Quique López, Jacqueline Miller, Damián Janza y Gonzalo Llanes: Teatro Sanitario de Operaciones

Festejar quince años de desafíos
Desde 1996, la compañía busca –con éxito– dejar a un lado el rótulo fácil de “los hijos de La Fura” con el que se la identificó en principio. Quique López, Jacqueline Miller, Damián Janza y Gonzalo Llanes expresan sus razones para la fiesta.
Una jaula esférica, cubos metálicos, una escalera que aún no sube a ningún lugar y otros varios que se amontonan. Esperan su turno para despertar una Julieta condenada, una colección de mártires y verdugos y otra de seres diarios deseando volverse fantásticos en el tiempo suspendido de una fiesta nocturna. En la sala Corrugado de IMPA (Querandíes 4290), Quique López, Jacqueline Miller, Damián Janza y Gonzalo Llanes, del Teatro Sanitario de Operaciones, posan con objetos de las obras Mantúa, Piedad y Kotidiana. En otra foto lo hacen junto a trabajadores de la fábrica recuperada que para el TSO se convirtió en hogar artístico. Es que este sábado de octubre comienza en IMPA la retrospectiva con la que el TSO festeja sus primeros 15 años de existencia y que consistirá en la reposición de los espectáculos mencionados, junto a la publicación de un libro de ensayos de reflexión teórica sobre su producción. “Su propia historia es uno de los elementos más fuertes que tiene el hombre. La retrospectiva, más allá de poner las obras, es mirar para atrás y poder ver el camino que te da tu identidad”, dice López, director del grupo.
El Teatro Sanitario de Operaciones nació en 1996, cuando un taller dictado por dos integrantes de La Fura dels Baus reunió a los que serían sus miembros fundadores. En 1997, el TSO participaba del primer Festival Internacional de Teatro con la intervención urbana Aparecido, en la cual un gigantesco desaparecido hecho de metal y luz retornaba desde el Riachuelo. Este marco fundacional y de influencia haría que fueran bautizados como “los hijos de La Fura”, rótulo que nunca les pareció pertinente y al que alguna vez Quique López contestó con algo de ironía: “Somos los hijos pobres de La Fura”. El otro mojón de origen –y que suele pasarse por alto– fue el haber sido en sus primeros inicios teloneros performáticos de bandas como Babasónicos, Divididos, Los Cafres y Las Pelotas; el recital, con su trabajo de espacios, su liturgia espectacular y el vínculo ritual con el público.
Más en Página/12
La eterna resistencia
Comentarios