Premio a la Trayectoria Nacional

El teatro como una forma de la pasión

Se entregaron anteayer los premios de este año

TUCUMÁN.- "El teatro es resistencia", dijo Griselda Gambaro al subir a recibir el Premio a la Trayectoria Nacional que el Instituto Nacional del Teatro (INT) otorga todos los años a los más importantes exponentes de las artes escénicas. La ceremonia, que premió también a varios teatristas a nivel regional, se realizó anteayer en el Centro Cultural E. F. Virla de esta capital tucumana, sede de la 31a Fiesta Nacional del Teatro desde el viernes pasado y hasta el domingo. El reconocimiento, que se entrega desde 1999, consiste esta vez en una estatuilla en madera, llamada Caballero de Fiesta, obra del reconocido escultor y artista tucumano Guillermo Rodríguez, autor también de Llamadora de Sueños, la imagen símbolo de esta fiesta.

Con el abrazo de Marcelo Allasino, director ejecutivo del INT, y aplaudida de pie por toda la sala, la dramaturga y novelista subió al escenario con una gran sonrisa, bromeó cuando fue necesario acomodar la altura del micrófono y se alegró de que fuera una noche con tantas mujeres premiadas. Con desafiante amabilidad, la autora de La malasangre, De profesión maternal y La señora Macbeth, entre otras, dijo a los presentes que con ellos el teatro estaba salvado en una Argentina que encontraba "triste y vencida en muchos aspectos": "No tenemos que permitirnos quejarnos sino pelear por el teatro, que es resistencia y nos da una vida mejor y más intensa", finalizó la creadora.


Por la región Centro, el reconocimiento a la trayectoria fue para el actor, director y docente Rubén Szuchmacher. "Este premio no es sólo a mí sino a todas las estructuras colectivas que me acompañaron desde la primera vez que pisé un escenario a los 9 años y será así hasta el día en que el teatro me abandone", dijo en su agradecimiento el actual director de Todas las cosas del mundo y de recordadas puestas como Galileo Galilei, El siglo de oro del peronismo, Babilonia y Decadencia. Su discurso fue una definición personal: "La precariedad nos envuelve pero como artistas nuestra responsabilidad es darlo todo al arte -dijo, subrayando esta última palabra- del teatro. En especial, responsabilidad con los espectadores. El teatro tendrá futuro si somos rigurosos para crear momentos que sean inolvidables".

Después llegó el turno para la coreógrafa, bailarina y docente rosarina Cristina Prates, de la región Centro Litoral, directora del grupo de teatro danza Seisenpunto, quien agradeció al instituto la posibilidad de recorrer todo el país con su arte. Por la región NEA, se llevó su estatuilla la actriz y directora Lucila Morales: "Dejé Buenos Aires para irme a Misiones. Adonde llegué no había nada, ni radio, ni tevé, ni asfalto. Nada. Era 1986. Nadie sabía qué era el teatro", contó.

El mimo y actor tucumano Mauricio Semelman, autodidacta con una extensa carrera que comenzó a mediados de los 60 y fundador del grupo Silenciantes, recibió el premio por la región NOA. "Gracias" fue su única palabra al público. Coherencia hasta el final, le había adelantado al locutor de la ceremonia que él no hablaba. Desde Mendoza, por la región Nuevo Cuyo, otra escultura fue para la coreógrafa y bailarina Vilma Rúpolo, directora del grupo El Árbol Danza-Teatro y del ballet de la Universidad Nacional de Cuyo, y fundadora del festival de Danza de Nuevas Tendencias. Dedicó su premio a los 30.000 desaparecidos: "El arte nos ayudó a sobrevivir en la cárcel", reconoció.

Con mucha emoción y la voz algo quebrada por los aplausos, recibió el premio por la región Patagonia Elisa Inés Barbiero, quien desde 2003 trabaja en la cárcel federal de Río Gallegos, Santa Cruz, donde formó el grupo Nuevo Amanecer, al que dedicó la distinción. Involucrada en el trabajo con chicos en riesgo social y personas privadas de su libertad, llevaba en medio del pelo rubio una mecha azul teñida, según contó, con la tinta que le habían regalado unos niños de Chiapas. Por último, el premio a la Trayectoria Grupal fue para Andar, de La Pampa, grupo de teatro independiente que empezó en 1987 y que en esta edición de la Fiesta presentó la obra Labyrinthus, con dirección de Edith Gazzaniga, basada en un hecho real ocurrido en Santa Rosa en 2008. Una noche de agradecimientos para aquellos que trabajan hace tiempo y con pasión sin esperar las caricias de la fama.

Fuente: La Nación

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