Germán Kraus y Marta Bianchi: Negro y blanco y sangre


"En el escenario no te puede pasar nada"

Dos grandes actores trabajan por primera vez juntos y estrena mañana la comedia Negro y blanco y sangre en el Teatro Premier.

Marta Bianchi y Germán Kraus se conocen desde hace mucho y se admiran mutuamente. Dicen que alguna vez tuvieron la intención de trabajar juntos, pero los proyectos personales hicieron que cada uno tomara su propio camino profesional y recién  ahora pudieron vivir la experiencia de intercambiar diálogos sobre un escenario. Serán los protagonistas de Negro y Blanco y Sangre, una comedia veraniega que hará temporada en Buenos Aires y en la que ellos son madre e hijo.
Se reconocen amigos, y son tan complementarios que hasta les pasan las mismas cosas. Es una tarde calurosa, en pleno barrio de Palermo y los actores llegan a la sala con un mismo inconveniente: ¡A ambos se les cortó la luz por las altas temperaturas! Mientras fuma un cigarrillo convidado, Bianchi ahoga penas en un vaso de limonada fresca, preocupada por las comidas caseras que tiene recién preparadas en su freezer y no sabe si resistirán. Kraus, un poco demorado, pero bastante bastante más resignado que su colega, cuenta a carcajadas que ya lleva seis días sin luz.

–¿Cómo hacen para concentrarse en el escenario cuando pasan estas cosas?
Bianchi: –Eso es justamente lo terapéutico del teatro.
Kraus: –Con los años, los lugares que provocarían estrés o pánico, es donde uno está mas cómodo. Arriba del escenario es como que estás en una burbuja donde no te puede pasar nada y te sentís protegido.
–¿Qué fue lo que más les atrajo de esta obra?
K: –Que implica un riesgo. No es la comedieta de verano convencional, que mal o bien sabés de qué viene. El mío es un señor lamentablemente reconocido. Es más, tengo varios amigos, en los que me inspiré. Se planta desde un lugar muy hipócrita y cínico, no puede tener tanto desparpajo.
B: –A mí me gustó el personaje, una abuela que es la que desarrolla el conflicto central y que es mucho más liberal que toda la familia. Es puro sentimiento, no tiene filtro y vive la vida con naturalidad pero con sentimientos más nobles. Hace bastante que no hacia comedia y me atreví a tomar el riesgo.
–¿Se identifican con estos personajes?
B: –Identificarnos creo que no, pero le ponemos el instrumento. El cuerpo, la voz, las actitudes. En lo personal, el grado de ingenuidad que tiene mi personaje me encanta porque la lleva a hacer cosas que no son esperables. Todo lo hace con naturalidad y buenos sentimientos.
K: –Es poner en juego las diferentes memorias de uno, porque tiene partes negras. Creo que mi personaje no se reconoce en falta. Es así. Vive en ese mundo.
–Están encarando una comedia veraniega, ¿se trabaja distinto que en sus comienzos?
K: –Siempre dije que el día que me varíe demasiado la intención de cuando me subí por primera vez a un escenario, ese día dejo de trabajar. Me sigue pasando lo mismo, sigo trabajando lo mismo y me preocupa tanto la comedia veraniega como si estuviéramos en el Teatro San Martin. Le doy el mismo trabajo y me da las mismas satisfacciones.
B: –Una cosa resulta cuando los actores tienen el mismo compromiso. La comedia no es más fácil, es bien difícil de hacerla. Parece que fuera más serio hacer drama, porque en general el drama está más basado en historias y la comedia está basada en situaciones. A veces los actores en la comedia la basan en su comicidad personal. Yo no, no soy una cómica, soy una actriz y puedo jugar cualquier situación. Uno hace con el mismo compromiso un Shakespeare que una comedia liviana.
–¿Les gusta más la comedia?
Bianchi: ¡Me gustan los buenos productos! Nada más.
K: –Es que si analizás las comedias, se acercan más a la realidad. Una comedia es un drama contado dos meses después.
–¿En qué momento de sus carreras los encuentra esta obra?
B: –Creo que uno con los años va agregándole a todo la experiencia personal. Vas viviendo experiencias que te llevan a hacer más ricos tus personajes. Cuando sos jovencito te faltan vivencias. Con los años se va perdiendo el atractivo físico y se desestima la experiencia, porque generalmente los protagonistas son jóvenes. En la vida como actor te vas dando cuenta que tu instrumento cada vez tiene más cosas para ponerles a los personajes.
K: –Siempre y cuando se siga con la premisa de trabajar en serio. El peligro está cuando dicen "tiene oficio". Ojo con la palabra "oficio", porque está mal usada. El actor que está cansado y labura con clichés dice tener oficio, pero actúa sin matices y sin colores. A mí, gracias a Dios, me pasa lo contrario: es seguir jugando pero de una manera distinta, sin tantas presiones. Hemos trascendido lugares que muchas veces conspiran contra el actor, como el éxito y la popularidad.
–¿Cómo se llevan con el éxito y la fama, entonces?
K: –Ya fuimos felices con todo eso. Ya me han roto el saco, ya firmé los autógrafos, y ahora me toca disfrutar arriba del escenario.
B: –A mí me interesa el aquí y ahora. Siempre fui una trabajadora, nunca hice nada de taquito y cualquier propuesta me pone igual de nerviosa que el primer día. Salen mis inseguridades en el momento. Investigo, estudio y ese camino de búsqueda me hace feliz. Si después viene el éxito, fantástico. Si no, la pasé bien igual. Yo soy actriz, no sé hacer otra cosa. Tuve la suerte de empezar haciendo papelitos, después ser damita joven, ser primera actriz y ahora una actriz grande con prestigio, trayectoria que conoció el éxito y el fracaso. Como es la vida misma.
K: –Es un buen momento para nosotros. Actoralmente creo que es el mejor momento, porque uno está compenetrado con lo que hace, no con los resultados. Se goza mejor y el archivo personal que uno fue acumulando le da a los personajes otros colores y matices.
–También está el mérito de seguir vigentes después de tanto archivo personal
B: –El éxito de una actriz nunca es el momento, sino llegar a viejito trabajando y haber recorrido todo. Pienso que soy una persona de muchísimo éxito, aunque haya éxitos que tienen más que ver con lo personal.
–¿Se vive distinta la temporada teatral en Buenos Aires?
B: –Yo hice mucho teatro en Mar del Plata y se hacían dos funciones todos los días. Sufría mucho porque me gustaba ir a la playa y no podía. Cambió la cultura. En Nueva York la gente va al teatro dos veces por año; allá se vive del turismo en teatro. En  el momento en que viene mucho turismo acá, el teatro anda mejor.
K: –A mí me pasó lo mismo hasta que entendí que uno no iba de vacaciones. Entonces, las últimas temporadas que hice dije "estoy trabajando" y entendí que hay otros horarios y otros descansos. La oferta cada vez es mayor y mejor.
–¿Cómo ven ustedes a los comediantes que los sucedieron?
B: –Me alegra que cada vez vengan más preparados. Cuando empecé en la profesión, fui a la Escuela de Arte Dramático y los actores, en general, venían mas basados en la experiencia. A los que habíamos estudiado nos miraban raro. Ahora cada vez vienen generaciones con más talento, porque hay más escuelas también, más autores, más directores. Hay más competencia.
K: –¡Y más posibilidades! Antes solamente estaba el teatro comercial. Ahora cualquiera arma una cooperativa y tiene la posibilidad de mostrar lo que sabe hacer. Tienen que prepararse para seguir creciendo. Es una profesión que, como el instrumento es el cuerpo de cada uno, se necesita esfuerzo. Lo puede hacer cualquiera, pero siempre que se esfuerce.
B: –El que no se prepara, no sirve. Ya no basta con ser perito mercantil para acceder a un trabajo convencional, porque se necesita estudiar. Esta es una profesión larga y uno quiere hacerla durar. El éxito de seis meses no significa haber mamado el teatro.   «


