Virginia Lago y Héctor Gióvine: Milagros del corazón


"Todo el arte es un hecho de amor"

La pareja protagoniza Milagros del corazón. Compañeros en escena y en la vida, abordaron un texto que les permite hablar de las relaciones.

Los encuentros siempre son una decisión. Sobre todo cuando hay amor de sobra para compartirlo y cuando la vida se empecina en juntar los caminos. De eso habla Milagros del corazón, la obra que protagonizan Virginia Lago y Héctor Gióvine bajo la dirección de Manuel González Gil en el teatro Regio. Los actores, además de colegas, llevan más de 40 años juntos. El lugar de ese primer encuentro fue justamente el escenario. Luego de estar diez años sin trabajar uno al lado del otro, buscaron un texto para llevar a escena y dieron con esta obra, escrita por Alexei Arbuzov, un autor ruso.
"Queríamos volver a compartir un escenario y nos pusimos a pensar en obras. Ahí recordamos a una espectadora fanática de teatro, que siempre mandaba cartitas recomendando tal o cual obra, y entre las mencionadas estaba esta", cuenta Virginia Lago. La obra había sido estrenada a fines de los '70 en este mismo teatro, con los protagónicos de Rosa Rosen y Carlos Muñoz, dirigida por Muñoz, con el título de Viejo mundo. "Nos pusimos a buscar la obra para conocerla porque yo no la había visto y, en la búsqueda, dimos con el hijo de Rosa y él nos dio el guión. La leímos y nos encantó. Se la dimos a Javier (Faroni), que le gustó, y luego a Manuel, que estaba en México, y cuando la leyó quedó fascinado", describe Lago. Esta versión de la obra tuvo dos temporadas en Mar del Plata (2014 y 2015) y ahora está en cartel en Buenos Aires por ocho semanas. "Es una propuesta de una enorme ternura y calidez", dice por su parte Gióvine. Creo que esta es una propuesta interesante porque, como decían muchos espectadores a lo largo de las primeras temporadas, es una caricia para el alma. No lo habíamos pensado pero es así y en un momento como este de tanta violencia, que nos acaricien nunca viene mal", finaliza. Unos días antes del estreno, los actores cuentan a Tiempo cómo hicieron este trabajo.
–El amor es un tema recurrente, ¿cómo se le encuentra la vuelta para tener una nueva mirada?
HG: –El amor aparece en todos lados, casi te diría que, en el fondo, todo el arte es un hecho de amor. Y este es un amor de gente un poquito más grande, con un tema que los hace dudar, que es tomar una decisión de encuentro. Pero pasa no solamente cuando se tiene 70 años, sino que ese problema, el de tomar la decisión de estar al lado de alguien, también lo tiene el chico de veinte. Entonces es una situación reconocible, tenga la edad que tenga, porque todo el mundo lo ha vivido.
VL: –Creo que el amor es algo que tiene mucho que ver con el ser humano. Además, desde que el mundo es mundo se cuenta el amor de diferentes maneras. Es un tema protagonista de los cuentos, casi siempre. ¿Quién no necesita el amor? Esta es una historia de dos solitarios que se encuentran de una manera muy fortuita. Él es un médico director de un sanatorio y ella la paciente de ese lugar, y son dos personalidades muy opuestas y, sin darse cuenta, como ocurre muchas veces, van encontrando el amor entre ellos. Pero, fundamentalmente ella y –creo que ocurre mucho también eso de no querer comprometerse en la pareja–, no quiere asumir la responsabilidad de estar con alguien. Cuando ya te sentís solitario e independiente, estar con la persona que amás es una responsabilidad grande y a veces algunos no quieren asumirlo.
–¿Qué características han tomado de los personajes a la hora de construirlo?
HG: –Los personajes se arman a partir del material que te ofrece la obra. El secreto es encontrar esos momentitos, esas características, esas caras que no se ven del todo a simple vista. Mientras más descubras de esas cosas, más rico es el personaje que puedas transmitir. Así que el resorte es más o menos el mismo. Y después ir descubriendo las distintas etapas por las cuales vas a llegar a ese enamoramiento final con todas las dudas. Mientras más cosas descubras de las chiquititas que no se ven, mayor será la riqueza que puedas presentarle al público. Eso hemos tratado de hacer.
VL: –Son dos personajes muy ricos. Ayudados por González Gil hemos trabajado mucho en esta historia. A los personajes los encontrás por la observación que uno tiene de las conductas humanas y lo que se puede encontrar dentro de nuestro instrumento, que es el cuerpo. Eso que uno encuentra después de bucear viene de la capacidad de observar.

Además de la obra donde trabajan juntos, cada uno tiene sus proyectos. Lago está ocupando un espacio que quiere mucho en la televisión con Historias del corazón, y Gióvine se encuentra preparando un espectáculo sobre Discépolo que presentará en junio en el teatro Moliére.

