Guillermo Cacace: Mi hijo sólo camina un poco más lento


Mágicos y encendidos

Desde una salita de Balvanera, y con horarios diurnos, Mi hijo sólo camina un poco más lento se convirtió en el fenómeno del off

La historia comenzó a fines del año pasado. El director Guillermo Cacace estaba buscando textos para dirigir en 2015 y Matías Umpierrez, curador del proyecto Festival de Dramaturgia Europa + América, le acercó una pieza: Mi hijo sólo camina un poco más lento, del joven autor croata Ivor Martinic. A Cacace lo movilizó mucho la idea de trabajar ese material, pero había una dificultad: sólo podía ensayar los domingos por la mañana. Trasladó la idea a un grupo de sus actores y aceptaron. El espectáculo hizo dos funciones en diciembre, dentro del marco del festival, y se repuso en abril, en el íntimo espacio Apacheta, en Balvanera.

A la hora de estrenar decidieron mantener el horario diurno, porque la luz del día que habían tenido durante los ensayos le aportaba a la escena una calidad irreemplazable. Comenzaron con funciones los sábados a la tarde y los domingos a la mañana. Pero, a dos semanas del estreno, la convocatoria de público se amplió notablemente y así, desde entonces, hay dos funciones los sábados (14 y 16.30) y dos los domingos (11.30 y 14). Las localidades están agotadas hasta fin de año.

Esta pequeña producción independiente alcanzó una repercusión inesperada. Hay quienes lo califican como un "fenómeno", pero Guillermo Cacace prefiere escapar a esa calificación. "Nos gusta más sabernos una alternativa artística de potente recepción -dice-. Con mucho cariño se ha comenzado a hablar de la obra como boom o fenómeno. Lo aceptamos con simpatía y nos divierte, siempre y cuando estas categorías o modos de nombrar no se expandan y reduzcan la dimensión artística de este espectáculo, aquello que es mucho más que azar, aunque no niegue una cuota del mismo. Hay que velar por sostener lo irreductible de toda diferencia al querer comprenderla. Sin creernos originales, rasgos comunes a otros no nos convierten en 'del estilo de'...".

Tampoco acepta que la pieza se encolumne dentro de la saga de obras que muestran a familias disfuncionales, tan comunes en la cartelera porteña en la última década. "En algún momento, el medio teatral le pidió prestada esta categoría a la psicología -explica el director-. Por extensión se aplicó a toda situación protagonizada por un grupo familiar que evidencie cierta conflictividad en sus relaciones. En sentido estricto, una familia disfuncional está atrapada en una dinámica patológica que tiende a repetir. Se encuentra capturada en una encerrona irresoluble. El psicoanálisis indica que se repite aquello que no se puede elaborar: hay un síntoma que opera sin movilidad alguna. En el caso de Mi hijo sólo camina un poco más lento llega un momento en el que algo se puede nombrar. La palabra logra decir aquello que permanecía silenciado y se abre un nuevo sentido. Algo se abre, se elabora. Es posible una circulación amorosa. De lo que se desprende que, en este caso, no se trata de una familia disfuncional."

Al croata Ivor Martinic, a sus 29 años, le interesa trabajar a partir del mundo familiar. Encuentra allí una forma de expresar su mundo interior. "La familia depende mucho del espacio del que proviene. Al cabo de los siglos se han impuesto límites, reglas, respecto de cómo debe ser una familia. Hoy resulta un gran problema romper esos límites. En el mundo en el que vivimos, que es un mundo individualista, con un gran auge del egoísmo, el individuo está en primer lugar y después viene la sociedad en la que la persona vive. Entonces es común que muchos dramaturgos quieran borrar las fronteras en su intento por redefinir la familia", explicó durante su visita a Buenos Aires, en diciembre pasado.

