Claudia Lapacó y Claudio García Satur: Una vida Mejor


Dos que entienden de disfrute

Los actores trabajan por primera vez juntos en teatro en la obra Una vida mejor y hablan sobre su propia experiencia en esa búsqueda.

Hay sol. Un verano desubicado en el calendario invernal provocó que él eligiera traer un sombrero. Ella lo nota y lo destaca: "¡Qué galán con sombrero! ¿Sabés que mi familia era sombrerera?" Él se descubre la cabeza y la saluda y se sorprende ante la información. Comienzan a hablar e intercambiar anécdotas alrededor de lugares donde aún se venden, tipos de tela, modelos y modas pasadas. Claudia Lapacó y Claudio García Satur protagonizan Una vida Mejor, su primera vez de los dos solos en un escenario. El encuentro, en la ficción y en la realidad es algo que individualmente disfrutan.
"Empiezo yo", comienza ella. "Nunca me eligió. Nunca pensó un segundo en mí. Ni escribió una letra para mí", dice con ironía delante de él, que además de interpretar a Floreal, también es el autor de la obra. "Fue Santiago (Doria) que me sugirió a Claudia y claro que me pareció muy bien. ‘¿Claudia? ¡Excelente!’, le dije. Y allá fuimos. Fue él, que generó que todo esto se produjera."
Porque fue Doria quien le acercó el libro a Lapacó. "En cuanto la leí lo llamé inmediatamente a Santiago. Y le dije: ‘Yo a esta obra la quiero hacer y no me basta con leerla una vez’ porque inicialmente la presentamos en Teatrísimo".
–¿Por qué? ¿Qué viste en el texto?
Lapacó: –¡Me encantó! Venía hace dos años haciendo Filosofía de Vida y quería un rol que me despegara totalmente de esa experiencia. Ya había leído varias obras y no me venía bien ninguna a pesar de ser buenas. Me emocioné muchísimo, el rol es maravilloso. Es una mujer viuda de clase media baja, que nunca trabajó y que tiene que salir a limpiar casas para mantenerse. Tiene una formación mínima, pero es inteligente del corazón, la que mueve la sensibilidad y las emociones. ¡Me enloqueció! Estoy muy feliz de estar haciéndola.
–¿La inteligencia del corazón es algo que intencionalmente está en el texto para Remedios o es una característica que le sumó Claudia?
García Satur: –Creo que es la única inteligencia que hay. Uno no puede traicionar a la inteligencia del corazón. Puede traicionar a la inteligencia mental porque hace a sus intereses pero el corazón, si se siente mal, se muere.
–¿Qué sería la inteligencia del corazón?
GS: –Podría decirse que la palabra del corazón, el concepto del corazón, es saber de la existencia del otro y saber que existe más allá de las diferencias. Pero para que pase eso hacen falta dos personas que lo hayan comprendido aunque estén lejos en otros aspectos, en lo intelectual, por ejemplo. Él es un hombre instruido, un tanto solitario, un tanto huraño que tiene un hijo bien casado y tiene su dinero, su casa, muy buena forma de vivir pero le pide a su hijo que le dé un nieto. Ella tiene un nieto, pero en España. Se lo llevó la hija porque no encontraba laburo acá en ese momento. Entonces el nieto real y el hipotético es un lugar donde ambos se convocan.
–¿Por qué el titulo es Una vida mejor? ¿Los nietos representan eso?
GS: –Floreal pide su continuidad. En la pieza La vida mejor aparece en varias vertientes. Una es esa, que el amor debe ser transferido, compartido: el hijo se fue y ahora quiere que lo visite alguien que le genere una alegría. La vida mejor es pelear contra todo aquello que está mal, que es injusto. El hijo le trae pastillas para el colesterol, pero Floreal no quiere sujetarse a esa vida mejor, la vida mejor no es vivir para durar más sin sentir nada. Lo que espera es que lo visiten y le hablen de otras cosas o lo hinchen. Ella va advirtiendo ese sentimiento y se da cuenta de que detrás de este hombre no hay un huraño sino un hombre que está solo.
CL: –Yo creo que una vida mejor no empieza nunca desde el exterior, empieza desde la armonía que uno puede tener desde uno mismo. Con pequeños cambios uno puede tener una vida mejor. Estos dos seres solitarios, tan distintos. No es para nada una historia de amor de pareja.
