Lluvia de plata


Plata, absurdo y buenas actuaciones

La obra del autor francés Sébastien Thiéry plantea una comedia llena de juegos actorales con situaciones que provocan risa y desconcierto. La historia ocurre con velocidad y se sostiene en la acertada elección de elenco.

Un conflicto simple, que puede despuntar lo peor de la condición humana. Ese podría ser el mensaje de la obra Lluvia de plata, escrita por el francés –muy de moda en esta época– Sébastien Thiéry y que ahora se presenta en el teatro comercial porteño. El autor creó un problema claro y contundente: un matrimonio de clase media acomodada, de profesionales, sin hijos, socialistas y mundanos, recibe sin explicación una enorme cantidad de dinero. Desde ese momento, se desatan una serie de situaciones absurdas que terminan de manera inesperada. La propuesta funciona como una comedia de puertas, que juega al límite de lo creíble y despliega un material interesante para que los actores se pongan a jugar.
La versión porteña de Lluvia de plata cuenta con la dirección de Arturo Puig, el segundo espectáculo que dirige en su carrera. Una de las virtudes del director está en la elección de los actores: Muriel Santa Ana, Luciano Cáceres, Guillermo Arengo y Luciana Lifschitz son artistas con mucho oficio, que pueden ofrecer una actuación lúdica y, por momentos, bizarra, sin caer en estereotipos aburridos.
En la obra, las acciones se suceden con cierta velocidad y en poco tiempo vemos cómo el equilibrio de esta pareja de burgueses, que viven bien, pero que necesitan salir a trabajar, se ve afectada por fajos de dinero que aparecen, sin explicación, en distintos sectores de la casa. Desde la dirección, Puig refuerza lo absurdo del planteo cuando resalta con la música y la iluminación el cortocircuito que genera la aparición de los billetes.
Las actuaciones están pensadas como máscaras de los personajes: Cáceres, como el anestesista cansado de no ser reconocido en su trabajo, que ante la llegada de la plata consume sin prejuicios, gasta de manera excéntrica y se olvida de sus principios socialistas; Santa Ana, como su esposa y la fuerza de choque a la actitud de su marido, que intenta poner un freno a sus gastos compulsivos y se pregunta de dónde viene la plata; Lifschitz, como la empleada doméstica italiana, su rol parece sacado de un sainete y Arengo, con uno de los personajes más desfasados. Acostumbrado a trabajar roles dramáticos profundos, esta propuesta lo ubica a Arengo como un loco, que ingresa a escena violentamente y tiene que accionar de manera desbordada y con poca justificación. Lo resuelve con oficio y es divertido verlo todo colorado, asustando a esta pareja.
Después, el final –que tanto insisten en no contarlo– resulta forzado, si no se tiene en cuenta que la obra es un absurdo de situaciones que pretenden lograr la risa, con un buen timing de actuaciones excéntricas. En ese sentido, Lluvia de plata cumple con las expectativas.   «


Autor: Sébastien Thiéry. Dirección: Arturo Puig. Elenco: Muriel Santa Ana, Luciano Cáceres, Guillermo Arengo y Luciana Lifschitz. Teatro: Multiteatro.

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