–¿Cómo es compartir dos cosas tan intensas como son el trabajo teatral y la vida misma?
HG: –Hace mucho que estamos juntos y durante mucho tiempo trabajamos juntos. Ya es una costumbre, además porque nuestra profesión es tan encantadora y nos gusta tanto que es nuestra vida. Así que no hay dos cosas, hay una sola cosa que tiene formas distintas. Cuando uno llega a casa hay que abrir la heladera y sacar algo para comer. Llegás al escenario y también tenés que abrir una heladera, pero ficticiamente. En el fondo, es lo mismo. Siendo los dos actores está bien, las cosas pueden ser distintas cuando el otro no lo es.
VL: –A mí me encanta trabajar con él. En casa comentamos el trabajo, pero es algo que también se hace con otros actores. A mí me gusta ser amiga de los actores con los que comparto elenco. Si tengo una relación más profunda mejor porque trabajo con mucha tranquilidad. En este caso, él es el amor de mi vida. Siempre hemos compartido lo que hacemos, aún no trabajando juntos. Eso está bueno, que si uno está trabajando en un lugar y otro en el otro, comparte la felicidad que tiene de estar en tal trabajo o las dificultades.
–¿Cómo se conocieron?
VL: –En el teatro, y estamos juntos hace 45 años. Tuvimos dos hijos y tenemos una nietita. Fue durante una obra que fuimos a Bariloche. Se llamaba De fulanos y algo más. Éramos muy jóvenes, fuimos a actuar en un Fiat 600, éramos tres actores, Walter Santa Ana, Rubén Rodríguez Poncetta, Héctor y yo, con valijas y todo. Ahí nos enamoramos y seguimos juntos para siempre.
–¿Qué diferencias hay entre la movida teatral de ahora y la que vivieron ustedes en sus inicios?
VL: –El teatro es siempre igual pero Buenos Aires y la Argentina teatralmente, y lo dice todo el mundo, es realmente impresionante y hay teatros bellísimos bien cuidados. Siempre fue así, lo que pasa es que ahora hay cada vez más teatros periféricos donde se hacen funciones con 20 o 30 personas, tenés un par de sillas y ya podés hacer teatro. Hay mucha gente joven que hace teatro. Está vivo siempre y eso es extraordinario. Hay momentos económicos difíciles pero la gente va siempre al teatro y siempre se hace una y otra obra. ¡Somos muy molestas la gente del teatro!
HG: –Hay mucha actividad teatral. Tres espectáculos por día en el mismo lugar, eso es muy notorio. Pero el teatro siempre, también, ha sufrido las consecuencias del tema económico. Pasa en cualquier lado del mundo. Se produce mucho.
VL: –A pesar de la producción también pasa que a veces la gente no va. Hay momentos más difíciles que otros, pero en Buenos Aires podés ir a muchos lugares gratis y la gente va. En Argentina somos de salir, nos gusta salir, ir a las exposiciones, a ver teatro, al cine. Los otros días fuimos al Museo de Bellas Artes y había un montón de gente de todas las edades, la gente va a esos lugares. Uno que ha viajado ve cómo es en otros lugares.  «


Arbuzov, el autor

Alexei Arbuzov es un autor ruso a quien, en su momento, algunos críticos lo acercaban a Chéjov.
Sus historias son muy humanas, con personajes de todos los días que se muestran en su cotidianeidad y ofrecen una visión muy profunda del ser humano a través de las pequeñas cosas. Arbuzov nació en Moscú, pero su familia se trasladó a Petrogrado en 1914. Huérfano a la edad de once años, encontró la salvación en el teatro, y en 14 años comenzó a trabajar en el Teatro Mariinsky.
En 1928 se unió a un grupo de jóvenes actores en el Gremio de Teatro Experimental; después de su disolución comenzó a escribir obras de teatro y es un referente para la dramaturgia rusa del siglo XX. Su primera obra fue Clase, en 1930. En 1935, escribió la comedia Seis favoritos y la obra El largo camino y Tanya.


5 años lleva Virginia Lago al frente de la pantalla de Telefe en Historias del corazón. "Este año me recibo de bachiller", bromea la actriz que se siente feliz en su rol. 


Un encuentro casual y un amor

La obra de Alexei Arbuzov, Milagros del corazón, narra la historia de un hombre y una mujer, dos solitarios, que se van encontrando en el trato diario de un mes en el que la vida, el destino, la casualidad o el azar los ubicó en un mismo espacio. Él es un médico, director de un sanatorio, viudo desde hace ya algunos años, situación que no ha podido superar del todo. Ella es una mujer un tanto exótica en su manera de ser, pintoresca al vestir, y con una carga existencial que se develará a lo largo de la obra al referirse a sus contratiempos amorosos y la pérdida de un hijo de 18 años en un accidente.
Entre muchos otros actores, la interpretaron Dustin Hoffman y Ann Bancroft, Mónica Vitti y Nino Manfredi, Alberto Closas y Amparo Rivelles, y en la Argentina se dio a conocer en 1978 con el nombre de Viejo Mundo, con Rosa Rosen y Carlos Muñoz.
En esta puesta en escena Lago y Giovine estarán dirigidos por Manuel González Gil, con producción general de Javier Faroni y destacados nombres del teatro en el equipo creativo como: Martín Bianchedi en la música, Pablo Battaglia en el vestuario y Marcelo Valiente en la  escenografía.


Los personajes

Después de encontrar el texto, los  actores comenzaron a trabajar en sus personajes. "A mí me encanta este personaje, porque es muy loquita, tiene mucha locura", dice Lago. "Le pasaron cosas muy duras en la vida, de relación amorosa, de abandono... Tiene una cosa muy fuerte por eso quiere estar sol. Trabaja en la boletería de un circo, pero viene de trabajar adentro. Entonces el personaje es muy rico para transitarlo, uno en el transcurrir del trabajo, aparecen cosas buenas", explica la actriz. Por su parte, Giovine afirma, "Tuve que encontrar desde las cosas más pequeñas a este médico de una enorme soledad porque decidió, a partir de la muerte de su mujer no tener una nueva relación amorosa, y de pronto surge esa posibilidad. Primero dibujé esta cosa gruñona, tratando de que se vea que es una especie de defensa", completa Giovine.


De miérc. a vier. a las 20 hs, sáb. a las 21 hs. y domingo a las 19 hs. Teatro Regina, Santa Fe 1235.

Fuente: Tiempo Argentino

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