Impalpable


Un incesante juego de resignificación

Más allá de la típica historia mínima de pueblo chico, lo que subyace en escena es mucho: desde la historia de vida personal del escritor de Boquitas pintadas hasta una reflexión sobre las fronteras invisibles entre realidad y ficción.

La de Impalpable es una historia mínima. Habla de Carmen, que decide ir a probar suerte como actriz a la Capital; de Estela, su amiga del alma, que espera en su pueblo natal que ésta triunfe y pueda sacarla de allí, y de Liliana, que acaba de llegar a ese reducto pampeano donde no crece más que pasto para ocupar el puesto vacante que dejó la primera en la única panadería abierta del lugar. Pero como en toda obra bien planteada lo que se ve no es siempre todo lo que hay, en la pieza de creación colectiva que un grupo de teatristas escribió a partir del universo de Manuel Puig lo que subyace en escena es mucho: desde la historia de vida personal del escritor de Boquitas pintadas hasta una reflexión sobre el espacio que existe entre el fin de un vínculo y el comienzo de otro.

“Yo rechacé totalmente la realidad que me tocó vivir. Las comedias, los musicales: esto para mí pasó a ser la realidad. Lo otro, el pueblo, era como un western al que yo había entrado por error, una película de la que no me podía salir. Solamente me sentía cómodo en el refugio de la penumbra del cine”, contaba Puig en una de las tantas entrevistas que Catalina Alexander, Elisa Bressán, Malena Schnitzer, Ignacio De Santis y Sergio Calvo (las tres actrices originales y los dos directores) buscaron para armar la dramaturgia conjunta de esta obra. Como Carmen, el autor nacido en General Villegas había encontrado sofocante la soledad de su pueblo, lo que hizo que antes de terminar la escuela secundaria emigrara a la ciudad de Buenos Aires y luego a Europa, donde terminó sus estudios. A ese disparador, los creadores de Impalpable le agregaron otros ejes. Así dieron con una obra que habla de separaciones, del hambre de triunfo, del sometimiento de la mujer, del chusmerío y hasta de la ficción como refugio del que no puede más.

Ese último elemento interesó especialmente a los directores, que decidieron contar la obra como si fuera una película. Con un tratamiento casi de montaje –logrado a partir de la iluminación y la música en vivo, que remite a las funciones del cine clásico– y escenas fraccionadas en un tiempo que no es del todo real, en la pieza pareciera haber ficción dentro de la ficción. Los propios directores dijeron a Página/12 que Estela, Liliana y Blanca (nombre artístico de Carmen, que intenta sepultar su verdadera identidad) “actúan en esa película que es Impalpable sin reconocer que están en un set de filmación”. Los detalles que colaboran con esa pretensión son tan logrados, que el espectador por momentos llega a creer que está viendo un primerísimo primer plano, ya que hay escenas en las cuales se enfoca sólo el rostro de una de las actrices.

También de la ficción se valen las propias mujeres que, como Puig, se crean otra realidad para escapar de la suya. Estela y Liliana, que al principio no se soportan, de a poco se irán acercando, unidas por la soledad. Y, sin darse cuenta, vivirán a partir de Blanca, de sus aires de grandeza, de su posibilidad de hacer todo lo que en aquel pueblo nunca se podrá. Así, jugarán ellas también a ser astros del cine mientras cocinan la torta de un casamiento que nunca tendrán. Hasta que Blanca quede cada vez más lejos. Hasta que un día sólo sea el recuerdo de algo que fue, pero que nunca más volverá.

Además de conmover, las actuaciones de quienes componen a esas mujeres (Bressán como Liliana, Schnitzer como Estela y Paula Manzone, que luego de algunas temporadas reemplazó a Alexander, como Carmen/Blanca) son tan precisas como las entradas y salidas, siempre coordinadas, que marcaron los directores. Las actrices enfrentan con creces varias secuencias en las cuales deben sincronizar sus movimientos, ya que para lograr la sensación de montaje algunas escenas empiezan cuando las anteriores no terminaron, lo que obliga a las teatristas a cambiar de personaje o situación frente al público. También les es un reto tratar con algunos objetos, que de un momento a otro cambian su status y se convierten en otra cosa: los zapatos de las mujeres serán teléfonos y viceversa, por ejemplo, en lo que constituirá un interesante juego de resignificación que teñirá toda la obra y se extenderá de principio a fin.

IMPALPABLE

De Malena Scnitzer, Elisa Bressán, Catalina Alexander, Ignacio De Santis y Sergio Calvo.

Elenco: Malena Schnitzer, Elisa Bressán y Paula Manzone.

Vestuario: Jam Monti.

Escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez.

Diseño de luces: Sandra Grossi.

Música original: Nicolás Bari y Matías Niebur.

Fotografía: Natalia Rubinstein.

Producción: Carolina Castro y Mariana Eramo.

Asistente de dirección: Mariana Eramo.

Dirección: Sergio Calvo e Ignacio De Santis.

Funciones: jueves, a las 22, en Timbre 4, México 3554. Hasta el 30 de octubre.

Fuente: Página/12

Comentarios

Entradas populares de este blog

Andrea Gilmour

Susana Torres Molina: Estática

Chamé Buendia: Last Call-última llamada