Teatro IFT


Una sala perdida en su laberinto

Un grupo de artistas y militantes –llamado Movimiento en Defensa del IFT y del Teatro Independiente– se reunió en la puerta de la Legislatura porteña. Se busca declarar al teatro patrimonio cultural en una “movida multipartidaria”.

Las dos versiones sobre el futuro del Teatro IFT siguen sin encontrarse. Ayer, un grupo pequeño de artistas y militantes –llamado Movimiento en Defensa del IFT y del Teatro Independiente– se reunió en la puerta de la Legislatura porteña. “Prohibido estacionar en el IFT”, decían las pancartas. Buscan frenar el proyecto de la Comisión Directiva de la histórica sala de construir un estacionamiento en el subsuelo para venderlo y salvar al teatro de una deuda de más de 2 millones de pesos. Cuatro legisladores –Alejandro Bodart, Gustavo Vera, Marcelo Ramal y Pablo Bergel– escucharon a los manifestantes y, en plena calle, empezaron a barajar otras posibilidades, en pos de cuidar un edificio emblemático.

Los manifestantes sospechan que hay intenciones de modificar la estructura interna del legendario Idisher Folks Teater y que, por ende, peligran la Sala 1 (con capacidad para 600 personas) y su importante escenario giratorio. Un reciente comunicado de la CD niega esto. Aun así, el proyecto del estacionamiento genera discordia. La semana pasada, Susana Rinaldi (Frente Progresista y Popular) sugería que éste era un primer paso para “la entrega” del teatro. La responsable de que la sala haya sido declarada de interés cultural estaba ocupada ayer, pero hizo llegar su respaldo al Movimiento. También estuvo la ex diputada kirchnerista María José Lubertino. La charla se repetirá el martes a las 15 en la Legislatura. Se habló de la alternativa de declarar al teatro patrimonio cultural, con lo cual el proyecto de las veintidós cocheras quedaría trunco: el edificio no se podría tocar. En ese caso habría que ver cómo salvar al teatro de la difícil situación económica que atraviesa.

Hay legisladores que apoyan la decisión de los socios del teatro. Cien de ellos determinaron en asamblea que se construya un estacionamiento en el subsuelo, donde hay salas y camarines. Pablo Ferreyra, Edgardo Form, Aníbal Ibarra y Juan Carlos Junio figuran en la lista de adhesiones a la renovación edilicia, en la que también hay personas e instituciones del mundo de la cultura: Agustín Alezzo, Lizardo Laphitz, Malena Solda, Jorge Marrale, Claudio Tolcachir, Ricardo Darín, Alejandra Darín, TeatroxlaIdentidad, Centro Cultural de la Cooperación y más. Personas del mismo signo político evidencian posturas opuestas. Ayer, el Movimiento en Defensa del IFT se dirigía a la Asociación Argentina de Actores para acercar posiciones.

El martes, un comunicado firmado por Jacobo Aisemberg, presidente de la CD del IFT, aclaró –por fin– las dudas respecto de la sala principal: “Se mantendrá intacto el actual escenario y se salvaguardará la capacidad de la platea”. Hasta hace poco, el plan de reformas era muy confuso. En el documento se habla de la renovación de las salas, de los baños, de la instalación de aparatos de aire acondicionado, de la construcción de un bar y de un salón de usos múltiples en la terraza. Una semana atrás decían que estaba la posibilidad de negociar el espacio aéreo. Se anticipa que los camarines serán reubicados y que el nuevo esquema de salas ampliará la capacidad actual de espectadores. El comunicado advierte que las cocheras afectarán, únicamente, el sector de una de las boleterías y no el hall de entrada.

Por el momento, los trabajadores despedidos no cobraron su indemnización que, supuestamente, iba a salir –en parte– de los bolsillos del empresario Miguel Rottemberg. En la puerta de la Legislatura se pidió por la reincorporación inmediata de los ex empleados y por un informe de las finanzas del teatro (cosa que ya solicitó Rinaldi). Estaba presente el Frente de Artistas y Teatristas Independientes Organizados. Mientras los manifestantes hablaban de “vaciamiento” y “especulación inmobiliaria”, los legisladores porteños comenzaron a pensar alternativas. “El martes invitaremos a más legisladores, a sectores de la comunidad judía y a artistas”, anticipó el diputado Bergel (Verde Alameda). “Se puede declarar al teatro patrimonio cultural o ir por la vía judicial, con un amparo, para bloquear el peligro de intervención sobre el edificio”, sostuvo. En tal caso, coincidió con Lubertino, “habría que buscar salidas para el financiamiento del teatro. Al Incaa le puede interesar”. Según la ex legisladora, “esto se enmarca en una política de abandono de la cultura de (la administración de) la ciudad de Buenos Aires, en lo simbólico y lo edilicio. No hay derechos absolutos. El derecho de la propiedad tiene restricciones impuestas por la vigencia de otros derechos. No se pueden tirar abajo teatros. Alguna modificación se puede hacer para buscar mejor rentabilidad, pero no autoritariamente”. En la reunión, dijo, quieren escuchar la opinión de los propietarios de la sala. Héctor Bidonde, asesor de Bodart, apuntó que el IFT está endeudado, principalmente, con organismos del Estado (como la AFIP). “Asumimos el compromiso de dialogar con la Secretaría de Cultura de la Nación, con el Incaa y la DAIA”, añadió Lubertino.

“La Comisión Directiva del IFT está tomando un camino pragmático, casi antidemocrático, comercial. Se va al demonio la tradición”, criticó Bidonde, que en la conferencia de prensa que brindó la CD el 5 de marzo se quedó afuera. No lo dejaron pasar. Por su parte, Bodart (MST) cuestionó al macrismo: “Su política es que vayan desapareciendo las salas independientes”. Dijo que impulsará el proyecto de declarar al teatro patrimonio cultural, en una “movida multipartidaria”. “Pero eso tiene que ir acompañado por subsidios del Estado porque, si no, el teatro puede terminar quebrando”, concluyó.

Fuente: Página/12

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