Marcelo Mazzarello


Marcelo Mazzarello

“Nunca fui el gracioso de la familia” Dice que descubrió su humor por casualidad. Ahora sabe hacer reír. Y reirse de sí mismo.

No fue una de esas enseñanzas que uno aprende de memoria. Sin embargo, quedó en su memoria para siempre. Sutil diferencia en el orden de las palabras que marca una lección de las que no se olvidan. Nació como ejercicio en un taller de comicidad, quedó como perlita de colección. Y entonces, a 25 años de aquel día revelador, recuerda: “Era un seminario de Norman Briski al que había ido un gringo a dar una clase. Nos paró a todos en dos hileras, puso dos pares de medias en el piso y nos dijo ‘Miren bien dónde las pongo, cierren los ojos y luego caminen hasta el lugar donde creen que están. Ahí bajen y traten de agrarrarlas’. Lo hicimos y todos, menos uno que lo hizo justo, nos agachamos antes y no las encontrábamos. Y el tipo dijo ‘¿Saben por qué nadie se pasó de largo? Porque en el no saber, el miedo hace que te bajes antes. Bueno, el humor está justo después. Eso es el humor’. Nos quedamos todos así”. Cejas levantadas, boca abierta. Marcelo Mazzarello actúa al alumno que fue. Y que entendió la seriedad del caso.

Voz nasal, abanico gestual desplegado sobre la mesa, gracia en el decir, decir sin filtros. Como cuando cuenta que “era asmático, me hicieron un piscodiagnóstico y me mandaron al psiconalista. Fui cinco años, tres veces por semana.

Más en Clarín

Comentarios

Entradas populares de este blog

Andrea Gilmour

Gabriela Toscano y Carlos Rivas: Hamlet, la metamorfosis

Raúl Baroni, Lorena Romanin y José Maldonado: Bernarda Alba al desnudo, Julieta y Julieta, y Estúpidamente Medea