Alfredo Martín: Detrás de la forma
Variaciones sobre la inmadurez
En Detrás de la forma, el director aborda algunas de las múltiples temáticas propuestas por el célebre escritor polaco. En particular, enfoca sobre aquella potente crítica a las instituciones que el autor apuntaba en 1937.
Después de El paraíso, inspirada en el cuento La virginidad, de Witold Gombrowicz, el director Alfredo Martín vuelve a atrevérsele al autor polaco con otra obra teatral: se trata de Detrás de la forma (la inmadurez, una experiencia fuera de lugar), que está basada en la novela Ferdydurke y se presenta los viernes a las 22.30 en Andamio ’90 (Paraná 660). El particular lenguaje de Gombrowicz ha inspirado en Martín una poética que también es especial. Un elenco joven, numeroso y enérgico, una estructura narrativa que es casi una partitura y una extraña disposición de las butacas conducen el viaje a las profundidades de Pepe (Joseph Kowalski en Ferdydurke), un treintañero que retorna a la adolescencia. “Es una iniciación al revés”, ilustra Martín. “En general, el viaje es el de Ulises, que joven se embarca y tiene las aventuras que le depara todo su trayecto.”
De las incontables temáticas que aborda Gombrowicz en Ferdydurke, Martín (que interpreta al profesor Pimko) seleccionó las que más sobresalen. Se hace carne en Detrás de la forma aquella potente crítica a las instituciones que el autor apuntaba en 1937. “La pedagógica, el modernismo como estética capitalista y el origen, la biografía”, enumera Martín. Y continúa con el detalle de qué se le cuestiona a cada una. “En lo pedagógico, está la necesidad de creación de la ignorancia en el otro para generar un vínculo de dependencia. En la casa de los modernos, una especie de forma de superación que es una impostura. Y en el tercer caso, los bastiones que sostienen a la familia: el abolengo, las enfermedades y el aniñamiento”, explica. La obra, que es extensa, se compone de diecisiete escenas que edifican estos tres universos y, con ellos, el maltrecho espíritu de Pepe. Cuando Martín –que es psicoanalista– recibe a Página/12, está leyendo obras de Sigmund Freud.
–¿La obra habilita una lectura desde el psicoanálisis?
–Cuando Gombrowicz habla de la forma dice que es necesaria para comunicarnos con el otro, pero que nos aliena. Nos sentimos seguros cuando decimos “yo soy así”. Gombrowicz propone que desconfiemos de ese yo que sostiene una posición. Esa captura de la que él habla respecto de la forma uno podría pensarla desde el psicoanálisis como la del lenguaje. Nosotros creemos que usamos el lenguaje, pero él nos usa. La forma se vale de nosotros, y si no somos advertidos podemos estar reproduciendo todo el tiempo algo en lo que estamos ausentes. Gombrowicz propone una distancia, que es la que se toma Pepe.
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