Javier Zain: Tiempo muerto


"Creo que el teatro tiene que provocar algo"

El director de Tiempo muerto, afirma que su obra intenta cuestionar al espectador sobre aspectos de su vida.

John Lasseter contó para el estreno de la primera Toy Story que la personalidad del personaje del Tiranosaurio Rex fue definida a partir de sus brazos tan cortos en relación al resto del cuerpo. "Nos pareció que esa desproporción hacía que se asustara fácilmente", dijo. Javier Zain, que escribe sus obras a partir de "una imagen completa", cuenta que en Tiempo muerto, su última realización, "los personajes son súper plásticos, están armados a partir de estereotipos, no son realistas; eso permite que se desplieguen en varios sentidos, por eso lo primero que se ve es una tumba, pero a los diez minutos el mismo movimiento de los personajes abre y despliega la escena para convertirla en muchas otras cosas". Esa idea a partir de la que parece moverse todo su teatro, abarca una buena cantidad de obras para chicos y le ofrece una libertad narrativa poco usual.
Zain trabajó ocho años con Hugo Midón, como actor de varias de sus obras y como docente de su escuela. "Me sale escribir de esa manera, creo que los niños son adultos con menos experiencia, pero tienen el mismo nivel cognitivo que los grandes, así que pueden entender sin dificultad distintos problemas", sostiene. A la inversa, los adultos pueden salir de los circuitos cerrados al que se trata de acostumbrar su mirada y su sensibilidad para introducirse en sitios a los que más les cuesta ingresar, que son los sinsentidos y despilfarros de energía y tiempo a los que suele conducir su vida cotidiana. Así que a la hora de escribir sólo cambian los campos de interés.
En el caso de Tiempo muerto es cuestionar al espectador sobre varios aspectos de su vida: "Creo que el teatro tiene que provocar algo", dice. Pero el cuestionamiento no es total:"“Se puede hacer algo mejor de la vida de cada uno, hay esperanza", sonríe. Y por eso, también, el tono satírico de la obra.
Zain no cree que sea un autor de obras infantiles o adultas, lo vive como "la circunstancias temporales" que lo llevan a un territorio u otro. Igual, siempre hay un sector que al ver alguna de sus puestas dice que "no es para tan chicos" y otro que al ver sus obras para adultos, dice "no es para tan grandes". "Hago teatro para toda la familia", intenta salir de una dicotomía que no le corresponde, aunque al público le quede cómoda.
Lo que iguala a ambos es "el acto de fe que define al teatro; de lo contrario, que alguien se suba a unas tablas y se ponga a hablar es una locura". Por eso, fe, es lo que siempre les pide a sus compañeros, sean actores, vestuaristas o escenógrafos: "No hay empresas detrás que nos pagan 10 horas por día para diseñar un línea de costura despareja que haga a la diversión y que junto con lo que se trabaja en escenografía dé al personaje la posibilidad de convertirse en cosas diferentes. Así que cuando les explico y no me entienden, les pido fe”. «
Los viernes a las 21:30 hs. por El Piccolino.

Fuente: Tiempo Argentino

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