Martín Rocco


"Tengo proyectos que van más allá del humor"

–¿Cuál es la actividad que ocupa la mayor parte de tu tiempo de ocio?
–Juego al golf, bastante. Aunque la verdad escribo bastante. Estoy armando una obra de teatro. Tengo varios proyectos, armo otras cosas, que van más allá del humor. Pero el golf es mi pasión.

–¿Cuál es la actividad que ocupa la mayor parte de tu tiempo de ocio?
–Juego al golf, bastante. Aunque la verdad escribo bastante. Estoy armando una obra de teatro. Tengo varios proyectos, armo otras cosas, que van más allá del humor. Pero el golf es mi pasión.
–¿Como llegaste al golf?
–Lo vi en televisión hace más de 25 años y me encantó. Esto de estar en el medio de la jungla de cemento, me obligaba a tener ganas de salir caminar un poco al aire libre con verde alrededor, con pajaritos y todas las boludeces de la naturaleza que están tan buenas. Me mandé y me tomó por completo. Esto es como una enfermedad; me hice adicto. ¡Debería haber un grupo de Golfistas Anónimos!
–¿Por qué será?
–Es un deporte de poca confrontación. Es uno contra los elementos: el clima, la cancha. Es una lucha más personal, contra uno mismo.  Además hay muy buena camaradería, así que está bueno también charlar con los demás.
–¿Te ayuda a pensar ideas?
–Sí. Mientras caminás hacia el próximo tiro, tu mente está libre y mirando el paisaje seguro se te mete algo en la cabeza. Tampoco te distraés demasiado pero sí, da para pensar un montón.
–¿Tenés todo el equipo?
–Sí. Al principio jugaba con palos muy antiguos porque no tenía plata y ni sabía qué tenía que comprar. Era horrible: das mucha ventaja cuando no tenés buenos palos. Se usaban, pero eran, para decirlo en francés, una mierda. ¡Cuando empecé a jugar en el '90 usaba palos de 1960, baqueteados! Tenían grip, de donde agarrás, de cuero, de goma dura y pesada. Ahora el material fue mejorando, como con las raquetas de tenis. Ahora son de titanio, con mango de kevlar, por lo que se mejoró mucho la vida del jugador medio, permitiéndole mejorar. De a poco fui comprando y cambiando el equipo, hasta llegar a los que tengo hoy, que me gustan y me resultan súper cómodos. Uno crea esa relación de confianza con su propio equipo.
–Si no hubieses descubierto el stand-up, ¿a que te hubieses dedicado?
–Hubiese seguido en el mundo de la publicidad, o guiones para TV, que es lo que hice antes de vivir de esto.
–Pongámonos filosóficos: ¿Cuál es el sentido de la vida?
–La verdad que no lo sé. Estamos rodeados de cosas que nos hacen sentir que hay un más allá y que hay un sentido espiritual del asunto, como para que no nos peguemos un tiro en el culo a la primera de cambio. Si vos hacés todo esto, te morís y se terminó, es un bajón. Está bueno trascender con el trabajo de uno y alimentarse el alma con fe y esas cosas, pero bueno, luego uno va un entierro y se da cuenta que esa persona no está más y que la vida sigue; no se detiene el planeta porque alguien murió. Por eso creo que la idea de todo esto es pasarla bien lo mejor posible. Reírse está bueno. Vamos por ese camino, entonces. Mientras estoy, disfrutar. Y para hacerlo tenés que poner de vos; ese es el sentido de ponerse a laburar todos los días, porque sino ¿para qué hacemos lo que hacemos?
–¿Qué rol ocupa un tu vida la comida, te gusta cocinar?
–Cocino bastante. Cuando era joven comía cualquier cosa, pero con la edad uno aprende que tiene que cuidar algunas cositas. El azúcar, el colesterol o lo que sea. Tengo días vegetarianos, pero cada tanto armo un buen asado: achuras, provoleta, vacío, bien completo. Pero busco que sea de calidad el producto elegido. Cocino con materia prima que me gusta y sé que es buena. No compro cualquier cosa; busco lo mejor. Me gusta mucho la verdura de hoja: una buena escarola, endivias, rúcula. Siempre con una buena vinagreta, con aceto y miel, con lima que es más suave que el limón, o a veces le pongo queso crema, curry o mostaza. Busco sabores distintos. No me siento para nutrirme y nada más; trato de disfrutarlo. Cocinar tiene esa particularidad de ser una obra de arte que uno hace y después se la come. Es un arte efímero. Pero está bueno tomarse ese tiempito de preparase algo que disfrutás en cada bocado.
–¿Aprobás el uso de marihuana o de alcohol para desinhibir a un comediante que está por salir a escena?
–Es una experiencia muy personal. Yo alguna vez probé con porro y la verdad que pierdo el ritmo por completo y no me sirve. Es divertido, pero quizás con la gente no pasa lo mismo; tenés que estar atento. Hay gente que lo hace, pero no salen beodos o totalmente fumados, sino que necesitan un empujoncito para estar más relajados porque sufren mucho el tema de salir al escenario. Yo hace muchos años que trabajo de esto, así que no lo necesito. Pero te repito, va en cada uno. Lo peor que puede pasar es que te vaya mal y que nadie se ría. Pero no es el fin del mundo. Es mejor estar con todas las pilas ahí, en ese lugar y en ese momento. Para hacer las cosas bien, prefiero estar fresco para ordenarme mejor.
NF

Martín Rocco es un referente del monólogo humorístico contemporáneo, un género que viene cultivando desde hace 20 años y es uno de los más informados sobre el tema en el país. Este viernes 30 presenta 20 años de stand-up, a la medianoche en Velma Café, Gorriti 5520.

Fuente: Tiempo Argentino

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