Walter Velázquez y Alejandro Paker: El capitán Beto

Superhéroe nacional

El Capitán Beto que cantó alguna vez el Flaco Spinetta se corporiza en el Teatro Nacional Cervantes, bajo la mirada de un clown soñador

La nave transita entre estilos que van del realismo mágico de García Márquez al naturalismo de Roberto Arlt. Abreva en géneros musicales tan disímiles como el flamenco y el jazz. Y atraviesa las disciplinas del circo incorporando técnicas de animación computarizada para lograr rostros de actores con cuerpos animados. Pura simbología -spinettiana al fin-, la nave es El capitán Beto, la comedia musical infantil de Walter Velázquez (su autor y director), que aterrizará mañana y se presentará los sábados y domingos, y en vacaciones de invierno de miércoles a domingos a las 15, en el teatro Nacional Cervantes.

Llegar a buen puerto no fue sencillo: la obra -que protagonizan Alejandro Paker, Ivanna Rossi, Omar Calicchio, Gustavo Monje, Agustín Maccagno, Marcelo Albamonte, Analía Riamonde y Vanesa Butera- un par de temporadas atrás durmió el sueño de los burócratas en algún teatro oficial. Pero ya se sabe que al conjuro del mágico anillo del protagonista -ese que desvelara las ambiciones adolescentes de Velázquez- los sueños se pueden corporizar. "Spinetta me atravesó a lo largo de mi vida No soy un fundamentalista, y además tengo claro que sus canciones no son para una obra infantil", grafica el autor y director, quien también es docente, actor, clown y coach.

Walter Velázquez admite que las melodías y la poesía del Flaco le inundan el alma. "Al pensar en este espectáculo, junto al director musical Gaby Goldman, nos propusimos crear canciones originales que van del rock al rap, al vals y a la épica de la comedia musical. Con coreografías basadas en el flamenco y con artes marciales, en lugar de armar una obra con sus canciones."

Velázquez se inspiró en su compañero de ruta Alejandro Paker, de destacadas actuaciones en obras para adultos -Cabaret, Company, El hombre elefante, Casi normales y, actualmente, Priscilla, la reina del desierto- como en los infantiles -El Principito y Pinocho- para delinear el personaje de Beto. "Walter escribió cosas del Capitán que tienen que ver conmigo, como el valor de la amistad -reconoce Paker-. Como no tengo una familia muy grande, mis amigos son la familia que fui construyendo a lo largo de los años. Y el vínculo afectivo es el motor de esta obra: mi personaje recorre el espacio y hace todo tipo de sacrificio para encontrar el antídoto que salve a su mejor amigo."

Beto es el comandante de la nave humanitaria Invisible, cuya tripulación lleva alimentos y medicinas a los planetas más olvidados de toda la galaxia. Para ello deben sortear frustraciones, miedos y preocupaciones. Cada secuencia está basada en las diversas situaciones que atraviesan los niños: Velázquez apeló a su experiencia como padre (tiene dos hijos; Joaquín, de 14 años, y Felipe, de 8) para recrearlas. Ostenta además un background particular: desde el nacimiento de su primer hijo, sólo ve cine y teatro para chicos. El resultado es, como él mismo define a este musical, una cruza de Toy Story con Marvel.

Para Paker, su protagónico implica un adiestramiento poco común. "La principal dificultad tiene que ver con la combinación de disciplinas. Pasamos de lo clownesco a atarnos y subir, volar y hacer una coreografía flamenca en el aire. Es una tarea de un gran desdoblamiento físico, diferente al lenguaje actoral convencional", considera.

También hay otra dificultad a resolver: la de trabajar simultáneamente en dos espectáculos. "Estoy acostumbrado a esa esquizofrenia", minimiza el Beto pergeñado por Velázquez. Curativo y terapéutico, su cable a tierra consiste en la música. "Me identifica la variedad. Puedo pasar del jazz al pop sin ningún problema. Todas las expresiones musicales me interesan. Actualmente estoy redescubriendo la voz de Mercedes Sosa, una intérprete deslumbrante, a quien nunca le había prestado tanta atención", admite.

SPINETTA, LA REFERENCIA

Además del elenco artístico, completan los rubros técnicos los músicos en escena que dirige Gaby Goldman (piano): Fabián Fazio (saxo, flauta travesera); Laura Molina (trombón), y Fernando García (trompeta). El capitán Beto tiene coreografías de Julieta Cancelli, iluminación de Ricardo Sica, vestuario de Soledad Galarce y escenografía de Ariel Vaccaro. Pero hay un elemento visual distintivo que también sorprenderá. El espectador seguramente asistirá a una experiencia atípica, desde el momento en que vea caras de actores con cuerpos de animación. Ese rubro está a cargo de Giancarlo Pia Mangione, Francisco Corral y Joaquín Zelaya, de DA3 Visuales. Pero nada de esto sería posible si no tuviera como fuente de inspiración la compejidad onírica de las alegorías spinettianas. "Spinetta tiene que ver con mi adolescencia -evoca Paker-. Descubrí su música y su poesía en el momento clave en que empezaba a definirme para dedicarme a la comunicación. Sobre todo un comunicador que trabaja en musicales. Me remite a ese despertar artístico."

Y concluye Velázquez: "Yo no lo conocí, y es una de las deudas que me quedan conmigo. Pero estoy seguro de que si viniera a ver El capitán Beto le gustaría".

Fuente: La Nación

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