Mirta Romay: Teatrix


Teatrix: la posibilidad de ver una obra desde cualquier parte del mundo

Se lanzó una plataforma digital donde están las reseñas, críticas fotos y entrevistas a los directores, además de la pieza teatral completa. La innovación que abrió el debate en este ámbito. Opina el director Ricardo Bartís.

Dicen que por primera vez el teatro dejará de ser efímero y que a partir de ahora habrá un registro permanente de cada acontecimiento arriba de un escenario. Con esa premisa –polémica y debatible– se lanzó Teatrix, la primera plataforma virtual argentina que permite ver obras de teatro por Internet, sin necesidad de ir a una sala.
Con un guiño evidente al sitio Netflix (la web internacional que permite ver series y películas pagas), la plataforma audiovisual se promociona con la siguiente consigna: "No es cine, no es teatro, es Teatrix". Y así se defiende de los que aseguran –con razón– de que el teatro filmado no es teatro.
La página es y ya cuenta con un catálogo de diez obras disponibles para alquilar o comprar. La plataforma funciona en tres niveles: una parte gratuita, en la que se ofrece la información de la obra como reseñas, críticas, fotos, entrevistas a directores y actores; el segundo nivel que es la membresía y consiste en la posibilidad de alquilar y comprar obras de teatro y el tercer nivel, que es teatrix plus, planteado como una herramienta para enriquecer la mirada y que contiene material teórico sobre las obras.  
"Me importa mucho aclarar que esto no es teatro filmado porque se sabe que eso es aburridísimo", dice Mirta Romay –hija del empresario de televisión y radio Alejandro Romay– creadora e impulsora de la plataforma. No es teatro filmado porque no se colocó una cámara fija durante el desarrollo de la obra, sino que para filmar cada espectáculo se realizó una puesta de cámaras y se planean entrevistas con autores y directores para diseñar cuál es el mejor modo de editar el producto audiovisual y de dirigir la mirada. Sí, dirigir la mirada, algo que no sucede en el teatro.
"En general, en cualquier proyecto audiovisual, la cámara sigue a la palabra, lo que se toma siempre es la palabra, lo que dicen los actores. Pero acá hacemos un trabajo más profundo, hay una búsqueda intelectual de entender al autor y al director y hay millones de otras cosas que hay que tomar en cuenta. Se parece más al cine, en ese sentido. Queremos que en la imagen audiovisual se vea lo que el director y el autor quisieron mostrar. Tratamos de entrar al mundo del pensamiento del otro y traducirlo a su lenguaje", sostiene Romay.
Claro que Teatrix tiene antecedentes. En Londres funciona desde 2009 el Digital Theatre. La web tiene un catálogo de 50 títulos, del cual se desprende el Global Theatre, dedicado exclusivamente al teatro de Shakespeare, que tiene más de 52 espectáculos. "A ellos mal no les está yendo. Han encontrado un nicho. Pasaron seis años desde que se lanzó y siguen produciendo para esa plataforma. Vamos a ver cuánto nos cuesta a nosotros crear ese modelo de consumo", define Romay, y cuando habla de modelo de consumo plantea concretamente la opción de instalar personalidad de que una noche una pareja, en vez de ver una serie por televisión, elija ver una obra de teatro por televisión. "Hace muchos años que acá no se ve teatro por televisión. Hay dos generaciones que no saben qué es eso, pero antes era bastante común ver teatro filmado. Acá hay dos generaciones que no conocen esto. En otros países se producen obras de teatro para televisión. Eso es algo que en nosotros se perdió", explica.

EN CONTRA DE LO ESFÍMERO. Dice Mirta Romay que cuando se le ocurrió desarrollar Teatrix no todos le dijeron que era una buena idea. Pero ella lo defendió con la idea fundamental de dejar un registro de aquellas producciones teatrales que se hacen y no se repiten. "Esta es una propuesta para que el contenido teatral no muera, para que deje de ser efímero. Este proyecto es muy agradecido por la gente del interior del país y de otros países. Yo lo planteo como un híbrido entre cine y teatro, en un momento histórico del desarrollo audiovisual. Se trabaja la dramaturgia de la obra, se habla con el director y luego se filma. El espectador tiene que estar metido dentro de la obra, envolverlo, no lo queremos expulsar. Hay que cuidar siempre al público, porque tiene el control remoto al lado", plantea.
Si bien el consumo audiovisual doméstico crece, el teatro parecía ser una de las pocas expresiones artísticas que resiste al paso del tiempo y al avance de la tecnología y que, justamente, se sostiene por ser un hecho vivo y un acontecimiento único e irrepetible. Dice su creadora: "Estamos yendo con un producto nuevo y abriendo otro mercado nuevo. Esto tiene un riesgo claro. No sabemos qué es lo que puede pasar. Estoy planteando una alternativa.  No es teatro. Es el contenido del teatro transformado a un lenguaje audiovisual y puesto al servicio del público que lo quiere consumir desde una pantalla. Que deje de ser efímero es el valor menos comercial y más cultural. Es una mirada dirigida. Son dos experiencias totalmente distintas."
Frente al miedo que puede generar que esta plataforma audiovisual le quite espectadores a las obras de teatro de "carne y hueso", Romay se opone: "No pienso que le vaya a quitar público al teatro. Al contrario, el teatro es la materia prima de la que dispongo para hacer este proyecto. Sería una contradicción que yo buscara sacarle público al teatro. Creo que esto suma al negocio del productor. Si nos va bien, el productor podría invertir un poco más, tomar más riesgos, se promovería toda la industria. Esto es un deseo, de ahí a que ocurra no lo sé."
Por supuesto que para poder ver una obra de teatro desde una computadora, un celular o un Smart TV hay que pagar. Pero no sólo tiene que pagar el consumidor, cada contenido que se reproduce implican derechos de autor, de actores y de dirección, por ejemplo, que tiene que ser contemplados. "Trabajamos en un modelo asociativo. Si a Teatrix le va bien, nos va bien a todos, Hicimos convenios con todos los sindicatos: Argentores, Asociación Argentina de Actores, SAGAI y los directores, que no tienen gremios, entonces se hacen acuerdos individuales. Para todos hay un porcentaje de ganancias, si las obras se consumen. Yo fui la que hizo la inversión inicial", explica Romay.
Los que quieran ver teatro desde una pantalla tienen dos opciones: alquilar la obra por 48 horas o comprarla. "La opción de la venta, que es bastante más cara que la posibilidad de alquilarla, está más bien pensado para las instituciones educativas y culturales, a las que le sirve tener un archivo de los acontecimientos culturales que se realizan en este país", dice Romay, y cuenta la cantidad de cartas y llamados que recibió de personas de las provincias y de otros países, agradecidos porque pueden ver espectáculos a los que no podían acceder. "Disfrutá como quieras y cuando quieras del teatro", es otra de las frases publicitarias de Teatrix. La web ya está en marcha, habrá que ver si el teatro también se puede disfrutar desde un televisor.

Fuente: Tiempo Argentino

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