Emilio Disi: Qué gauchita mi mucama


“De chico me parecía a Mick Jagger, pelo largo y cara de loco”

El actor protagoniza, junto a Flor de la V, Qué gauchita mi mucama, una  comedia que fue éxito en Carlos Paz y que ahora se presenta en Buenos  Aires. Asegura que el secreto de la vigencia “es saber escuchar y trabajar”.

Con el pretexto de hacer una producción de fotos diferente, Emilio Disi sugiere cortar la Avenida Corrientes y hacer un retrato con la marquesina de Qué gauchita mi mucama de fondo. “Se ve que no soy una estrella porque nadie frena, carajo”, bromea el actor mientras espera parado en medio de la calle el disparo del flash. Acostumbrado a relacionarse con extraños, intenta en todo momento salvar cualquier situación de incomodidad apelando al chiste fácil y a diferentes variedades de “caras de pelotudo” que, dice, son sus favoritas después de  haberlas elaborado actuando en los sketches televisivos con Susana Giménez.
El actor lleva décadas desfilando por diversos escenarios del país, desplazándose en el set de filmación de alguna película humorística o mostrando su rostro en la pantalla chica junto a otros grandes del humor. Empezó su carrera en 1968 con un papel secundario cuando filmó Humo de marihuana, donde interpretó al “Loco Melena” y desde entonces ha hecho reír a medio país, trabajando al lado de grandes exponentes del rubro como Alberto Olmedo o Jorge Porcel.
Su rostro, de fácil reconocimiento para los seguidores de las comedias veraniegas, arranca los aplausos de un público que le es fiel. Desde hace unos años empezó su dupla con Florencia de la V y cuenta: “Somos como un matrimonio recién casado que todavía conserva la química y el entendimiento.” Juntos hicieron tres comedias en Villa Carlos Paz. Arrancaron con Livin’ la vida loca, siguieron con ¿Y dónde está el mafioso? Y este año protagonizaron Qué gauchita mi mucama, que debutó hace algunas semanas en Buenos Aires en el Teatro Astros. Son tan inseparables que el uno del otro conocen sus puntos débiles: “Nos chicaneamos arriba del escenario con cosas que pasaron de verdad durante el día y la gente se descostilla”, confiesa.

