Fernán Mirás


Fernán Mirás: “Como actor, busco la emoción”

Padre de tres hijos pequeños (dos de ellos mellizos de seis meses), se reparte entre “Tiempos compulsivos”, en TV, y “El hijo de puta del sombrero”, en teatro. Mañana estrena en el cine “Días de vinilo”, una comedia sobre la amistad. Un actor de vida intensa.

Es actor, pero podría haber sido artista plástico. Tiene 43 años y es padre de Santiago, de 5 años, y de los mellizos Sofía y Sebastián, de 6 meses (sí, los tres nombres empiezan con “s”, porque a él y a su mujer, María Amelia, les gustaban y no iban a buscar otros sólo por evitar la coincidencia de la inicial). A pesar de venir de una familia agnóstica, su primera escuela de teatro fue en una iglesia metodista de Flores. Aunque prefiere no sobrecargarse de trabajo y hacer una cosa por vez, el presente lo encuentra en el teatro, la TV y el cine. Y pese a las dudas que puede haber tenido al elegir la profesión, a más de veinte años de haber iniciado este camino, reconoce que actuar le da enorme placer y que mantiene intacta la curiosidad frente a cada nuevo desafío.

Fernán Mirás es uno de los protagonistas de la obra teatral El hijo de puta del sombrero (en el Paseo La Plaza), integra el elenco de Tiempos compulsivos (El Trece) y mañana estrena Días de vinilo (película de Gabriel Nesci). Está disfónico a causa de las dos funciones diarias del fin de semana, y le preocupa un poco la cantidad de letra que debe estudiar para el unitario. Además, el inminente estreno del largometraje le demandó tiempo para la promoción. Pero no se queja.

Dice que sería una paradoja asegurar, como asegura, que disfruta plenamente de su trabajo y lamentarse de los contratiempos. Se la banca y su mujer -quien traduce guiones y obras de teatro- le hace el aguante, haciendo frente a las demandas del pequeño batallón de niños que hay en la casa.

A los 14 años, Fernán quería estudiar teatro. “Pero no tenía guita”, cuenta. “Conocí a alguien que estudiaba teatro en una iglesia metodista y yo, que no estoy ni bautizado, fui”, repasa. “Cuando a mis papás les dije que había encontrado dónde estudiar teatro gratis, me tuvieron que dejar ir”, sigue.

Luego, y ya fuera del recinto sagrado, estudió con Héctor Bidonde y con otros maestros. A los 17, hizo su debut en el teatro profesional, con Cuba y su pequeño Teddy , junto a Lito Cruz. “Era una obra que hacía Robert De Niro en Nueva York y como era amigo de Lito, De Niro vino al estreno. Se armó un revuelo bárbaro”, recuerda Fernán.

“Tenía otra vocación muy fuerte: la pintura. Estudié Bellas Artes desde los 11 años. Por eso cuando empecé a actuar, no estaba seguro”, dice. “Con el tiempo descubrí que mi vocación era el teatro”, asume. También estudió batería y guitarra. Siempre el arte. “¿Jugabas a la pelota?”. La respuesta. “No”.

Su trato es amable, se lo ve sencillo y no se niega ante quien le pida una foto. No la va demasiado con la tecnología, se resiste a escuchar música en mp3 y tiene nostalgia por los discos de antaño. Y casualmente eso tiene un punto de contacto con Días de vinilo . “Es una comedia”, define Fernán. “Trata sobre cuatro amigos, cada cual tiene sus problemas con las mujeres, y empieza diciendo: ‘Eramos amigos porque vivíamos en el mismo barrio’. Para mí Nesci, en la película, se burla de la amistad, aunque sin necesidad de subrayarlo”, continúa. “A lo largo de la película se encuentran los cuatro varias veces y ninguno se comunica con el otro, ninguno escucha el problema del otro, sino que cada uno está con el suyo”, agrega.

¿A qué se debe el título de la película?

Refleja a una generación, la mía, que tiene hijos de más grandes o se casan de más grandes. De los cuatro, sólo uno se va a casar. Los demás siguen en una especie de adolescencia tardía. No pueden largar el vinilo. La película tiene que ver con la necesidad de que maduren.

¿Cómo es tu personaje?

Se llama Luciano y es un idiota gigante. Un tipo que tiene a la chica de sus sueños, que es Emilia Attias, pero por el miedo a perderla, termina estropeando todo. Es un celoso insoportable.

¿Vos tuviste alguna crisis al cumplir los 40?

Todavía no. Creo que porque no tuve tiempo, pero me va a llegar en cualquier momento. Pasa que tuve a mi primer hijo a los 38 y eso te rejuvenece, y veló un poco la cosa. Ahora los mellizos, y sigo postergando la crisis...

“El doctor Buso (el psiquiatra que interpreta en Tiempos compulsivos ) me resulta un personaje muy interesante. Me pareció una buena oportunidad para investigar el tema de la simulación. Me gusta que sus historias personales sean conocidas para el público, pero que frente a los pacientes tenga que disimular lo que le está pasando”, dice Fernán en un bar muy próximo a su departamento, ubicado entre dos barrios (“cuando me llegan las cuentas, en algunas me sitúan en Palermo y en otras, en Belgrano”).

En la vida real, ¿hacés terapia?

Ahora no. Pero hice terapia muchos años. No sé ni por qué empecé, pero con los años me di cuenta de que me había servido mucho. La relación con un psicólogo la conozco. Aunque claro que hay una diferencia entre un psicólogo y un psiquiatra, y me puse a investigar acerca de eso. La relación entre psicólogo y paciente es un poco más par. Con el psiquiatra es mucho más dispar.

Aunque son bien diferentes, entre Esteban (el personaje que interpreta en “El hijo de puta del sombrero”) y Ricardo Busso (“Tiempos compulsivos”) hay coincidencias. ¿No te parece?

Es cierto, tienen algo en común. Grabando y haciendo la obra lo descubrí. Pero decime vos...

Los dos buscan ayudar a los otros, mientras cargan con sus conflictos personales.

Claro. Yo me di cuenta de eso recién hace dos semanas, a pesar de que venimos grabando desde hace dos meses. Mientras grababa, pensaba: “Qué loco, éste se supone también que ayuda al otro”. Esteban es un ex adicto y la ayuda al otro se convierte en su razón de ser y tiene una manera muy particular de ayudar. Ricardo es un profesional y tiene una vocación y más talento para ayudar. Me resulta curioso haber tardado tanto en advertir esa coincidencia...

El guión de Tiempos compulsivos lo escribe Javier Daulte, quien como plus para escribir una ficción sobre la terapia, es psicólogo. Y en El hijo de p..., es Daulte quien lo dirige. “Ya había trabajado con Javier, cuando me dirigió en Un dios salvaje , en teatro, y en Para vestir santos , que él escribía para la tele”, repasa Fernán.

El hijo de puta del sombrero está en cartel desde hace varios meses. Esteban, su personaje en esa obra, “es un tipo que no siente. Como actor, uno busca la emoción. Y Esteban siente sólo miedo ante el peligro. No tiene ninguna moral y no siente nada, ni culpa, ni dolor. No tiene empatía con los demás”.

No es tu caso. Vos sos un tipo sentimental.

Sí, soy bastante blandito... Y con mis hijos, estoy hecho un boludo total...

Fuente: Clarín

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