Nacha Guevara: El Astros está de fiesta


Nacha Guevara: "Todos vinimos a esta vida a cantar y bailar"

Mañana estrena “El Astros está de fiesta”, una revista en la que es figura principal. A los 71 años, dice que se siente atemporal.

Que está retrasada, que cuando llegue se va a querer maquillar, ¡que es muy estricta! Que está a una cuadra, que está estacionando, que está por abrir la puerta, que ahí está bajando por la escalera del Teatro Astros con su pelo colorado y rizado medieval. Arriba de unas sandalias indomables, dice “hola, hola”, seria como extraviada.

¡Nacha, todos te tienen miedo!

Lo que el otro piensa le pertenece al otro. No me hago cargo de las emociones de los demás, salvo de las mías.

Mañana, Nacha Guevara estrena El Astros está de fiesta , donde cantará sus temas más emblemáticos, inspirado en los grandes music halls de Londres y París, junto a Nito Artaza (ver recuadro), Marcos “Bicho” Gómez y Jean Francois Casanovas. Esta es la tercera vez que Nacha participa en una revista. Su debut en el rubro fueLa primera fue en El Maipo está piantao (1970), con Jorge Luz y Nélida Roca y donde agotaba localidades a diario. Esa era la época en la que participaba activamente del grupo vanguardista que tenía como centro el Instituto Di Tella. “En el Di tella eran más bien desprejuiciados y, de hecho, estaban encantados de que pudiera expandir y abrir nuevas puertas para poder mostrar lo que también hacíamos allí”, cuenta sentada en las butacas del Astros mientras prueban sonidos y luces. Debajo de sus ojos vidriosos se presume una profundidad resguardada. Nacha supo unir el arte por el arte con el arte para el pueblo, llevar consignas feministas y hacerse cirugías estéticas. ¿Cómo hizo? “¿Flexibilidad infinita se llamará? Soy como una computadora con muchas salidas. Y cuando hago algo, lo hago a full.” Ahora vive sola en una casa en un barrio privado en el Tigre, con cinco gatos. “Estoy planeando hacer una movida para volver a la civilización. Necesito estar más cerca de los amigos, poder salir más espontáneamente. Cuando estás metido allá es todo una ceremonia, y en general, no salís. Es hermoso, pero te aísla un poco.” Medita todos los días, con sus hijos se ve más bien poco. Su hijo menor, Juan Pablo Favero, es psicólogo y vive en Estados Unidos, Gastón Briski en Córdoba y Ariel Del Mastro en Buenos Aires, pero viaja mucho. “Somos una familia errante y cuando coincidimos todos bajo el mismo techo, cosa que no sucede a menudo, hacemos fotos”.

Este año cumple 72, pero parece muchos menos, por su apariencia, pero sobre todo, por algo en su actitud. “Siento como que no tengo ninguna edad. Me siento como un ser atemporal y sólo me rijo por la energía. De este modo, no siento lo terrible de envejecer.” ¿Qué es lo terrible de envejecer?

La decadencia, claro. El envejecimiento puede ser sinónimo de decadencia o crecimiento. Eso también es una elección personal. Uno elige cómo quiere vivir, cómo quiere envejecer, cómo quiere morir, cómo quiere sentirse. Los seres humanos tenemos ese poder increíble que no usamos.

¿Cómo te imaginás a los noventa, por ejemplo?

Lo que no me imagino es dependiendo... Realmente, si me tengo que ir mañana, vámonos, pero lo que no quiero es depender, joder a los demás, joderme a mí misma. Quiero irme suave, fácil y entera, ése es mi deseo. En cualquier momento, eh.

¿Tu vida fue lo que imaginaste que iba a ser?

He logrado muchas cosas y he hecho lo que amaba hacer. Y no he hecho concesiones en ese sentido, por eso me siento una privilegiada. Hacer lo que uno ama es la mayor garantía para ser feliz. Yo bailaba, bailaba mucho en casa. Y creo que la primera vez que alguien estuvo feliz se puso a cantar y a bailar. De algún modo, todos vinimos a esta vida a cantar y bailar. Sólo algunos lo llevaron al nivel del trabajo, de la perseverancia, de hacer de eso su propio destino, pero en el fondo creo que lo único que quieren hacer los seres humanos es cantar y bailar.

¿En qué medida los premios y el reconocimiento de la gente contribuyeron a tu felicidad?

Uno sólo puede hacerse feliz a uno mismo y ése es el trabajo de una vida. Y si eso se logra, aunque no sea las veinticuatro horas del día, se irradia, contagia e inspira a los demás. Yo creo que en estos trabajos, hay que aprender lo antes posible que tener éxito y fracaso es pasajero. Hay que tomar con la misma neutralidad las dos cosas. Cuando vos creés que sos tu éxito, la pasás muy mal.

Te casaste tres veces -Anteo Del Mastro, Norman Briski y Alberto Favero-, ¿qué aprendiste del amor?

Aprendí que el amor es muy difícil. Requiere de algo que muy pocos seres humanos tenemos, que es la capacidad de amor incondicional. Esto lo he encontrado en la relación con los animales, pero me cuesta mucho con los humanos. Conozco parejas de treinta años que están felices, creo que se puede, aunque yo no haya podido, pero es un ejercicio cotidiano, y yo tengo una gran pasión y es difícil tener dos pasiones en la vida para mí.

¿Tenés ganas de enamorarte?

Mmm… Ahora viene la primavera, una estación mágica, y la idea del romance también aparece, pero hace mucho que estoy sola. Sé estar sola, me gusta estar sola, desde niña fui una solitaria, de modo que no me desespera. Si viene algo que me encanta... ¿Quién puede decirle que no a algo que le encanta?

Fuente: Clarín

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