Pablo Messiez: Los ojos


Una historia, una vida y sus puntos de vista

Llega de España el elogiado montaje del director Pablo Messiez

Durante años, el actor Pablo Messiez trabajó en varios espectáculos de Rubén Szuchmacher y de Daniel Veronese. Llegó, incluso, a estrenar una obra escrita y dirigida por él, llamada Antes , sumamente personal y poética. Después de Antes partió a España en pleno momento de su afirmación en el medio. El motivo fue de índole personal, aunque, será porque se trata de un artista, esa historia y sus derivaciones tienen elementos sumamente teatrales.

Pablo estaba de novio con un español. Democráticos, decidieron: un año acá, en Buenos Aires, y el otro allá, en Madrid. Habían pasado el año acá y todo bien. O no tanto ("pero sentí que había que cumplir con el compromiso"). Entonces se tomó el avión. No fue tan fácil. En Ezeiza se enteró de que no podía salir sin el pasaje de regreso. Ok, se compró uno a los apurones con la vuelta más lejana que consiguió. En Barajas, no lo dejaban entrar porque no tenía dinero suficiente para semejante tiempo de estadía. Los convenció. Pero la cosa (mejor dicho, el vínculo) no andaba. Decidió dirigir un espectáculo. La obra se llamaba Muda . El día que empezaban los ensayos se dio una fuerte discusión entre ellos. "En medio de todo eso, sentí que no podía faltar al ensayo; me fui sabiendo que en ese momento terminaba mi relación. Pensé que me iba a desmayar...", recuerda.

Y partió. Y ensayó. Y estrenó Muda . La obra fue muy bien. La estrenó en una salita alternativa (una de las pocas) que está ubicada cerca de la estación de metro Concha Espina ("nombre muy dramático si lo hay") en medio de un barrio "pijo". La hizo bajo un formato de autogestión que él conocía a la perfección y que allá se transformó en toda una rara avis que flipó al medio y a la crítica. El eco que generó ese montaje le abrió la posibilidad de encarar otra obra, llamada Ahora , ya en una sala oficial. Este año, vino la siguiente: Las criadas . Hasta lo convocaron como actor (está haciendo Hamlet , con dirección de Will Keen).

Después de 3 años y 7 meses, acaba de volver a Buenos Aires para estrenar hoy, en el Cultural San Martín, Los ojos, montaje estrenado allá en el Teatro Fernán Gómez. Acaba de llegar. Tiene la cabeza revuelta, revuelta de sensaciones. Apenas arribó, recuperó su viejo celular. Al reactivarlo, le entró un mensaje datado hace 3 años y siete meses. Era de su ex pareja. Decía: "Cariño, no te he podido escribir antes. Ya debes estar en tu vuelo, ahora viene lo mejor". Lo leyó sin poder dar crédito. Inmediatamente, lo borró. "Ahora que lo pienso -cuenta-, después realmente vino lo mejor porque allá estoy haciendo lo que me gusta."

-Más allá de lo personal, ¿por qué Madrid; una plaza que, quizá por cierto nacionalismo, se la considera una ciudad que teatralmente no es tan creativa como Buenos Aires?

-Creo que eso de "qué fantástico que en Buenos Aires pase de todo" no es tan así, pasan cosas buenas en todos lados. Cada país es un mundito en donde circulan intereses estéticos de lo más diversos. En muchos sitios pasan cosas similares a las que suceden acá. Y de Madrid, puntualmente, me gusta la posibilidad de ver espectáculos europeos. La vida me llevó ahí y, en esto de las vueltas, ahora hasta me encuentro escribiendo una pieza que tiene que ver con el estar allí.

La obra es en verso, un desafío. Cuando llegó a España se dio cuenta de que había algo en el uso del lenguaje que le sonaba medio impune. "Se dicen cosas que no está bueno que se puedan decir. Ni en una relación de pareja, lo sé, ni cuando un padre le grita a su niño con total normalidad: «¡¿Pero te crees tonto?!»", apunta. Con eso en la cabeza está escribiendo una obra en la cual la gente se muere si no piensa antes de hablar. Y ante el latiguillo de "¿sabes lo que te quiero decir?" ("que lo usan todo el tiempo y es un montón de palabras que no dicen nada") se mueren.

En esta historia, un tipo lee poesía y se da cuenta de que los síntomas se calman. La gente comienza a darse cuenta de que si hablan en verso pueden vivir mucho tiempo. "Después, llegan a la conclusión de que la cosa es elegir las palabras, hablar de una manera responsable. Luego viene un final más gay, porque la gente, ya cansada de elegir cada palabra, se pone a cantar. Pero esa parte me falta escribirla", comenta mientras larga una risotada .

-Parece un texto muy producto de un tiempo de crisis.

-Totalmente. Está la peste comiendo todo. Lo del aumento del IVA a la cultura es tremendo, pero también se percibe un clima interesante. Están por saltar los tapones en cualquier momento. Hemos tocado fondo y algo tiene que pasar. Cuando el mundo de lo económico se va al carajo te empiezas a conectar con el dinero de una manera más pura. Es el único costado interesante de todo esto.

Hay otro costado interesante en su paso por Buenos Aires: conectarse con un espectáculo suyo creado en Madrid interpretado por Fernanda Orzi y Marianela Pensado (otras argentinas que se establecieron en Madrid) y Estefanía de los Santos y Oscar Velado. Así, un círculo se cierra. Los ojos es una adaptación de un texto de Benito Pérez Galdós que trata sobre los puntos de vista, sobre lo que dejamos de ver cuando estamos viendo algo. Y, claro, sobre el amor, una separación y una historia autorreferencial sublimada por el teatro.

PARA AGENDAR

Los ojos:
de Pablo Messiez Teatro: Cultural San Martín (Paraná y Sarmiento). Funciones: miércoles, jueves, viernes y sábados, a las 20.30, y domingos (hasta el 26), a las 19. Entrada : desde $ 25.

Fuente: La Nación

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