La laguna dorada


Un lugar paradisíaco para recuperar afectos perdidos

Muchos recuerdan En la laguna dorada (1981), la película que protagonizaron Henry Fonda, Katherine Hepburn y Jane Fonda. Después de su paso por la temporada de verano en Mar del Plata, el espectáculo llega a la Avenida Corrientes con cambio de actriz protagónica.

Una cabaña de descanso reúne hace más de cincuenta años a Román (Pepe Soriano) y Bel (Claudia Lapacó), un matrimonio que ha aprendido a convivir con su soledad en medio de un marco de naturaleza, a no ser por la esporádica presencia del cartero Tony (Joselo Bella). Román es cascarrabias, arrastra los achaques de su edad y juega con la idea de la proximidad de la muerte, mientras que Bel ilumina la casa con su protección y visión esperanzadora.
 Sin embargo, la llegada de Eva (Emilia Mazer), la hija que no ven desde hace ocho años, agita las aguas de lo que debería ser un verano tranquilo junto a la chimenea. Y no viene sola, trae a su nuevo novio (Fabián Talin), un dentista, y a Tomy (Rodrigo Noya), el hijo adolescente de este. Y también un pedido algo especial.
El director Manuel González Gil construye una historia que se mueve entre el paso del tiempo, los vínculos familiares alterados y las diferencias generacionales. La acción transcurre entre el gran living de la casa y el muelle, donde la pesca y los baños se han convertido en actividades obligadas.
La laguna dorada va avivando el fuego y llega a ser un hervidero emocional que mira hacia el pasado cuando intenta recomponer la relación entre Román y Eva, entre reproches y frustraciones que afloran en el lugar menos indicado.
La escenografía de Jorge Ferrari resalta el entorno de la naturaleza,  trabaja con marcos y paneles transparentes iluminados desde atrás y la música de Martín Bianchedi (por momentos grandilocuente y utilizada en primer plano), acentúa los momentos emocionantes de la obra.
Pepe Soriano compone a un Román que navega entre el mal humor, la mirada crepuscular y la lectura; y también combate la modernidad a su manera. Su trabajo se potencia con la Bel encarnada con ternura por Claudia Lapacó, la esposa devota que intenta por todos los medios mantener la armonía del "hogar dulce hogar". El resto del elenco apoya con eficacia este reencuentro que tira el anzuelo para pescar el cariño perdido de los seres queridos.

Fuente: Tiempo Argentino

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