Germán Tripel: Los últimos cinco años


"El musical es lo más actual que hay"

El actor y cantante acaba de estrenar Los últimos cinco años, donde muestra el crecimiento desde la época de Mambrú. En el medio, Rent, Forever Young y más.

Enamorado y ansioso. Así vive Germán Tripel estos días de febrero en Buenos Aires. Está a punto de convertirse en papá primerizo. Su esposa, la actriz y cantante Florencia Otero, tiene fecha a fin de mes para dar a luz a Nina. Y el hombre vive entre un nerviosismo permanente y el registro de su poca tolerancia.

–¿Por qué estás poco tolerante?
–Siento que soy insoportable, pero es porque voy a ser papá. Cuido todo, que esté todo bien en la casa, que a Florencia no le pase nada, que la nena esté bien. No me banco nada. Estoy poco tolerante con respecto a cualquier cosa que afecte la armonía de mi casa. Todo es en relación a las ganas que tengo de que nazca Nina. Supongo que después me voy a calmar. ¡No puedo creer que voy a ser papá! ¡No puedo creer la panza de Flor! Me parece una locura todo lo que pasa en el cuerpo humano.

Pero mientras reflexiona sobre sus cambios de estado frente a la paternidad, Tripel se afianza cada vez más en su versátil rol de artista de musical y protagoniza Los últimos cinco años, una pieza que se hizo muy popular en el off-Broadway y que representa una forma de entender el género que difiere de los grandes carromatos, la superproducción y los elencos multitudinarios.
De hecho, este espectáculo que habla de una crisis de pareja y el fin del amor tiene dos personas en escena. Con eso alcanza. La obra plantea el vínculo entre Jamie Wellerstein (Germán Tripel), un novelista en ascenso, y Cathy Hiatt (Luna Pérez Lening), una actriz muy luchadora que no puede encontrar su camino en la profesión. Entre ellos surge la pasión, el deseo y finalmente la desilusión, cuando cinco años de amor terminen como resultado de dos caminos que se separan sin que puedan cambiarlo.
–¿Cómo preparaste tu personaje con la cabeza tan puesta en tu inminente paternidad?
–Lo pude hacer porque es un musical que yo ya había hecho en 2010, con Melania Lenoir en el Konex. Este fue un proceso distinto. Acá casi no interactuamos y el desafío es aun más grande. También cambió la forma mía de ver el personaje, de cómo lo encaré. Creo que ahora interpreto a un tipo más soberbio y más individualista, que elige su profesión por sobre al amor.
–Algo que pasa en la vida real...
–Sí, claro. Y pienso mucho en la pareja que armé con Flor. Nosotros  nos dedicamos a lo mismo. Hay épocas en las que a mí me va mejor y otras en las que a ella le va mejor, pero cómo reaccionamos frente a eso tiene que ver con el ego real de cada uno. Si uno se pone adelante y dice "No puede ser que a mi pareja le vaya mejor que a mí", ahí tiene un problema. A nosotros eso no nos pasa. Nos pasó en un comienzo de la relación. Sobre todo a mí, porque venía de otro palo que era Mambrú, ¡nada que ver! (Germán Tripel fue uno de los cinco integrantes de la banda musical que surgió de un reality de televisión en 2002), mientras que Flor se dedica a esto desde los ocho años. Es una actriz nata. Y el nivel que ella maneja es muy bueno. A mí me implicó mucho esfuerzo poder estar a su altura y sentir que llegábamos a un nivel en el que estábamos cómodos los dos. Pero ahora entiendo que eso fue una estupidez, porque somos dos personas distintas.
–¿Y cómo resultó ese recorrido de crecer con tu pareja?
–Hermoso. Con Flor, ya hicimos 13 obras juntos. Tenemos una banda, FlowerTrip, y ahora la mejor síntesis de los dos: una hija. Pero para llegar a todo eso quise transitar procesos parecidos a los de ella, entender ese lugar de goce tan fuerte del escenario, porque venía de una experiencia totalmente distinta, que fue Mambrú, algo muy adolescente y vertiginoso, de lo que casi no me acuerdo nada.
–¿No te acordás nada de Mambrú?
–Pocas cosas. Fue como un viaje de egresados, y yo me acuerdo muy poco de mi viaje de egresados. Tuve mis momentos de sube y baja, pero por suerte me ofrecieron trabajar en Rent, que estuvo muy relacionado con venir de Mambrú, y ahí conocí a mi mujer, que fue el conductor hacia un lugar hermoso. Soy su admirador más arduo. Si no fuera por Mambrú no la hubiera conocido y no hubiese vivido el 50 por ciento de lo que me pasa hoy en día. No sé si estaría con Flor, tal vez estaría casado con otra mujer.  Sí sé que siempre voy a ser el ex Mambrú, pero no me molesta, porque gracias a esa experiencia viví todo lo que pasó después.
–Pasó muchísimo desde Mambrú. ¿La gente todavía se acuerda de eso?
–Sí, mucho. Es lo que más se acuerdan y me dicen que estoy muy cambiado. ¡Y sí, obvio! Yo quiero ver fotos de ellos, 13 años después. Pero bueno, algo del destino tiene que ver ahí. Gracias a Mambrú, llegué a Rent, que fue un musical quiebre en Argentina.
–¿Cómo es eso?
–Hay una forma distinta de hacer musicales a partir de Rent (este musical se estrenó en el Konex en 2008 y refiere al intento de supervivencia de un grupo de artistas en Nueva York, frente a la amenaza del sida). Fue una obra que marcó una brecha que separó lo antiguo de la comedia musical con relación a una nueva forma en la que se prioriza el desarrollo interno, el registro de la actuación, la focalización en la interpretación, etc. Previo a Rent fueron todos los clásicos: El fantasma de la Ópera o La Bella y la Bestia, pero después se estrenaron otro tipo de musicales, como pueden ser Casi normales o Despertar de primavera. Son más dramáticos, la música es distinta, los elencos más acotados y las propuestas más jugadas. Lo que se le exige al actor también es distinto. Antes, había gente que cantaba bien y no actuaba, y otra que actuaba bien, pero que no cantaba. Hoy, el actor de comedias musicales es un maxikiosco: tiene de todo. Florencia Otero, junto con otros, es un referente de lo que tiene que ser un artista de musical acá, que actúa, canta y baila, que interpreta, llega a la gente y no se la cree.
–¿Hay un intento de que parezca más "natural" que en algún momento el personaje se ponga a cantar?
–Sí. Cada vez se entiende más esto de que cuando la palabra se termina, cuando ya no hay nada más que decir, aparece la música. Creo que el musical es lo más actual que hay porque tiene que ver con lo que pasa en la actualidad: toda la gente vive conectada y escucha música.  Es muy natural que en la vida de las personas haya música. Entonces, el musical también refleja eso. Yo, personalmente, me encuentro cantando el 70 por ciento de mi día. Y en cuanto a los musicales, hay muchos casos que llegaron a la perfección, en los que a nadie le hace ruido la música, o hay casos en los que la música se frena de repente y produce un shock importante. Ahora, en teatro, cuanto menos hagas es mejor.
–¿Naciste artista?
–No lo sé. Pero mi vieja me puso canciones de Queen desde chiquito y eso me influyó. Mi mamá me puso la mejor música. Tuve bandas con amigos que eran un desastre. Sé que nací deportista, porque amo el deporte. Pero no soy Justin Bieber, que tocaba la guitarra a los dos años, o Freddie Mercury que lo metieron en la escuela de música en Sudáfrica, o Charly García y su oído absoluto. Yo me fui haciendo.  «


