Oski Guzmán: Somos nosotros y El batacazo
“Improvisar es animarse a volar”
Hace diecisiete años que Guzmán está relacionado con el teatro de improvisación, lo cual –asegura– le enseñó que “en la improvisación no podés prever las reacciones del público, tenés que ver de qué se trata cada noche, qué es lo que hay para contar”.
“Yo hacía kung fu, quería ser instructor de kung fu y estudiar traumatología, porque me iba a servir para practicar y lo iba a necesitar seguro. ¡Era el negocio redondo!”, confiesa Oski Guzmán a Página/12, y cuenta que “en la secundaria leía las revistas de Bruce Lee y otras, y cuando entré al Conservatorio todo eso me sirvió de una manera increíble: yo no había estudiado nunca teatro, no había visto nunca teatro, no tenía ningún contacto. Pero me enteré de que en el Conservatorio de Arte Dramático había una materia que se llamaba Violencia en escena y dije: ‘Esto es lo mío’, y fui por esa materia. Era muy loco, porque yo entré sin saber bien por qué lo había hecho. Me sentía rarísimo; de hecho, el primer año reprobé”, ríe mientras recuerda el ahora actor, alejado de los domos y sobre las tablas, que incluye su participación en Somos nosotros, con el Grupo Qué Rompimos, y El batacazo, junto a Mauricio Dayub.
Para Guzmán, aquellos eran años en los que se le abría un mundo que desconocía pero que ya intuía podía ser el suyo: “Yo no entendía nada. Los seguía a mis compañeros al Rojas, a Babilonia. Admiraba porque admiraban ellos, iba porque iban ellos. Y tengo las impresiones más fuertes de ver a Los Macocos y al Puma Goity en el Rojas, a Martínez Bell también ahí. A Batato en Babilonia, las Varietés de Clown, ir a la Verdulería, que quedaba en Riobamba, haber visto a Los Auténticos Decadentes cuando salían a la vereda a buscar gente”. “Siempre el cuerpo antes que la cabeza. Y tengo la costumbre de ver la vida así. Siempre primero besé por besar, y después resulta que me gustó... y me casé. Y llevo casado ya siete años. Y decía que no me iba a casar ni loco...”, concede.
–¿De qué se trata Somos nosotros?
–Es un trabajo de improvisación que estrenamos para Teatro por la Identidad hace un par de años. Las historias surgen a partir de nuestra propia vida, porque improvisamos a partir de fotos familiares: cada uno tiene su back-up de fotos que bajamos en un formato sin-fin de video y queda como un gran álbum familiar de todos juntos, que se va proyectando, y en un momento se detiene en cualquier foto, y del que sale dice “mía” y cuenta algo de algún personaje que esté ahí. Un tío, un primo, padrino, amigos de la primaria, de la secundaria... hay de todo. Y al mismo tiempo jugamos con el nombre del público. Y el azar hace que siempre conozcamos a alguien con ese nombre. A partir de esas historias es que se hacen las improvisaciones. Las historias arrancan y concluyen de una manera muy fluida, como si hubiera habido un paréntesis en el presente: de repente surge la ficción, y de repente se fue.
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