–¿Qué tiene de especial esta temporada de la obra en Buenos Aires?
–Yo hacía muchos años que no laburaba acá. Siempre le tuve miedo a los éxitos del verano trasladarlos a Buenos Aires porque hay experiencias muy fallidas de espectáculos que han medido muy bien en la Costa y que acá hicieron sapo. Estaba con mucho miedo, pero ahora no paro de comentar y hablar que estoy sorprendido. Es una comedia de verano y se ríen más acá que en Carlos Paz. Estoy asombrado.
–¿Con que creés que tiene que ver el éxito en calle Corrientes?
–Tiene que ver con el boca a boca. El que fue a verla en Carlos Paz y terminaba aplaudiendo de pie, llegó a Buenos Aires y la recomendó. La comedia es un tanque desde que comienza hasta que termina y la gente no para de reírse. Esto es una mezcla de comedia, vodevil y teatro de revista, donde la cuarta pared no existe. Es una nueva manera de presentar un estilo de comedia.
–¿Cuánto influye en esto la dupla protagónica?
–Yo siempre digo que es muy difícil encontrar alguien con quien tengas química. La tuve durante 14 años con Susana, la tuve con Miguel del Sel en televisión. Con Florencia hacemos una dupla muy especial.
–¿Comparten muchos secretitos entre ustedes?
–El secreto con Florencia es que nosotros averiguamos por distintas personas qué le paso en el día a cada actor. Cuando el tipo está en el escenario, sacamos el tema, lo mezclamos entre el diálogo y nos morimos de risa. El público se aviva de que estamos hablando de la realidad y se descompone riéndose. Somos dos artistas que aprovechan absolutamente todo.
–¿Qué tiene de especial este personaje? Es un jefe de familia bastante ingenuo…
–No tiene nada que ver con lo que yo hago siempre, que es el langa, el canchero, el piola. Ahora hago de un boludón, salame, mediocre, al que agarré por el lado de la ingenuidad.
–¿Tiene más que ver con vos?
–Es una mezcla. Yo no soy lo que hago en el escenario porque sería un tarado total y mi mujer me mataría. Me levanto de buen humor, me gusta inventar chistes, crear gags. Me gusta trabajar con el humor, pero trato de no ser ni tan boludón ni demasiado langa.
–¿Cómo manejás el tema de los escándalos mediáticos?
–Yo en las cosas que tengan que ver con el escenario, si soy el director, soy el que decide qué va o qué no. Todo lo que pasa arriba del escenario es responsabilidad mía. Fuera del escenario, no me meto en nada. Son discusiones del empresario con el actor.
–Trabajaste muchos años haciendo el sketch con Susana Giménez. ¿Cómo ves este supuesto alejamiento de la pantalla y la renuncia de Gasalla al ciclo?
–El talento de Antonio es incuestionable. Para Susana es una gran pérdida, pero ella está más allá de todo. Su sola presencia en pantalla y con lo inteligente que es le va a buscar la vuelta para que el programa sea un éxito igual. Su sola presencia tiene un rating que trasciende todo. Ha tenido muchas pérdidas y ha sabido sobrellevarlo.
–¿Cuál es el secreto para seguir tan vigente, Emilio?
–Laburar. A mí me das un libreto y me decís “se estrena en 15 días” y durante ese tiempo me encierro en mi escritorio a agregarle chistes, gags, situaciones. Cuando voy al primer ensayo voy con 30 agregados para todo el elenco. La manera de perdurar en esto es saber escuchar y laburar. Escuchar porque a determinada edad te quedás con el idioma de cuando eras adolescente, tenés que escuchar el nuevo idioma que se usa en la calle.
–¿O sea que no tenés tope?
–Sí, tengo límites. No me gusta la grosería ni la ordinariez. Odio lo escatológico. Si alguien hace un chiste escatológico arriba del escenario es lo último que hará porque le pego unos bifes que le arranco la cabeza. No me gusta lo que está al límite de lo grosero.
–¿Y qué cosa no harías a nivel laboral?
–Lo que no volvería a hacer es una cosa en la cual no confío y no creo. Me gusta la cosa trabajada, elaborada, que haya buenos autores y buen elenco. Yo hago un programa de humor hace nueve años con Miguel del Sel en Miami y tiene mucha calidad. Acá no lo hacemos porque si pedís todo lo que necesitas, no te lo dan, entonces así nomás yo no lo hago.
–¿Qué opinas de la participación de Florencia Peña en Bailando por un sueño?
–Me encanta. El que tiene ganas de participar, que lo haga. Yo no lo haría, pero el que tenga ganas de hablar, que hable. Lo de Florencia me parece de unos huevos terribles. Los que la critican, me parecen unos reverendos pelotudos. En este país hay democracia y cada uno piensa lo que tiene ganas. La crítica de algunos idiotas a ella es para tener dos minutos de fama y son unos boludos.
–¿Es cierto que hace algunos años una revista te eligió como uno de los galanes de Argentina?
–Sí, claro que es cierto. ¿Te resulta increíble? ¡A mí también! Es la tapa de la revista Gente. Éramos ocho galanes de la Argentina. A mí no me sorprende porque yo tenía mi pinta cuando era chico. Me parecía a Mick Jagger, pelo largo, cara de loco.
–¿Eras muy “pirata” en esas épocas?
–Era laburador, un piratita si querés, porque era chico. Mi hermano también. La del conservatorio fue una época que tuve los años más felices de mi vida porque tenía mucha polenta, muchas ganas de laburar, hacia lo que surgiera. Era galán, cómico, gracioso ¡Y me parecía a Mick Jagger!
–¿Cómo recordás a tu hermano, Pepe Parada?
–Me encantaría estar en el panteón de actores con mi hermano y con todos los actores que han hecho grande el teatro, el cine y la televisión argentina. Están todos ahí.  Es una locura simpática la que tengo, pero me imagino de noche saliendo a charlar desde la tumba. Es una fantasía que tengo de que todos salen a contar anécdotas y se divierten demasiado. <

