Novecento

Novecento, un artista con todo el mar a sus pies

Un bebe abandonado en la sala principal de un vaporetto repleto de inmigrantes a comienzos del siglo XX que crece y se cría a bordo del barco, sin bajar a tierra. Sí, vive toda su vida con el agua bajo los pies. Y se convierte en un gran pianista. Así lo cuenta el italiano Alessandro Baricco en Novecento, un monólogo que escribió para el actor Eugenio Allegri y que desde esta semana protagoniza Darío Grandinetti, con dirección de Javier Daulte, en el Metropolitan Citi.

No es la primera vez que esta fábula sube a escena en nuestro país: tuvo su primera versión en 2003 cuando, poco tiempo después de comprar los derechos, el director Francisco Javier puso el ojo en Jorge Suárez para componer al trompetista que acompañó a Danny Boodman T.D. Lemon Novecento, tal el nombre del músico en cuestión. Durante varios meses, Novecento se convirtió en un éxito del off, llenaba los lunes una pequeña sala del Patio de Actores, alimentada por las recomendaciones de boca a boca sobre la puesta y, especialmente, sobre su único actor. Es que Suárez es de esos que agigantan el escenario apenas aparecen. Expresa el texto con el cuerpo, la voz y el alma y parece no cansarse nunca aunque cante, se mueva o desgrane un parlamento interminable. Algo así como un maratonista en su mejor carrera.

En ese Novecento, el actor de La última sesión de Freud y El método Grönholm, entre otras, ponía a funcionar su maquinaria expresiva en un texto que lo obligaba a tomar aire apenas en el momento en el que sonaba la música. Un año después, la misma dupla (Javier-Suárez) llevaron Seda, otra joyita de Barricco, al teatro. En ese caso, la grandeza -y la buena fortuna- no los acompañó: la obra no tuvo éxito y el resultado fue un tanto olvidable. Esas cosas del teatro.

Fuente: La Nación

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