Es un sentimiento


Sobre tensiones y el gen argentino

En su nueva obra que se presenta en la sala Andamio 90, Bernardo Cappa echa mano a la dramaturgia, la dirección y hasta actúa en su propia creación. Un elenco potente para una historia que invita a la reflexión.

Un ambiente familiar. Una casa de barrio en la cual la mesa del patio tiene un mantel de colores, se toma mate con galletitas con mermelada y se escucha la radio. En ese clima, Bernardo Cappa despliega su historia: la posibilidad de que transcurra un día argentino de fútbol, asado y truco. Pero la condición humana hará que fracase cualquier plan.
El teatro de Bernardo Cappa tiene varios puntos interesantes: la construcción de conflictos paralelos que buscan descifrar algo del gen argentino, los ambientes y formas de actuación naturalistas que, presentados en  el teatro, se elevan e invitan a la reflexión y la constante del humor, que entre la  acidez y la ironía, convierte situaciones de la vida real en un espejo social.
La primera imagen del espectáculo Es un sentimiento muestra, en pocos minutos, la base de su estética. En el patio de una casa familiar, una señora toma mate y escucha, en la radio, los comentarios de periodistas deportivos sobre la situación del club de su barrio, Almirante Brown. El relato pasional, combativo y, por momentos, absurdo de los periodistas reproduce procedimientos clásicos de los comentaristas de fútbol, pero que –presentados en esa escena y con los guiños de la señora  a cada palabra– se vuelven una parodia sutil.
Enseguida llegan los otros personajes a esa casa, y avanza la historia que con el paso del tiempo sólo se pone mejor. Una familia de barrio que quedó en el medio de una disputa entre los barrabravas del club y sin buscarlo –por esconder en la casa la bandera de una facción de la barra– terminan formando parte del negocio más marginal del fútbol. Justo el día que parece que todo va a estallar, llega uno de los hijos de esta mujer, un publicista que hace años vive en Noruega y trae a su novia extranjera para que conozca la mística del fútbol y el asado en su barrio de La Matanza.
De esta forma, avanzan varios conflictos a la vez: lo que pasa afuera de la casa (se construye todo un universo de peleas y tensiones en la plaza pública, que nunca se ve, pero se visualiza a través del relato de los actores); las tensiones culturales entre la novia noruega a quien hay que explicarle la idiosincrasia argentina; el esnobismo del chico recién llegado que mide la forma de vivir de su familia según los parámetros de Noruega (se luce Guido Losantos y es un gran momento cuando no le funciona la conexión de Internet y dice: "¡Siento que estoy en Perú!") y el exquisito choque social entre la noruega y el barrabrava, interpretado por Fernando De Rosa, un actor que trabajó otras veces con Cappa y quien, en esta pieza, se hace cargo de los momentos más dramáticos. De Rosa maneja con habilidad el límite entre el estereotipo del barrabrava y el sentimiento más humano de una persona que ama fielmente a su perro y defiende a su familia. Sus diálogos también tienen la carga más metafórica del texto de Cappa, construido por imágenes duras y sintéticas sobre el honor y la muerte.
 Cappa echó mano en la dramaturgia, la dirección y hasta actúa en su propia creación. Sin embargo, la historia, la forma en la que está contada y las actuaciones son tan potentes, que apenas notamos que cada momento está digitado por un director. Es un sentimiento sucede y, eso, es un logro difícil de alcanzar.  «


Es un sentimiento. Autor y director: Bernardo Cappa. Elenco: Fernando De Rosa, Bernardo Cappa, Berik Eik, Maia Lancioni, Guido Losantos, Cristina Maresca.

Fuente: Tiempo Argentino

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