Mi hijo sólo camina un poco más lento muestra la historia de Branko, un joven que día a día va perdiendo movilidad. Pero, aunque resulte extraño, él no es el protagonista de la obra, sino su entorno familiar. Son sus padres, su hermana, sus tíos, sus abuelos, los que hacen de ese hecho algo doloroso que les permite mostrarse en una dimensión inesperada. El muchacho los descoloca y los lleva a enfrentarse con su verdadera identidad. Y eso provoca una profunda conmoción en el espectador, quien no podrá sentirse ajeno a la historia. Por el contrario, muchas referencias operarán para que su conducta se movilice hasta la emoción, a veces inexplicable.

El elenco está integrado por Juan Tupac Soler, Paula Fernández Mbarak, Antonio Bax, Romina Padoan, Elsa Bloise, Luis Blanco, Clarisa Korovsky, Aldo Alessandrini, Pilar Boyle, Gonzalo San Millan y Juan Andrés Romanazzi.

"Estamos contentos, claro. El reconocimiento de colegas y de la prensa nos abraza como nunca en los doce años de este espacio -admite Guillermo Cacace-. Todos venimos trabajando duro desde hace tiempo, preguntándonos todo, siempre como si fuese la primera vez. Lo que sucede excede lo que creíamos una necesidad de puertas adentro. Nunca se especuló con ser esa alternativa y hasta se dudó de poder permanecer en el tiempo. Lo que durase estaba bien (aunque hubiese sido una pena bajar pronto ya que nos resultaba entrañable esta experiencia mucho antes de que pasara todo esto). Algo hace que la gente busque otras opciones y entre la tan amplia oferta de la cartelera porteña, con propuestas en algunos casos excelentes, sucedió este hecho artístico y político. Político por demostrar un poder. Política de las pasiones alegres decía Spinoza. Así de claro: nos da alegría."

-¿A qué pensás que se debe la notable disposición del público por ver este trabajo en horarios tan poco habituales?

-Tal vez a que, público y artistas, estamos necesitando otras variantes. Y no hablo de gestos heroicos. Me refiero a pequeños gestos como éste: hacer algo en horarios atípicos básicamente por fidelidad a un pronunciamiento poético. Éstas son, si bien no las únicas, las mejores condiciones de posibilidad para que nuestra propuesta "suceda". ¿Por qué entonces cambiar esa situación? ¿Por no admitir una diferencia? ¿Por el peso de lo heredado de cómo se deben hacer las cosas? Además, ya en la sala hay también una opción de composición teatral: el autor es autor de un texto exquisito, pero consideramos que la verdadera autoría de obra se termina de tramar con el público no como espectador, sino como un par que está creando junto a nosotros esa experiencia que lo atraviesa. Nos hemos ocupado de que así sea.

-¿Cómo viven los actores este acontecimiento?

-El grupo está siendo capaz, por un alto ejercicio de sinceridad, de una circulación sensible inédita. Esto los hace felices porque no es corriente... Y esa circulación es posible por la consistencia de los lazos entre ellos. Cada uno disfruta de necesitarse para poder hacer esto. Tenemos un parámetro interno para saber cómo nos fue en cada función y no es si la obra estuvo mejor o peor... El parámetro es cuánto nos necesitamos hoy entre todos. Si alguien cree que lo que hizo durante la obra lo hubiese podido hacer solo, esto hace que más allá de la respuesta del público no haya sido una buena función... Por otro lado, vivir esto cuatro veces por semanas en el teatro independiente es como un estado de gracia. Sabiendo que son los límites de cómo tenemos organizadas nuestras vidas y del espacio que nos contiene lo que nos impide estar haciendo muchas más funciones semanales.

-¿Cómo vivís este proceso que comenzó con un enamoramiento por el texto y parece que va enamorando a mucha gente?

-Estoy muy movilizado. De todas formas sé que nunca dejé de amar una pieza porque viniese más o menos público. Incluso he amado profundamente piezas que vio muy poquita gente. Pero, como en el amor, lo que pasa ahora es que somos correspondidos. Son innegables las virtudes de este estado. Eso se traduce en la cantidad y calidad de las respuestas de la gente. No obstante, lo que no pienso olvidarme es que ser correspondido no puede ser una condición para amar.

