Roberto Catarineu, Carlos March, Laura Conforte, Manuel González Gil y Carlos Gianni: Vivitos y coleando


El regreso de los payasos

Vuelve, ahora al Teatro Picadero, la comedia musical de Hugo Midón que marcó una nueva era en el teatro pensado para los chicos

"Te quiero contar, que después de tantos años, volverte a encontrar es muy necesario?" Ahí están las narices rojas de los payasos de Hugo Midón, vivitas y coleando. Más allá de la desaparición física de su creador, hace tres años, sus personajes celebran este fin de semana un retorno a los escenarios, más de tres décadas después de su nacimiento. Vivitos y coleando se reestrena en el Teatro del Picadero con buena parte del equipo original, empezando por Roberto Catarineu y Carlos March reviviendo a Rocat y Camar, los dos payasos que junto a Ante (Andrea Tenuta) marcaron un hito en el teatro de los chicos y un concepto de comedia musical que adelantaba a su tiempo.

Tenuta, viviendo en España, no pudo integrarse a la nueva propuesta (ver columna aparte). Así es que entró Laura Conforte, la protagonista de Casi normales. Apenas se colocó la nariz roja se convirtió en Lauco. "Fue emocionante y a la vez muy fácil", dice la actriz. "Hay que ocupar el lugar de Andrea, y Laura entró enseguida en el juego de los payasos -acota March-; ella representaba lo nuevo, junto al elenco que nos acompaña, y logró que todo fluyera al poco tiempo, lo fácil es por la idoneidad, por tener un registro del lenguaje puesto en juego."

Catarineu y March fueron los impulsores del proyecto, casi a partir de una necesidad vital. Para la puesta en escena salieron a buscar a Manuel González Gil, quien en su larga trayectoria de director teatral había transitado los escenarios para chicos por los mismos tiempos en que Midón creaba sus payasos. "Camar y Rocat son personajes emblemáticos -dice González Gil-. Todavía los veo entrando por la platea en la versión original, diciendo «te tengo que ver», después de todo lo que había pasado en los años previos era casi una necesidad seguir mirándonos a los ojos y ver quién estaba. El germen de Vivitos y coleando fue Narices, la obra de los payasos que salían de su buhardilla, estrenada por Midón sobre el final de la dictadura."

González Gil define su tarea como la de un acompañamiento de los actores y demás creativos, sin imponerse. "Fue fundamental mantenerme rodeado por el equipo de Midón, aun cuando ninguno se repite. Ni Mónica Toschi hace el mismo vestuario de entonces, ni Doris Petroni repite sus coreografías. Lo que mantuve igual, casi obsesivamente, fueron los textos. Pero les fui encontrando subtextos y juegos diferentes en función de ello."

Para González Gil también es un volverse a encontrar después de décadas. En su caso, con el teatro para chicos que fue parte esencial del comienzo de su carrera y el trampolín hacia su proyección actual, que lo tiene estrenando sin pausa en la calle Corrientes, pero también en España y México. Midón estaba haciendo Vivitos y coleando III en el Complejo La Plaza cuando en una sala contigua estaba González Gil dirigiendo, aún en el horario de la tarde y para chicos, Los Mosqueteros del Rey, con Hugo Arana, Darío Grandinetti, Miguel Ángel Solá, Juan Leyrado y Jorge Marrale. La inédita repercusión de esa obra entre el público adulto que asistía con o sin niños y un vacío en la programación llevó a la obra al horario nocturno por cinco años a sala llena. Y a Manuel González Gil a instalarse exclusivamente en el teatro para adultos. Hasta hoy, que se vuelve a encontrar "con la diversión de jugar las situaciones", como hacía con Los Mosqueteros. "Es algo que el teatro amerita, porque es un gran juego, sobre todo si se trabaja con actores como estos."

El otro gran jugador de la creación de Vivitos y coleando es Carlos Gianni, el músico de todas las partituras de las obras de Midón. La etapa de los payasos fue a su manera de ver el gran salto en la trayectoria midoniana. "A partir de Narices, dejamos de pensar tanto en el qué dirán los otros y comenzamos a pensar en qué queríamos decir nosotros, sin estar pendientes de psicopedagogos y docentes. Nos dimos cuenta de que frente a un bello paisaje todos lo ven, cada cual desde su lugar -reflexiona el músico-. Las narices rojas eran una manera de mostrar la diferencia entre la vida y lo que había pasado en los años de la dictadura. Era la sana locura, el juego por el juego mismo, la reacción rápida y vital, el sinsentido. Y ahí empecé a mezclar todo, la chacarera con el jazz y con el chamamé, la chamarrita con el swing o el rock. Me parecía que esa diversidad le iba a dar un nuevo tipo de identidad a la partitura en función de la necesidad de la escena. Y los cambios de ritmo repentinos dentro de una misma canción impedían el palmoteo, había que abrir la cabeza para escuchar."

Vivitos y coleando había nacido como un programa de TV diario, emitido durante tres meses por ATC en las postrimerías de la época alfonsinista. Había que escribir, ensayar y grabar todos los días, cada emisión incluía tres canciones nuevas, un elemento distinto en torno al que circulaban las escenas. Ese ritmo vertiginoso fue probablemente la matriz de la frescura, la inmediatez de la llegada de los textos y las canciones. De esas 40 emisiones salió todo el material que luego conformó las tres ediciones de Vivitos y coleando como obra teatral y Locos ReCuerdos como epílogo del ciclo que ahora se reanuda.

"Hace 26 años yo no tenía real conciencia de lo que era y sigue siendo Vivitos y coleando -dice Catarineu en una pausa de los ensayos-. Para mí es tomar conciencia de lo que hicimos: una comedia musical con letras extraordinarias, que siendo simples, concretas y populares dicen cosas que no pierden vigencia. Y tiene el valor agregado de convocar así a varias generaciones." Midón, asegura, era un adelantado, nada de lo que escribió quedó antiguo.

"Es absolutamente contemporáneo -coincide Laura Conforte-.Por ejemplo con la historia del Sr. Bald, que inventó el balde, porque no tenía ni un baldecito para jugar: también se puede jugar si no tenés nada, inventándote algo, no hace falta tener todos los iPads y los viajes a Disney."

Fuente: La Nación

Ante todo la nariz

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