El nunca más del cuervo



La barbarie, aquí y allá

La Runfla presenta El nunca más del cuervo, que evoca la dictadura militar argentina y la Guerra Civil Española

Apenas 15 minutos pasadas las 21, sobre la calle Lacarra, a pocos metros de la avenida Directorio -en pleno Parque Avellaneda-, está punto de comenzar El nunca más del cuervo (fragmentos del espiral) , el nuevo espectáculo del grupo de teatro callejero La Runfla.

Un personaje montado en unos zancos, cubierto de una gran capa y con largo bastón se acerca con aires de misterio a los asistentes allí reunidos, reparte desde las alturas los programas de mano y, después de ofrecer su bienvenida, propone recorrer fragmentos de la historia inspirados en la última dictadura militar argentina y la Guerra Civil Española. Detrás suyo aparece en puntillas de pie un músico que invita al público a seguir las notas que desprende su clarinete por un sendero de tipas. A partir de entonces aguarda a los espectadores una seguidilla de nueve escenas acompañadas de música en vivo que se hilvanan a medida que nos desplazamos por el interior del parque, y da cuenta de sucesos en espiral que se repiten y acontecen de modo "sistemático" a lo largo de la obra.

Los fragmentos se recrean a través de poemas de escritores clásicos como César Vallejos, Juana de Ibarbourou, Federico García Lorca, Emma de Cartosio y Edgar Allan Poe con enlaces y textos dramáticos del director de la compañía, Héctor Alvarellos. Para ver y comprender el relato, el público deberá trasladarse, girar, correrse y transitar por espacios del parque que de pronto se iluminan para ser completamente resignificados; una puesta en escena que por momentos roza lo onírico y lo cinematográfico.

Así, un grupo de obreros que reclaman por sus derechos, cuatro niñas que juegan con una gran pelota inflable, una novia con su ramo, un grupo de bailarinas y cantantes españolas acompañadas de castañuelas, un paseo en bicicleta de un grupo de amigas, y otras situaciones que son metáforas de la vida se verán interrumpidas reiteradamente por los Micus, personajes tenebrosos con máscaras (¿de cuervo?, ¿de buitres?), que enseguida siembran el terror e invariablemente terminan secuestrando, asesinando, apropiándose de un bebe o haciendo volar ideas "subversivas de la cabeza" de aquellos personajes perplejos, valiéndose de máquinas ruidosas -esas que se usan en los parques para barrer las hojas-, para "limpiar" el terreno y literalmente "ventear" las cabezas de sus víctimas.

A partir de una cuidada iluminación, seguimientos con reflectores, utilización de elementos como el fuego y máquinas que impulsan el aire, un vestuario cuidado y la profundidad de campo que permite el emplazamiento, se destaca la puesta en escena que se apropia de los distintos espacios del parque, su arboleda y el cielo en todo su esplendor, como una escenografía privilegiada.

Hacia el final del recorrido, el parlamento del personaje de la vida, montado sobre sus zancos, ofrece un cierre a este recorrido nocturno: "En la eterna tormenta de maldad reciclada/ el olvido se olvidó, la memoria se va/ y en el dulce ajetreo de una hembra pariendo/ regresa la esperanza. Todo vuelve a empezar/ cada noche, amanece cada día, se va / y en el aquí y ahora de nuestro humano encuentro /celebrando entre todos este nuevo fragmento/ ha llegado el final, cada cual con su historia/ cargada en sus espaldas, mientras nuestros hijos sostienen/ el eterno espiral".

A modo de epílogo, los personajes reparten hojas de laurel. Invitan a pedir un deseo y arrojarlo en una hoguera mientras la imagen de un gran Micus envuelto en llamas se consume por el fuego. Dijo el cuervo: "Nunca más".

El nunca más del cuervo
Por el grupo La Runfla
Parque Avellaneda, Lacarra 850, a 30 metros de Directorio.
Sábados, a las 21.
Entrada, a la gorra (4672-5708).

Fuente: La Nación

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