Coco Sily: Gol de Dios


"Me llevo bien con el 99% de mis colegas"

Quiénes eran tus ídolos de chico?
–Los Tres Chiflados, Ringo Bonavena y el Huracán del '73.
–¿Qué te fascinaba en cada caso?
–Los Tres Chiflados porque eran una ceremonia para mí. Llegaba del colegio, me sentaba frente al televisor, mi abuela me preparaba una papas fritas, y entre las 12 y 12:30 disfrutaba de uno o dos capítulos de ellos. Me apasionaban locamente los que estaba Curly. De Bonavena me fascinaba esa cosa de bon vivant barrial, lo de darse los grandes gustos en la vida y a la vez comer los domingos con la vieja. Y del Huracán del '73 me encantaba el estilo de sus principales jugadores: René Houseman y Miguel Brindisi, su estilo de juego.
–¿Hubo algún tipo de enseñanza, valor o mirada de las cosas que aprendiste de estos ídolos y luego aplicaste en tu vida?
–No. Podríamos decir que de Los Tres Chiflados el valor que heredé fue que ante cualquier circunstancia de la vida siempre hay que estar juntos. Eso me quedó para para siempre porque soy un cultor de la amistad. Fijate que si iban en cana, iban los tres juntos; si salían con minas, salían los tres juntos; si se metían en un quilombo, los tres juntos también. Siempre así.
–¿Dónde aprendiste la hombría que reivindicás?
–En la calle. Y con mi papá. Mi papá me transmitió valores que yo comprobaba que eran reales y ciertos. Hoy, sin bajar línea y a través del humor, sigo reivindicando esos valores en los espectáculos que hago. Por ejemplo: que la novia de un amigo es un hermano, que si un amigo se está cagando a trompadas primero saltamos y después preguntamos cuál fue el motivo... todas cosas que heredé de la calle, de amigos, de salir juntos. La filosofía de estar sentados contra una pared mirando la nada.
–No siempre lo que te enseña el padre coincide con lo que se aprende en la calle.
–No fue mi caso. Sobre todo porque mi viejo era un tipo de barrio y me enseñó cosas que tienen que ver con eso y con ser buena gente y no cagar a nadie. Entonces, por más que justo te cruces con una bandita un poco más picante y te empieces a relacionar con otros tipos, es difícil que ambas cosas no coincidan.
¿Qué películas marcaron tu vida?
Te nombro tres: Cinema paradiso, Expertos en pinchazos de Olmedo y Porcel, y La guerra de las galaxias. Cinema... porque me hizo descubrir las maravillas del cine como arte y porque logró emocionarme y divertirme a la vez. Pinchazos... porque soy absolutamente fanático del cine de Olmedo y Porcel. Me parecen dos grandes comediantes y esa película en particular me encanta. Y La guerra de las galaxias porque amo profundamente el rubro de la ciencia ficción.
–Dentro del cine, ¿cuáles fueron tus actores ídolos?
–(Piensa) Por supuesto que De Niro y Marlon Brando, el cine de los actores recios. Pero tenía fascinación por Robin Williams. Y tengo devoción por Albert Finney. La película El vestidor, con Finney, me marcó especialmente como actor. Me generó un efecto parecido al que tuve la primera vez que fui al teatro. Recuerdo que sentí que levitaba, que la energía que había me llevaba arriba del escenario. Ahí me di cuenta de que quería estar ahí arriba.
–¿Y qué actrices te enamoraban?
–Julia Roberts. La verdad que sigo enamorado de esa mina. Hay una escena de ella en una peliculita muy chiquita que me encanta que es Notting Hill. Hay una escena que el hijo de puta del director le tira un plano y ella se sonríe y es una cosa que no se puede creer. Es descomunal la cara de esa mujer. Una mina por la cual podés sentir empatía. No es una diva tipo Marilyn.
–¿Y la música? ¿Cuáles son tus gustos?
–Deep Purple y James Taylor. Soy muy zeppeliano, rockero de la vieja escuela, porque tengo un hermano que me lleva nueve años y era un melómano. Con él aprendí a escuchar rock y bandas como Jethro Tull, King Crimson, Yes y Purple. A todo eso yo le agregué el rock nacional de Manal, Vox Dei y Pappo. Tengo admiración por todos ellos y con algunos, como Alejandro Medina, Javier Martínez o Pappo en su momento, pude entablar relación. Al haber sido manager de la Bersuit, pude estar ligado con el rock nacional.
–Si mirás para atrás, ¿qué es lo que más te enorgullece de tu carrera?
–Cómo la construí. Con sus errores y sus aciertos. El poder estar hoy sentado acá en mi casa hablando con telefono con vos a punto de ver el partido de Argentina, ya habiendo preparado una picada para mis hijos. Todo lo hice con mucho esfuerzo y sacrificio. Nunca mediaticé mi historia y pude ir en paralelo con mi alto perfil de hace diez años haciendo televisión, teatro y radio de forma contínua y al mismo poder seguir con mis parejas, mis hijos y mi vida tranquila. De donde vengo, haber logrado eso no me lo imaginaba ni en mis mejores sueños.
–Y sin haber pisado cabezas.
-No, por suerte no. Me llevo bien con el 99% de mis colegas. Por supuesto que después de tantos años de carrera habrá alguno con el que no me llevo bien o con el que ideológicamente no concuerdo o no compartiría una cena. Pero eso no quiere decir que me hayan hecho mal o yo les haya hecho mal a ellos. Pasa por otro lado.
-¿Qué sueño conservás de tus inicios?
-Se van renovando. Hoy es que realmente vengan a ver Gol de Dios porque siento que se van a reír lo mismo o más que con La Cátedra del macho, pero con algo mucho más íntimo y personal. Acá cuento mi vida, mis anécdotas. Me ilusiona no que sea un éxito sino que me vengan a ver y que pueda transmitirle algo de todo eso a la gente.
Coco Sily presenta su nuevo espectáculo, Gol de Dios, con música original de Gustavo Cordera y dirección de Charly Nieto. Viernes y sábado en el Chacarerean (Nicaragua 5565). A las 21.

Fuente: Tiempo Argentino

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