Amar


Seres extraviados

“Amar”, de Alejandro Catalán Tres parejas o la previa a la típica familia disfuncional. Una puesta talentosa y sensible.

Si le preguntás, Alejandro Catalán, el director, te va a decir que la propuesta e s una actuación cruda y real a un punto que todos los procedimientos espaciales lumínicos y sonoros ... O que en la obra las palabras surgen y se pautan junto a todo un conjunto de acontecimientos que excede lo verbal .

Okey, pero al margen de la lógica búsqueda de singularidad, Amar no es (por suerte) una fabriquita de endogamia autocelebratoria. Es más, en las líneas que siguen nos gustaría, ay, nos gustaría hablar de un montaje alrededor del cliché sutil, pero tal cosa se consideraría una afrenta a la pretensión original. O quizás no. En fin, mejor pasamos a la idea siguiente que tiene que ver con la feroz economía de recursos; tanto que hasta podríamos imaginar que el pobre Catalán, puro talento, tiene menos apoyo que una pared de telgopor. Con todo, no se precisan más de diez minutos para saber que podemos recostarnos contra la butaca, la columna vertebral se afloja y cada espacio intervertebral recupera su elasticidad, para dedicarnos a disfrutar. Tan simple como eso: las buenas ideas no tienen por qué ser pomposas ni pretender tampoco exclusividad.

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