, el dolor de la ausencia. Una obra para reír y dejarse conmover.


Las funciones son los sábados a las 22, durante enero, y a las 20 en febrero. En el Teatro Picadero, ubicado en Enrique Santos Discépolo 1857, CABA. Localidades: $750. Entradas en venta por Plateanet y Boletería del teatro.

Como si pasara un tren
Elenco: Silvia Villazur, Guido Botto Fiora y Luciana Grasso
Escenografía y vestuario: Isabel Gual
Coreografía: Juan Branca
Diseño de iluminación: Damián Monzón
Diseño gráfico: Fermín Vissio y Santiago Fraccaroli
Fotos: Male&Dapa fotos, Diego Mares
Producción: Pablo López
Asistencia de dirección: Mariano Mandetta
Prensa: Romina Pomponio
Dramaturgia y dirección: Lorena Romanin
Duración: 80 minutos

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