Inolvidabes de Disi

La década del ochenta fue de grandes éxitos para Emilio Disi. Filmó Los bañeros más locos del mundo (1987) y Bañeros II: La playa loca (1989).
Tuvo tanta química con Guillermo Francella que hacia finales de esa década encabezaron Los Extermineitors.
En 1990 participó en la tira cómica Stress junto a su ex esposa Dorys del Valle.
Durante nueve años acompañó a Susana Giménez en su sketch “Susana Spadafucile”.
En 2006 volvió al cine con Bañeros III: Todopoderosos.

El dato
TOLE-TOLE
Emilio Disi y Dorys del Valle sacaron los trapitos al sol, 20 años después de su separación. Él dijo que sólo funcionaban como pareja actoral y ella, indignada, salió por los programas a contar su verdad: “Emilio me dejó en la calle. Se quedó con la fortuna.”

Una casa convertida en pyme hot
Después de una exitosa temporada de verano en Carlos Paz, Qué gauchita mi mucama debutó a principios de mayo en calle Corrientes con elenco renovado. Algunas de las caras que acompañaron a la dupla Flor De la V – Emilio Disi en la ciudad serrana prefirieron bajarse del proyecto y se armó un nuevo elenco.
“Esta obra es algo inexplicable. No puedo creer el éxito que tuvo en Carlos Paz donde la vieron más de 65 mil personas y que ahora vengamos a Buenos Aires y sigamos teniendo sala llena todas las funciones”, cuenta Disi, que en escena se pone en la piel de Felipe, un empresario del rubro del remache que lleva una vida sacrificada de trabajo. Esto le permite a su entorno vivir a todo lujo. Las cosas cambian cuando la empresa está cerca de la quiebra, por lo que hay que pensar en cómo salvarse de la ruina. Mientras el abnegado Felipe desea concretar una alianza estratégica entre su empresa y una aerolínea japonesa, a escondidas de él, su mucama, su esposa y su cuñado montan en la mansión familiar un exitoso prostíbulo de lujo donde entran en escena los cuerpos más exuberantes.

“Palito Ortega no tenía nada que ver con la dictadura”
Con su rostro de inocente picardía, Emilio Disi asegura no ser un tipo comprometido con la política. Dice que cada gobierno tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, celebra que haya actores dedicados a la militancia, pero prefiere no mostrar su punto de vista. De todos modos, su cara se transforma cuando asegura haber estado entre los nombres de los “actores prohibidos” durante la dictadura militar en Argentina.
“Debuté en el ’79-’80 en el Hermitage, el presidente de turno, léase Videla, Viola, Galtieri, iba a ver la función que era el éxito más grande de la Argentina y se quedaban después de la función y se sacaban fotos con nosotros. ¡No le íbamos a decir que no al presidente de la Nación! Es un compendio de la pelotudez argentina todo esto que pasa ahora”, comenta el actor sobre cómo era trabajar en esa época.
“Ahora, por ejemplo, se la agarran con Palito Ortega porque filmó en la época de la dictadura. Lo voy a decir groseramente, pero me rompe soberanamente las pelotas que le busquen la quinta pata al gato. Palito Ortega hizo millones de películas y no tenía nada que ver con la dictadura, generaba laburo, pero ahora porque hacía películas de colimba dicen que eran de dictadura. ¿Por qué no se dejan de romper las pelotas? ¿Por qué no buscan a los verdaderos genocidas y dejan de joder a Palito Ortega?”, se indigna y agrega: “En la primera lista de prohibidos en la Argentina estaba mi nombre. En esa misma lista estaba Tito Alonso acusado de izquierdista y con la zurda lo único que hacía el tipo era tomar whisky.”


Fuente: Tiempo Argentino

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