Ana Alvarado: María Magdalena o la salvación


Más allá del relato bíblico

La directora puso en escena la adaptación de un texto de Marguerite Yourcenar sobre la prostituta que siguió a Jesús. “Quise perfilarlo como una reflexión sobre el tema de lo femenino, sobre el devenir histórico de la mujer en la cultura”, señala.

Marguerite Yourcenar escribió en 1936 un conjunto de relatos al que llamó Fuegos, recién publicado en 1957. En el prólogo los define como “prosas líricas unidas por una cierta noción de amor”. Una de estas historias, María Magdalena o la salvación, acaba de subir a escena en Patio de Actores (Lerma 568) bajo la dirección de Ana Alvarado e interpretación de Julieta Alfonso y Omayra Martínez Garzón, a cargo de la manipulación de un títere que personifica a la propia autora. Críptico, ambiguo y por lo tanto poético, el texto da cuenta del derrotero sentimental y espiritual de María Magdalena, en función de los diferentes relatos que existen de su vida. “Yourcenar aprovecha los Evangelios apócrifos y otros textos, para sacar la historia de la versión que se da luego del Concilio de Trento, donde se establece que María Magdalena dejó la prostitución para seguir a Jesús”, detalla la directora en la entrevista con Página/12.

En el relato de Yourcenar, la protagonista decide vengarse de la afrenta de haber sido abandonada por Juan, el discípulo amado por Jesús con quien iba a casarse, acercándose al Maestro con el objeto de seducirlo. Es entonces después de la huida del novio que ella se convierte en prostituta y, tras aprender todos los secretos de su profesión, se acerca a Jesús. Pero quien es seducida finalmente es la propia Magdalena quien, luego de la muerte y resurrección de Cristo, vuelve a pasar por la experiencia del abandono, razón por la cual expresa sus quejas. La obra toma la totalidad del texto original y presenta, además, un contrapunto entre palabra e imagen, una de las marcas presentes en los montajes de Alvarado: “Para mí siempre está la actuación y el texto en primer lugar”, explica la directora, “pero luego genero tensiones entre la palabra y el mundo visual que propone la puesta”, concluye.

“Es un personaje que camina a la vera de Jesús y son muchas las versiones que se escribieron sobre su vida”, subraya Alvarado, en tanto explica que algunos textos la presentan como la esposa del Salvador, incluso madre de hijos suyos, mientras que para otros es una mujer sabia y hasta uno de los doce apóstoles. La directora estudió la iconografía que retrata al personaje y realizó una investigación junto a la video artista Silvia Maldini para ir más allá de la historia religiosa y perfilar el espectáculo como una reflexión sobre el tema de lo femenino, sobre “el devenir histórico de la mujer en la cultura”.

–¿Por qué cree que Yourcenar tardó veinte años en dar a conocer estos textos?

–Tal vez le haya dado pudor publicarlo durante la guerra. Son textos que están centrados en la pasión amorosa, muy relacionados con su intimidad y, en un momento socio político tan fuerte, pudo haber tenido miedo de chocar contra el prejuicio de que las mujeres escriben sobre cuestiones amorosas o sin importancia.

–¿Por qué María Magdalena cambia su plan de seducción?

–Ella sigue a Jesús y cambia luego de descubrir en él a un ser indefenso y débil. Verlo así la conmociona. Mi interpretación es que decide no ser ni prostituta ni madre para quedar, de ese modo, en un lugar singular. Porque ella había logrado manejar su propio dinero y había conseguido tener poder y, sin embargo, elige perder todo eso.

–¿En qué consiste su salvación?

–El personaje dice muchas cosas y la autora juega con muchas lecturas. Entre otras, dice que se salva de la trampa que significa la felicidad de tener una familia. Y como siempre la salvación implica una renuncia, también se queja de Jesús, porque él le impide la posibilidad del deseo.

–¿Por qué pensó en dos personajes para poner en escena este monólogo?

–Quería poner un títere en diálogo con la protagonista, moviéndose a otro ritmo. Luego me di cuenta de que el títere era la propia Marguerite, en la infancia, la juventud, la madurez y la vejez. El discurso visual también se arma con las imágenes que seleccionó Silvia Maldin, no de cuadros sino de ciertos signos asociados con lo femenino.

–¿Qué clase de signos?

–Están representadas distintas formas de “cárcel” que experimenta la mujer en relación a su condición de objeto. Son imágenes que dialogan con el texto, relacionadas con elementos de tortura, operaciones de estética, arreglos y tocados de mujeres de otras culturas, imágenes publicitarias y otras referencias que ponen al cuerpo de la mujer en conflicto.

* María Magdalena o la salvación, en Patio de Actores (Lerma 568), domingos a las 20.

Fuente: Página/12

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