GS: –Ni siquiera es un drama.
CL: –No. La gente se ríe y se emociona. Es maravilloso ver cómo dos personas sin tener un punto en común pueden caminar en paralelo. Cada uno con su personalidad puede encontrar cosas que le mejoren su calidad de vida para sentirse bien interiormente.
–¿El mejoramiento de los personajes está basado en lo que el otro aporta?
GS: –Es un mejoramiento entre ellos y entre estas distintas soledades, de una viuda solitaria que labura para mantenerse y pagar su viaje a España, y el otro que espera tener un nieto.
CL: –Y este hombre hace todo lo posible para que yo no me quede trabajando ahí. Pero ni me conoce y yo resisto, lo mandoneo. Le voy ordenando un poco la vida. Después hay un personaje que no aparece, pero que hace que ellos se vayan a unir en el amor hacia otro. Eso es muy lindo.
–¿Qué personaje es?
GS: –¡No importa! No se puede revelar pero es donde se van a encontrar.
–¿Es tu debut como dramaturgo?
GS: –No. Tengo varias comedias. Una que hice en Mar del Plata en 1982. Una muy ligera, que se llama Ladrones a domicilio. Lo cual es una contradicción, juego mucho con las palabras y muchas veces las palabras juegan conmigo porque son las que en definitiva te hacen contar aquello que no supiste que sabías. Yo creo que la gran magia que tantos escritores de teatro, de novelística han tenido es lograr dejarse llevar por la palabra porque es un yo interior  que no lo puede traicionar a uno.
–Antes de llegar al Multiteatro hicieron gira por el Interior del país ¿Hacía cuanto que individualmente no hacían giras por provincias?
GS: –Yo hace 30 años. Porque no puedo decir que me entusiasma grandemente como le pasa a Claudia.
CL: –A mí me divierte, me gusta. Me llena de adrenalina. La última fue con Las mil y una noches con Pepito Cibrián y, en esa gira, Pepito estaba muy sorprendido que yo quisiera hacer la gira. Cuando paramos por el mundial, era 2010, ahí el San Martín me ofreció hacer Viaje de un largo día hacia la noche entonces le dije a Pepito que dejaba la gira.
–¿Tenés continuidad teatral ¿Hace cuántos años?
CL: –Muchos. Por lo menos quince. Es lo que más me gusta hacer ¿sabés? Yo quiero hacer esto mientras viva.
–¿Y qué pasa en los días que no tenés función o en vacaciones y cambio de temporadas?
CL: – Te voy a decir lo que hace el teatro: me ordena la vida. Porque ya sé que a tal hora me voy a preparar y es todo como una ceremonia. Los sábados ya sé que no voy a lo de mis hijos. Pero sé que tengo mi vida y que no estoy pendiente del llamado de mis hijos o nietos. Ya tienen todos sus ocupaciones. Ya no soy la abuela que fui cuando eran bebés y que es el momento cuando te necesitan. Cuando son grandes uno se tiene que saber correr del lugar.
–¿Qué es lo mejor de tu vida?
CL: –Nunca descuidé a mis hijos. Cuando ellos eran chicos yo no trabajé tanto como para decir: Me perdí la infancia. No me pasó eso. Yo los prioricé y es como un sello marcado a fuego que me pone muy feliz.
GS: –Son mis hijos y mis nietos ya que nos enseñan a vivir. Y también lo mejor de esta vida es el humor y darme cuenta que siempre supe soltar sea un amor, una hija. No vivir agarrado a nada. Ni a uno, ni al yo, ni al ego, sin duda no soy tan perfecto para haberlo liquidado, pero lo tengo bastante controlado.
–¿No hay nada que mejorar en cada uno?
CL: –Todos los días se debe tratar de ser mejor para conseguir una vida mejor. En la profesión del actor lo extraordinario es que no hay un techo.
GS: –Todo. ¡Hasta el último día!
CL: –Y en la profesión, no hay edad tampoco para retirarse si te funciona la cabeza. Además se puede trabajar con alguien que te dicta la letra. Lo importante es como lo hacés, como lo decís. Afortunadamente, estamos bien de la memoria. Es extraordinaria la profesión del actor. Cuando escucho que dicen "me voy a retirar", me pregunto "¿Qué pasión encontraron en esto para ponerle una edad a retirarse? ¿Fue solamente un  medio de vida? ¿Un narcisismo?" Yo quiero seguir haciendo porque el pasado es sólo pasado y quiero disfrutar del hoy haciendo. «