EL ENTUSIASMO DEL AUTOR

"Creo frases que son pensamientos en el espacio", dijo el autor Ivor Martinic refiriéndose a su estilo de escritura. Ese mismo estilo que hoy conmueve al público porteño y por eso escribe desde Croacia: "Estoy entusiasmado con el gran éxito que está teniendo Mi hijo sólo camina un poco más lento. A pesar de vivir en el otro lado del mundo, todos los días recibo mensajes maravillosos de personas que vieron la obra. Me hace feliz ejercer esta profesión que hace posible que comparta mis preguntas con personas que tal vez nunca conozca. Cuando vi por primera vez el excelente espectáculo dirigido por Guillermo Cacace suponía que le iba a gustar a la gente por la sinceridad y por el increíble talento de todos los que participaron en su puesta en escena. Pero de verdad no esperaba un éxito tan grande".

UNA PROPUESTA QUE CONMUEVE AL MEDIO TEATRAL PORTEÑO

Mi hijo sólo camina un poco más lento convoca también a muchos colegas que asistieron a alguna de las funciones y tienen algo para decir

Alejandro Tantanián

Dramaturgo y director

"Guillermo Cacace y su grupo de actores detienen durante un tiempo al tiempo y nos permiten creer que hemos vencido (por un instante) a la muerte. O fingimos que hemos podido vencerla, sí. Teatro, entonces. Sean todos bienvenidos."

Luis Machín

Actor

"Que el teatro conmueva y emocione es algo que pocas veces se ve. Logra momentos inolvidables con actores de una singularísima claridad emocional. Un autor desconocido hasta el momento y la dirección de Cacace hacen de una mañana de domingo el momento ideal para dejarse llevar por la poesía de los cuerpos."

Santiago Loza

Dramaturgo, cineasta

"Del tipo de obras donde todo lo que uno puede decir es inútil; se debe ver, transitar y llevarla en la memoria como un recuerdo preciado, frágil y entrañable. En su aparente modestia es un verdadero acontecimiento. Solitario y luminoso. Imperdible."

Érica Rivas

Actriz

"Buenísima la obra. La entrega de los actores, la sensibilidad de la puesta. Belleza de muchas cosas vivas ahí. Hermoso. Gracias."

Rita Cortese

Actriz

"Es un abordaje de Cacace despiadado y desesperado, y profundamente amoroso. Aparece la síntesis poética y cuando esto ocurre en el teatro aparece el arte. Palabra a la que no le tengo miedo..., sé que hoy como nunca es un lugar de resistencia, de creencia, de fe..."

Martín Flores Cárdenas

Dramaturgo y director

"De ahora en adelante, cada vez que escuche el tema musical de la obra va a ser imposible no tener alguna imagen y ojalá alguna emoción de las que me llevé de Mi hijo sólo camina un poco más lento."

María Onetto

Actriz

"Me gustó mucho... Me gustó ir un domingo... Me gustó ir de mañana... Y sobre todo ver a un director y a su elenco hacerle honor a la aventura de actuar."

Hugo Urquijo

Actor y director

"Con enorme libertad, Cacace narra en escena la historia cómplice de actrices y actores únicos, irrepetibles. Allí están, en poco más de una hora, planteadas todas las preguntas más acuciantes y las eternas: sobre la vida y la muerte, sobre el sentido del dolor humano, sobre la fuerza del amor."

Ana Frenkel

Coreógrafa

"Me conmovió hasta las lágrimas el hecho teatral como ritual, el humano nombrándose como humano. La emoción esculpida en el espacio, la realidad en un instante invadiendo los cuerpos."

Fuente: La Nación

Un éxito que se repite fuera de Buenos Aires

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