Piensa en mí
Una obra en color sepia
Piensa en mí es una propuesta en la que el texto, la actuación y el arte invitan al espectador a irse hacia atrás en el tiempo. Una hora de un color sepia que se impone en las decisiones musicales y en las estéticas.
Argumentalmente es bien sencillo, pero articulado con la maestría de Bruza: un trío que interpretaba boleros en el mítico Los Gladiolos, antes de su cierre. A partir de allí, se convierten en artistas trashumantes, que evocan un tiempo en el que el amor y el sufrimiento estaban a la hora del día. Los tres integrantes del trío están atravesados por la pérdida de la mujer amada. Los tres la buscan y la esperan en la platea de cada una de las funciones que realizan. Sueñan con ellas, las evocan, las idealizan y las desplazan. Víctor Laplace lleva la voz cantante en el escenario, pero se ve perfectamente secundado por sus dos músicos que no lo acompañan con la guitarra únicamente, sino que le dan los pies para construir su personaje y que componen, con poquísimos datos, sus propias tipologías. Laplace es el seductor; los otros dos, los perdedores; algo que enfatiza Schussheim con el vestuario y la caracterización. Y si bien por su destaque Laplace se impone, hay que prestar atención a la gestualidad de Bruza, a quien una guitarra, un traje más o menos desalineado y una peluca le alcanzan para desarrollar un tipo de sujeto que rápidamente empatiza con la platea.
Fuente: La Nación
Sala: Chacarerean / Funciones: sábados, a las 20; domingos, a las 19 30
Piensa en mí es una propuesta en la que el texto, la actuación y el arte invitan al espectador a irse hacia atrás en el tiempo. Una hora de un color sepia que se impone en las decisiones musicales y en las estéticas.
Argumentalmente es bien sencillo, pero articulado con la maestría de Bruza: un trío que interpretaba boleros en el mítico Los Gladiolos, antes de su cierre. A partir de allí, se convierten en artistas trashumantes, que evocan un tiempo en el que el amor y el sufrimiento estaban a la hora del día. Los tres integrantes del trío están atravesados por la pérdida de la mujer amada. Los tres la buscan y la esperan en la platea de cada una de las funciones que realizan. Sueñan con ellas, las evocan, las idealizan y las desplazan. Víctor Laplace lleva la voz cantante en el escenario, pero se ve perfectamente secundado por sus dos músicos que no lo acompañan con la guitarra únicamente, sino que le dan los pies para construir su personaje y que componen, con poquísimos datos, sus propias tipologías. Laplace es el seductor; los otros dos, los perdedores; algo que enfatiza Schussheim con el vestuario y la caracterización. Y si bien por su destaque Laplace se impone, hay que prestar atención a la gestualidad de Bruza, a quien una guitarra, un traje más o menos desalineado y una peluca le alcanzan para desarrollar un tipo de sujeto que rápidamente empatiza con la platea.
Fuente: La Nación
Sala: Chacarerean / Funciones: sábados, a las 20; domingos, a las 19 30
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