garcía satur, autor
En 1987, publicó un libro de cuentos, Heterocuentos, unos años antes había escrito una comedia que se presentó en Mar del Plata, Ladrones a domicilio, y desde hacía un tiempo trabajaba en Una vida mejor, que ahora llegó al Multiteatro. "Tengo otra comedia un tanto romanticona. Soy un tanto romanticón especialmente cuando escribo; es mucho más sencillo de serlo que en la vida real."

–¿Cuál fue la primera idea?
–La primera idea fue un diálogo entre dos personas de alguna forma solitarias cada uno a su manera.
–¿No eran hombre y mujer?
–Sí, eran un hombre y una mujer. Él mayor. El personaje entró a escena y empezó a hablar y de pronto entra en territorios confusos. Van hablando y se van enterando de lo que uno quiere decir. Es muy curioso e interesante el proceso de escritura. En el programa de la obra escribí mi respuesta de por qué escribí esta comedia. Podría enumerar miles razones, pero la verdadera es que la escribí porque me gusta jugar. Las palabras son las mejores compañeras de un jugador amante de la comedía.


Primera vez juntos
Nunca antes. Mientras Santiago Doria dirigía El conventillo de la paloma en El Cervantes, un día Claudio García Satur le llevó el libro de Una vida mejor. “La leí y me encantó”, reconoce Doria, que aceptó de inmediato dirigirla. “Es muy tierna y muy linda. Le hice toda una evolución de lo que pensaba y le propuse hacerla en Teatrísimo con Claudia. La hicimos y salimos de gira.”.
–¿Qué hay en el texto para decir que tiene “mucha ternura”?
–Es un texto entrañable. Son dos personajes muy sólidamente construidos desde lo actoral. Es la historia de dos soledades que a partir de ahí se unen. El encuentro no es desde un lugar sexual, sino desde el compañerismo. Es un señor mayor de setenta y pico de años al que su hijo atiende pero a su modo, porque es un hombre de negocios y siempre anda a las corridas. Y él quisiera tener un nieto. Ella es una mujer que tiene su hija, su yerno y su nieto en España. Son las circunstancias las que los unen porque él es un gruñón y el hijo es quien la manda para que trabaje en su casa. Y primero se resiste, pero ella de a poco logra ir ingresando en su vida y hay un enganche entre ellos desde la amistad. Es como que esas soledades a esa altura de sus vidas hiciera que se encuentren y en el final, si bien es abierto, de alguna manera uno sabe que ya no estarán tan solos.
–¿Ya trabajaron los tres juntos?
–No. Nunca. Yo trabajé con ambos pero separados y si bien ellos trabajaron en algunas obras, como en Salven al cómico y en La dama del Maxim pero nunca lo hicieron así, sólo ellos dos en el escenario.

Fuente: Tiempo Argentino

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