Idea de Juan, Historia, Tiempo de partir y Homero Manzi, la vida en orsai


Autores en primer plano

Esta tendencia de la cartelera porteña toma como personajes a autores reales. En algunos casos se basan en su obra; en otros, en momentos de su vida. Quiénes las hacen, cómo se les ocurrió y por qué.

El vínculo entre literatura y teatro está marcado por una serie de fricciones que se pueden encontrar en la escena porteña actual. El espectador tiene a disposición un generoso arco que va desde obras que excluyen el protagonismo del texto y ponen el relieve sobre todo el trabajo actoral, hasta otros espectáculos donde la valoración de lo escrito es un asunto primordial. En ese recorrido también hay espectáculos que van más allá de la adaptación de textos narrativos o poéticos y se concentran directamente en la vida de escritores. Cada fin de semana son representados desde el polaco Witold Gombrowicz hasta el santiagueño Homero Manzi; pasando por Leopoldo Lugones, Idea Villariño y Juan Carlos Onetti.

En la Idea de Juan, Gabriela Licht y Gustavo Manzanal realizaron una adaptación de textos y diversas declaraciones brindadas por Idea Villariño y Juan Carlos Onetti. El objetivo fue dar cuenta de la conflictiva relación amorosa que los uruguayos mantuvieron durante años. Por otra parte, esta obra se creó en el marco de un festival de poesía y luego se mantuvo como un montaje teatral basado en la producción literaria de ambos escritores. “No me interesó restringirme al festival- cuenta Manzanal-. Para eso tomamos antologías de textos, poemas y armamos la dramaturgia de la obra. De Onetti usamos fragmentos de Diagonal-Av. de mayo-Diagona l, Dejemos hablar y El astillero. Y de Idea Villariño varios poemas como Ya no, Quisiera morir y La voz del poema ”. El director, además, considera que “cuando metés un escritor en la escena, retumba. Habla doble: con lo que ya hizo en toda su obra y por lo que es como personaje en un escenario.” Historia es un texto para teatro que Witold Gombrowicz dejó inconcluso. La comenzó a escribir durante su larga estancia en Buenos Aires y lo siguió hasta su muerte. Se trata de una biografía distorsionada de su adolescencia y de su relación con el mundo europeo de la primera mitad del siglo pasado. Adrián Blanco tomó ese texto, lo dirigió y realizó una dramaturgia con otros escritos del polaco. Se incluyeron textos de los diarios, fragmentos de novelas y de otras obras de teatro. El resultado es esta versión de Historia que tiene a Gombrowicz como hilo conductor de todas las situaciones en escena. Blanco explica que se concentró en desplegar “la ficción que él mismo Gombrowicz armó sobre su vida. Para eso rescaté fundamentalmente el planteo que hizo de su familia y su vínculo con la historia universal”. En la obra, entre otras situaciones, se muestra a un joven Gombrowicz como voyeur de un grotesco -y casi lisérgico- duelo de ajedrez entre Hitler y Stalin. “El autor miente un montón sobre lo que le pasó en su vida, y esa manipulación de lo supuestamente verídico es lo más rico como ficción teatral.” En Tiempo de partir, Luis Agustoni tomó los últimos días de Leopoldo Lugones, un derrotero que terminó en el suicidio que concretó en una isla de Tigre. Agustoni no solo escribió la obra, sino que interpreta al propio Lugones bajo la dirección es de Sebastián Bauzá. “Creamos un personaje de ficción inspirado directamente en los hechos -cuenta el actor-. En el espectáculo no intento reconstruir nada vinculado a los datos duros de su vida ni de su literatura. Es más, sus textos no me interesan, algunos hasta me parecen muy difíciles de leer. Me sedujo el núcleo de la tragedia personal que envolvió a Lugones en sus últimos años.” Tiempo de partir, incluso, plantea una hipótesis acerca de las causas que llevaron a la muerte del escritor. “Por un lado -sigue Agustoni-, él estaba enamorado de una muchacha diez más joven. Esto le trajo problemas con su propio hijo, Polo Lugones, el represor, quien le mandó tremendas amenazas que lo sumieron en un estado depresivo. Y por otro lado, tuvo un gran remordimiento porque el golpe de estado que él mismo propuso derivó en la Década infame. Me llamó mucho la atención esa mezcla de culpa y de juicio adverso que tenía sobre sí mismo. Para el teatro, es un personaje extraordinario y me decidí a interpretarlo.” Finalmente, siguen las funciones de Homero Manzi, la vida en orsai.

Allí, Jorge Suárez interpreta al poeta nacido en Añatuya, Santiago del Estero, y retrata su vínculo con el tango. En esta obra musical también actúan Julia Calvo, Néstor Caniglia y los arreglos musicales son de Diego Vila. La obra fue muy premiada desde su estreno: obtuvo 4 ACE y 4 Hugo. “Es la primera vez que canto en público y, pese a la cantidad de funciones que hice de la obra, todavía me causa pudor. Al canto lo trato con mucho respeto, por eso llego dos horas antes de la función al teatro, engomino mi pelo, emprolijo la barba candado y enseguida caliento la voz. Esto me lleva bastante tiempo”, cuenta Jorge Suárez.

El actor dice que, pese a ser una obra de fuerte resonancia nacional, no encontró lugar para esta producción en la avenida Corrientes. “No le interesó a ningún productor del circuito privado, ni tampoco al teatro municipal o nacional. Es muy raro que no se valoren a escritores populares argentinos y su vínculo con el teatro. Por eso la tuve que producir yo mismo”. Para componer a su personaje cuenta el actor que leyó muchísimo “sin embargo, quise tener en claro qué había hecho. Me cautivó su enorme actividad política, no tenía en claro que había sido tan cercano al radicalismo, incluso que el padre había sido intendente de Añatuya, donde él nació. Me sorprendió, además, su capacidad de pasarse a las filas del peronismo. Eso es algo importante como mensaje para tener en cuenta actualmente: lo valioso es el bien común, no los partidos políticos.” Sin embargo, considera Suárez que a su modo de trabajo no le cambia tomar la vida de un escritor o de cualquier otro personaje tradicional. “A Manzi lo traté con la misma seriedad con la que hice todos mis personajes. En este caso, fue muy difícil contar la vida de un hombre tan importante en una hora y media. Lo primero que me propuse fue la caracterización, en este caso, su barba candado, eso me permitió saber cómo podía apropiarme de su gestualidad y su postura corporal.”

Fuente: Clarín

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