Víctor Laplace


Víctor Laplace: "Con los años me volví medio llorón"

Se define como romántico y muy emotivo y cuenta que tardó "demasiado" en tener su primera novia. Luego, fue pareja de Renata Schussheim y de Nélida Lobato. Dice que Tandil es su lugar en el mundo.

Filmó casi 70 películas, una enormidad que lo hizo aprender un guión tras otro. Sin embargo, hay un texto que, jura, jamás olvidará. Curiosamente no es del último filme: "Es de una peli del 83, mirá los años que pasaron... Espérame mucho. Te puedo decir de memoria la parte que quieras", propone Víctor Laplace. Aceptado el desafío, se acomoda en el sillón y repite —más que repetir, interpreta— aquello de Espérame y yo volveré, pero espérame mucho... Espérame cuando las tristes lluvias lleguen y cuando el calor llegue no dejes de esperar... Espérame cuando ya nadie espere y el ayer se haya olvidado ya. Lo que pasa es que esta película de (Juan José) Jusid tuvo que ver con una recuperación de los tejidos: yo había vuelto del exilio, había dejado de trabajar muchos años y esta historia me permitía decir Ah, vieron, no pudieron, he vuelto. Y se había muerto Nélida (Lobato). Era como decirle Espérame".

Un sabroso té multihierba que él preparó acompaña los vaivenes emotivos de una charla condimentada por los sabores y los sinsabores de una vida que empezó en Tandil, "mi lugar en el mundo. Ahí tengo una casa preciosa y cada vez que voy me quedo horas mirando las sierras, respirando buen aire, reencontrándome con los amigos". Los 360 kilómetros de distancia se desdibujan varias veces a lo largo de la charla, en su departamento del Centro, con un patio poblado de plantas y una cocina que seduce con salamines de su tierra colgados a la vista.

"Vine por primera vez a los 18 y casi sin avisar: a las 12 les anuncié a mis viejos que viajaba a Buenos Aires y a las 13 salía el tren. Fue una de las decisiones más importantes de mi vida. Después volví para hacer la colimba y enganché para ser soldado estafeta, que es el que iba y venía con la correspondencia. Venía por un día y medio y veía todo el teatro y el cine que podía. Y cuando terminé el servicio militar me instalé aquí definitivamente, con el cargo de Inspector de Control de calidad de Metalúrgica Tandil, un laburo para hacer acá, pero ya hacía teatro y se me complicaba. Terminé una función en Rosario y me pregunté qué hacer: si ser un jefe de Metalúrgica o hacer lo que más me gustaba. Me echaron y empecé a apostar por la autogestión. Tenía poca plata y ¿sabés a dónde fui a vivir? Para no extrañar, a una pensión que se llamaba Tandil, sobre Avenida de Mayo al 800", comparte el actor que anoche estrenó Tango turco, en el Teatro Cervantes, con dirección de Lorenzo Quinteros.

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