Festival Internacional de Circo de Buenos Aires


Los extremos del circo

La programación del Festival Internacional circense, cuya 6° edición comenzó anoche, pone en crisis a la misma disciplina

Ayer comenzó la sexta edición del Festival Internacional de Circo de Buenos Aires, ese encuentro anual que organiza el gobierno porteño dedicado al amplio y fascinante mapa del arte circense. Un mapa de fronteras artísticas tan amplio que, por la radicalización de algunas propuestas que ya pasaron por el festival, termina cuestionando a la misma "categoría circo".

Si como muestra basta con un botón, el festival tuvo su previa con los australianos de la compañía Circa. Presentaron un espectáculo que llamaron S. Aquel maravilloso montaje podía interpretarse como una propuesta de danza acrobática de tono minimalista que circulaba muy por fuera de los cánones más tradicionales de la disciplina circense, tan ligada a la demostración de la proeza. Como ha sucedido con otros creadores que han pasado por el predio de Polo Circo (Johann Le Guillerm, Phia Menárd, Camille Boitel), sus creaciones están tan llevadas al límite que, en una saludable confusión, hace trastabillar al mismo sentido común y su pulsión etiquetadora del arte.

En esto de los corrimientos, los israelíes de OritNevo ON Contemporany Circus, desde mañana presentarán Somewhere and nowwhere. En la obra, combinan las artes del circo con la actuación, textos propios, música y video. A juzgar por las imágenes, es todo un número puesto del festival entre la batería de 16 espectáculos, extranjeros y nacionales, que forman parte de la grilla.

Y como tanto afuera de nuestras fronteras como en nuestro país la formación circense alcanzó nivel universitario, algo impensado para aquellos artistas de circo que nacieron en carpas y que iban de pueblo en pueblo, los 13 graduados de la Diplomatura en Artes Circenses de la Universidad Nacional de San Martín presentarán ADN Algo de Nosotros, con la dirección de Gerardo Hochman (todo un referente local). Del otro ámbito académico, la Universidad Nacional de Tres de Febrero, presentará Reprise.

Dentro de la oferta de este encuentro cuya sede central son las carpas ubicadas en Garay y Combate de los Pozos (hay otras 14 sedes en distintas partes de la ciudad, en un abanico que va desde teatros y centros culturales a espacios públicos), el investigador francés y director de circo contemporáneo Jean-Michel Guy presentará desde el lunes una conferencia performática que decidió llamar Circonferencia.

Recién bajado del avión, dice: "Cada una de las Circonferencias, ya tenemos cinco, hace eje en una disciplina del circo. La que presentaremos en Buenos Aires está dedicada a la cuerda y se llama Acorda! [¡Despierta!]. Dura 90 minutos. La primera parte está compuesta por reflexiones mías y, el resto, por un espectáculo en el cual intervienen dos artistas brasileños y una acróbata finlandesa. La idea es volver a la base del circo como arte reparando en cada una de sus disciplinas para reflexionarlas, para analizar su esencia. Se habla de cuestiones técnicas, pero también filosóficas, políticas y artísticas".

Así planteado, y si bien este investigador y creador vuelve a las raíces del circo, el formato de una conferencia performática es de absoluta contemporaneidad. "Es cierto -reconoce-. La idea es que, por ejemplo, el espectador reflexione sobre la función de la cuerda en el circo. Es como volver a las inicios y, también, una manera de enseñar al público, de darles elementos, de ver al circo desde otra perspectiva. El otro objetivo es que el artista se dé cuenta de la riqueza de su propia disciplina. Y como el espectador está muy cerca de la acción en medio de un ámbito escénico circular, el diálogo que se establece entre los performers y la gente es inevitable. Y aunque todo tenga cierta pátina como de algo serio, analítico; la situación en sí misma tiene mucho humor."

EN REFLEXIÓN

Jean-Michel Guy considera que la categoría circo está en tiempos de crisis, de reformulación permanente. "Por suerte es así -apunta-. En Europa hay muchas compañías y autores que buscan la originalidad. La ecuación de calidad más originalidad da como resultado la diversidad. Como consecuencia, muchos autores cruzan al circo con el teatro, con la arquitectura, con la danza, con las artes visuales. A tal punto lo hacen que ya no se sabe en qué categoría encuadrar eso que hacen. Hay algunos artistas cuyas búsquedas en sus propias disciplinas son tan radicales que se ubican en una zona de mixtura de lenguaje artístico que, inevitablemente, confunde. Bienvenida esa confusión."

Da una ejemplo: Jörg Müller, un malabarista alemán radicado en Francia, hizo una experiencia de malabar en el aire en estado de gravedad cero. "Ya ves... la disciplina está tan llevada al límite que el espectador deja de reconocer la imagen interna que tiene del circo. Pero no hay que temerle a esto porque es adentro de la crisis en donde el arte se desarrolla de manera más potente. Por otra parte, el público se da cuenta de que está frente a una disciplina en constante transformación, frente a búsquedas que van en distintas direcciones. Si el cine está lleno de géneros propios, ¿por qué no el circo? La fotografía no mató a la pintura. El cine no mató al teatro. La danza contemporánea no mató a la clásica. Y el circo más experimental no tiene por qué matar al tradicional."

Guy considera que la imagen de ese circo es muy fuerte porque está asociada a los niños y a los valores familiares más tradicionales. "Eso es así en todos lados, pero las cosas evolucionan -sostiene-. En Europa esa evolución se dio gracias a una política cultural muy fuerte que brindó y subsidió espacios a los artistas de circo para desarrollarse. El dinero público es la garantía del riesgo artístico. Como consecuencia de esa política cultural aplicada a lo largo del tiempo, el circo contemporáneo tiene, desde hace ya unos 40 años, un espacio propio. Así es como está ese público que sigue la tradición y en esa misma familia hay integrantes que están pendientes de sus versiones más experimentales, más renovadoras".

Coexistencia en la diversidad, parece ser la consigna. La consigna de esa hipotética familia que comparte afinidades artísticas opuestas y complementarias de un mismo arte de raíz popular y de propuestas más elitistas. A juzgar por la programación, la consigna también de la sexta edición del Festival Internacional de Circo de Buenos Aires en la cual, durante estos días, convivirá las conferencias performáticas de este investigador francés junto, por ejemplo, a Nímades, el espectáculo de la compañía del Circo Social del Sur, una ONG dedicada al arte del circo como estrategia de transformación y desarrollo social y personal.

O sea, el circo, su tradición, su crisis, su diversidad, su transformación permanente.

DEL CIRQUE AL POLO CIRCO

Los cuatro son bien nacionales y bien internacionales ellos. Con trayectorias diversas, fueron parte de distintos espectáculos del Cirque du Soleil. De joven, Gabriel Chamé Buendía fue uno de los integrantes del mítico grupo El Clu del Claun. Un día terminó como clown de Quidam. La semana próxima presentará Othelo, en el Festival. Matías Plau se formó con Gerardo Hochman. Como su colega, durante años también fue parte del Cirque (trabajó en dos obras). En estos días del festival, está presentando un trabajo de intervención urbana que llamó Aviadores. En la noche de gala estará el Clown Martini (ex Saltimbanco) y uno de los talleres se realizará en la escuela de Gastón Elie (Alegría). Del Cirque al Polo, con escalas.

FESTIVAL DE CIRCO

Programación, http://festivales.buenosaires.gob.ar/polocirco/

Precios, internacionales de 40 a 90 pesos; nacionales, gratis.

Fuente: La Nación

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