Bordes


Historias de mujeres maltratadas, con poco atractivo dramático

El mundo femenino está muy activo en la escena teatral y no solo del off: mujeres madres y que no son madres, amadas y abandonadas, solas y mal queridas, mujeres y sus cuerpos nunca perfectos, mujeres y, uf, ellos y la guerra de los sexos en las mil y una versiones, desde el affaire tapa de inodoro hasta las microcrueldades cotidianas. Por supuesto que es bienvenida esta necesaria ocupación de lugares y discursos, empezando por el stand up cada vez más poblado de chicas a dramas que abordan la violencia de género.

Justamente fue en noviembre pasado, en el segundo Festival Nacional de Violencia de Género donde se presentó por única vez Bordes, la obra de Natalia Villamil y Cintia Miraglia, que hoy puede verse en la sala El Extranjero. A cargo también de la dirección y la escenografía, Miraglia marca tres espacios en el escenario, en cada uno de los cuales, de a una por vez, tres mujeres cuentan una parte de su historia. Terminados los tres monólogos, hay un corte y cambio de lugar, es decir, las tres actrices pasarán y se apropiarán de las tres estaciones.


Estas mujeres están recortadas en un rol, el de la amante, el de la viuda y el de la casada, y las tres comparten la dificultad, casi la imposibilidad, de cortar con el pasado, entendido como el varón generador de desdicha e insatisfacción. El paso del tiempo, el deterioro, la indiferencia del otro, el aburrimiento, el no poder expresarse ni escucharse, el miedo a la soledad son los temas que recorren estos monólogos por momentos elocuentes pero tan plagados de metáforas que provocan un efecto empalagoso más que poético.

Mónica Driollet, Estela Garelli y Leticia Torres (que viene de un enorme trabajo en La mujer cama, de Diego Casado Rubio) les dan y les sacan todo a estas señoras que quieren y no quieren saltar del abismo en el que viven. Sus palabras dialogan con ese hombre ausente y con el violín de Daniel Quintás que, como un fantasma omnipresente, rodea, subraya y colorea las líneas.


La autora, Villamil (escribió también Sola no eres nadie, dirigida por Ana Alvarado), además de su actividad teatral, es psicóloga y tiene experiencia en la atención telefónica a víctimas de violencia de género. Sin dudas, ha explorado a fondo historias femeninas, un material riquísimo para la ficción. Pero el problema en Bordes es que el eje de qué nos pasa a las mujeres ya no basta por sí mismo si no viene atravesado por el cómo decirlo y ponerlo en escena para que sea atractivo dramáticamente y no sólo una más entre tantas declaraciones testimoniales.

Fuente: La Nación

Sala: El Extranjero, Valentín Gómez 3378 / Funciones: jueves, a las 21

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