las actividades paralelas
Germán Kraus es señor de un solo proyecto por vez. "Es que me gusta disfrutar el momento", se excusa el actor que después de tres años ininterrumpidos de temporada en Mar del Plata, decidió sentar bandera en Buenos Aires. Si bien no tiene otros trabajos en agenda para lo inmediato, sus días están ocupados con su propia escuela de actuación en la que despunta el vicio de la docencia.
"Yo no podría enseñar porque a mí me falta mucho por aprender todavía", retruca Bianchi, que también tiene otra ocupación. Desde hace unos años se dedicó a trabajar por los derechos de las mujeres, el lugar de la mujer dentro de la cultura y desde la ONG La Mujer y el Cine, con los concursos de cortos que hacen cada dos años.



negro y blanco y sangre, una historia llena de rubios
Negro y blanco y sangre es la historia de una familia sin problemas económicos, en la que todos son rubios, bellos y aparentemente perfectos. Salvo la mucama que es morocha, sencilla y supuestamente feliz. La obra estará en cartel en el teatro Premier desde el 3 de enero, con las actuaciones de Miguel Habud, Paula Volpe, Emiliano Rella, Sabrina Olmedo, Silvina Scheffler y la dirección de  Carlos Evaristo.
Todo transcurre en una fiesta. Una fiesta de casamiento donde una rubia y un rubio se casan y desean formar una familia con hijos hermosos y rubios. Los padres de la novia, también rubios, ocultan un secreto oscuro del pasado y buscarán que la madre rubia del padre rubio de la novia rubia, o sea la abuela muy rubia, confiese un  apasionado romance negro, vivido intensamente y que hace peligrar el color blanco de la piel de los hijos de los hijos de los hijos del resto de la familia rubia. La mucama, morocha,  que asiste a la familia rubia, es tan simple que desentona entre tantos rubios.
"Es una comedia distinta, pero para que la gente la pase bien, con un humor distinto. Si bien el cometido principal es divertir, es una mirada sobre gran parte de la sociedad que no tienen códigos sobre la moral y se muestran muy normales y decentes. Cuando llega una circunstancia que los pone a prueba, evidentemente, encuentran un discernimiento de la moral que hasta resulta gracioso por lo loco", define Kraus.

Fuente: Tiempo Argentino

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