Engordar para los amigos de siempre
Una preparación física. Germán Tripel engordó 15 kilos para interpretar al personaje de "Bomba" en la tira Los amigos de siempre, que se emitió por El Trece hasta agosto del año pasado.
"Me dijeron que mi personaje tenía que ser así, y a mí me gustan los desafíos. Ahora estoy en 83 kilos y tengo que estar en 78. ¡Hay cinco kilos que no puedo bajar! Así que en un punto lo odio a Suar (risas). A la única persona a la que le pregunté antes de aceptar fue a Flor. Le pregunté 'Si me vas a amar menos por tener 15 kilos más, decimelo porque directamente' no lo hago", cuenta.
En televisión, antes de Mis amigos de siempre, Tripel había actuado en Solamente vos. "Me gusta mucho la experiencia de la tele. Me considero un cantante que puede actuar. También me preparé mucho para la actuación. Estudié con Roxana Randón y con Augusto Fernandes", agrega.


Vuelve Forever Young
Germán Tripel volverá a actuar en mayo en el musical Forever Young, un espectáculo que fue un suceso en 2012 cuando se estrenó y con el que además se inauguró el Teatro del Picadero.
En la historia,  seis artistas ya viejitos viven en un geriátrico para actores. Cuando la enfermera que los cuida se va, ellos se expresan con la música que los acompañó durante su juventud. En la obra suenan hits de puro rock, pop y algunas canciones melódicas. Por ejemplo, un tema de Nirvana, la clásica "Tonada de un viejo amor" (en la versión de Juan Carlos Baglietto) y "I Love Rock'n'Roll" (de Joan Jett). La puesta, dirigida por Daniel Casablanca, fue un quiebre en la carrera de Tripel. "Casablanca me enseñó lo que es el humor, lo complejo y lo genial que es hacer reír en el teatro. Esa obra fue una experiencia increíble, venían micros de gente muy grande a vernos y no paraban de reírse. Ahora volvemos con elenco renovado."


Los últimos cinco años, un exito que nació en el off Broadway
Desde su estreno en el off Broadway en 2002, Los últimos cinco años ya llegó a escenario de países tan diversos como Inglaterra, Alemania, Irlanda, Australia, Grecia, México, Filipinas, Canadá, Hungría, Holanda, Bélgica y Austria.
La obra fue escrita por Jason Robert Brown y se convirtió en un musical de culto. Este año se dará a conocer la versión cinematográfica protagonizada por Anna Kendrick y Jeremy Jordan y dirigida por Richard LaGravenese.
Uno de los aspectos interesantes del espectáculo es la estructura del relato: cada personaje tiene voz acerca de la relación desde dos puntos de vista en dos líneas cronológicas diferentes.
Jamie elige comenzar a contar desde los primeros pasos de la relación, la primera mirada, el primer beso.
Cathy, en cambio, preferirá desandar el camino que alguna vez trazaron juntos y recorrerá la relación desde el final, con sus días más amargos, hasta los dulces inicios del enamoramiento.
La versión porteña es dirigida por Juan Álvarez Prado y Hernán Matorra está a cargo de la música.

Fuente: Tiempo Argentino

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